El turismo hizo historia durante enero en Bariloche
Todos los indicadores superaron cualquier promedio prepandemia. Hubo embotellamientos y largas filas para comer o sacarse una foto con un paisaje, pero no se llegó a un colapso.
Turistas caminando a paso lento por la calle Mitre o por el Centro Cívico, haciendo cola en algunos restaurantes y hasta para tomarse una fotografía con las letras gigantes de Bariloche en la playa. Filas kilométricas de autos en las avenidas Bustillo y Pioneros. También en el ingreso a la ciudad. Falta de pasajes para viajar a Villa La Angostura o El Bolsón de manera inmediata, colectivos atestados de pasajeros y poca oferta de autos en alquiler. La lista continúa.
A pocos días de llegar a su fin, enero se convierte en un mes récord para la ciudad cordillerana. El 97% de ocupación se reflejó en los alojamientos, comercios, paseos, excursiones y playas. Pero también en localidades cercanas, como Dina Huapi que ya registraba un excelente nivel de ocupación que mejoró aún más con los visitantes que llegaron sin reservas y no encontraron disponibilidad en Bariloche.
Martín Lago, referente de la Asociación Hotelera Gastronómica de Bariloche y del Emprotur, aseguró que el promedio de ocupación en enero fue “claramente superior a un verano promedio prepandemia”.
Recalcó que a las 30 mil camas habilitadas de la oferta hotelera, se suma un 10% -otras 10.000- “en la informalidad”. “Esta oferta es enorme y no se la detecta abiertamente. Muchos barilochenses han alquilado su vivienda familiar. Hacen un combo y alquilan auto con casa que promocionan en las redes sociales de otras ciudades. Hay ofrecimientos por toda la ciudad, desde la zona del cementerio hasta el Llao Llao”, dijo Lago.
Los prestadores turísticos coinciden en que el programa Previaje ayudó a estimular la demanda ya que Bariloche concentró la mayor cantidad de compras en todo el país, superando incluso a la costa atlántica bonaerense. La pandemia y las complicaciones para viajar al exterior también incidieron en la elección del destino.
A pocos días del inicio del verano, las autoridades de Bariloche ya advertían a los turistas para que no se arriesgaran a viajar sin reservas. Si bien el aviso dio resultados y no se registraron inconvenientes, hubo varias consultas en la Oficina de Informes Turísticos por parte de familias que, al desembarcar en la ciudad, no encontraron disponibilidad. “Afortunadamente, no se vivió lo que vimos en el invierno 2006 o 2007, cuando la gente dormía en su auto en el Puerto San Carlos, con el motor encendido para no morir de frío. Ni vimos carpas en la banquina de Bustillo”, destacó Lago.
Recalcó que desde hace tres años, los prestadores turísticos trabajan en forma coordinada con la Secretaría de Turismo de Bariloche. De modo que ante cualquier requerimiento de alojamiento, los privados informan de inmediato sobre las camas disponibles. “Eso ayudó a tener siempre o casi siempre una respuesta para los turistas”, indicó.
Los hoteleros resaltaron que el público se volcó principalmente al transporte público, a las bicisendas, los circuitos de caminatas y las playas públicas.
Según el director de Tránsito de Bariloche, Carlos Catini, la gran cantidad de visitantes se ve reflejada a toda hora en la congestión vehicular. “La problemática vial se traslada a la zona cercana a los lagos. Por eso, incorporamos preventores, personal entrenado destinado a las playas, a fin de ordenar y colaborar en el tránsito”, puntualizó.
Dijo que ya no puede hablarse de “una hora pico” ya que “el colapso se da desde 10 a 19 o 20 horas, especialmente los días lindos. Tenés hileras desde el Monolito hasta el kilómetro 15. La línea 20 circula a pleno, pese a que pusimos refuerzos. No da abasto”.
