Una semana en Las Grutas: de Punta Perdices a El Sótano, una propuesta por día
En el Golfo San Matías la naturaleza es tan generosa que hay mucho para descubrir. Te proponemos un recorrido desde las playas de Puerto San Antonio Este a las del sur de Las Grutas, pero no todo pasa por la arena y el mar. ¿Venís?
Si llegaste a Las Grutas y estás planeando aprovechar al máximo las vacaciones, hay muchas opciones para tener en cuenta, que le sumarán emoción a los días de playa. Desde conocer rincones y lugares únicos hasta animarse a disfrutar a pleno del mar, incorporando deportes náuticos a la tradicional visita a la costa. La idea es que la estadía en el balneario se nutra con experiencias que le aporten un giro distinto al verano, sobre todo para aquellos que suelen viajar al destino año a tras año, o ya lo conocen y sienten que no puede surgir nada nuevo al recorrer sus playas.
La buena noticia es que, en un lugar con una naturaleza tan generosa, siempre hay mucho para descubrir. Más allá de esos sitios que se van sumando, para que deleitarse con los paisajes también incluya degustar algo rico o tomarse algo fresco mientras rompen las olas. Por eso, estas son nuestras sugerencias para que no te vayas de la villa sin exprimirla por completo.
Para salir de la rutina y las aglomeraciones de las playas del centro nada mejor que aventurarse y rumbear hacia el sur, donde se extienden sectores agrestes y tranquilos. A 5 km, el primero de esos balnearios (y el único que por ahora cuenta con servicios) es Piedras Coloradas, un lugar distinto que ya es un clásico para los que buscan una mayor conexión con la Naturaleza.
Allí las enormes rocas rojizas (coloreadas así por la presencia de un mineral llamado feldespato) conviven con una arena densa, que es un mullido colchón para tenderse junto al agua. Un rincón ideal para el relax, y para descubrir detalles plagados de encanto, como una pequeña biblioteca de adobe, que presta libros a grandes y chicos, para sumarle emoción a los días de playa.
Parece una obviedad para los que están acostumbrados a la riqueza de estos paisajes. Pero no lo es, porque la naturaleza en estas playas es tan pródiga que, cuándo uno disfruta del día junto al mar, puede ver una cantidad de animales marinos y avifauna que no son para nada comunes en otros destinos.
Por eso, detenerse a valorar y apreciar ese detalle es una de las recomendaciones a tener en cuenta. Y es algo que puede convertirse en un gran plan si, en familia o con amigos, uno juega a descubrir “quién es quién” dentro de esa galería de aves y mamíferos marinos que pueden sorprendernos a lo largo de la jornada playera. Claro que esa riqueza