En el parque Nahuel Huapi también se sintió la gran afluencia de visitantes. Las autoridades recomendaron a los visitantes informarse respecto de alternativas de circuitos “menos concurridos”, respetar las indicaciones de cartelería en los sitios de estacionamiento, sendas y áreas habilitadas, la prohibición de fuego y el registro de trekking.
Uno de los sectores que colapsó casi a diario fue el lago Mascardi, desde Pampa Linda al glaciar Ventisquero Negro y la base del cerro Tronador. “En este tramo -recalcaron desde el parque-, el embotellamiento generado por vehículos estacionados a ambos lados de un camino ya de por sí angosto genera riesgos. También imposibilita el paso de vehículos de emergencias, sumado al malestar lógico de los visitantes por las demoras en los desplazamientos”.
En el sector del lago Gutiérrez, al ingreso a la senda de Playa Muñoz y el refugio Frey también se saturó el camino vehicular. En este caso, se suma la presencia de vehículos con trailer para embarcaciones que usan la bajada pública al lago.
El sector de los pozones en El Manso fue otro de los lugares más elegidos por los visitantes. Desde el parque informaron tareas de mejora en el sendero que arranca en el camping Coihunco ya que presenta sectores de riesgo por derrumbes. A raíz del incendio, se realizó uno de los cortafuegos preventivos y ahora se trabaja para despejar los troncos peligrosos y mejorar la traza del camino.
Durante varias noches, la cola de personas que aguardan una mesa para comer en el emblemático restaurante La Fonda del Tío, a diez cuadras del Centro Cívico, llegó casi hasta la esquina. “Es una excelente temporada. Atípica. Trabajamos mucho con residentes y turistas, aunque en esta época, el barilochense se guarda un poco más porque sabe que, con tanta gente, quizás tendrá mucha espera”, confió Lucas Longhi, uno de los dueños.
Contó que los días fríos y lluviosos, “a las 20 ya hay gente haciendo fila. Los días lindos, en cambio, aprovechan a pasear y comen más tarde”. “La mayoría llega por el boca en boca o porque nos sigue en las redes. Ya se sabe que tenemos buena cocina y precios baratos”, resaltó el hombre, mientras asiste a la gente que ingresa al local en las mesas disponibles.
Con un promedio de 18 vuelos diarios en el aeropuerto internacional de Bariloche, los expertos en turismo aseguran que no alcanza y esto ralentiza la llegada del público extranjero.
“Buenos Aires tiene mucha actividad con todos los extranjeros que llegan a Ezeiza, pero cuando quieren tomarse un vuelo de cabotaje, no encuentran butacas a la venta. O precios muy amigables. Hoy, Bariloche recibe mayor cantidad de vuelos de todo el país. Pero aún así estamos 10 vuelos diarios abajo de lo que necesitaríamos”, consideró Lago.
El fenómeno se expandió a Dina Huapi
Dina Huapi, ubicada a sólo 17 kilómetros de Bariloche, inició el mes de enero con un 80% de ocupación que llegó al 100%, durante los últimos días. Con 525 camas habilitadas, esta localidad ya se posiciona como destino emergente que conjuga cordillera y estepa.
La secretaria de Turismo de esa localidad, Verónica Montero, confirmó que la última semana recibieron muchas consultas de alojamiento en la Secretaría -y a través de las redes- por parte de visitantes que arribaban a la región sin reservas y sin conseguir alojamiento en Bariloche.
“De todos modos, la gente ya conoce el destino y nos busca. Muchos vienen a pasar una semana en familia, sabiendo que tienen tranquilidad, playas de acceso público, bicisenda y calles de tierra: distanciamiento natural”, destacó la funcionaria.
Según Montero, la campaña de promoción durante la Feria Internacional de Turismo influyó en gran medida en el interés por Dina Huapi. “Mucha gente no nos conocía y pocos días después, los prestadores nos informaron que lograron completar sus reservas de forma anticipada”, expresó. La expectativa se mantiene para febrero, con un alto nivel de reservas y escasa disponibilidad.
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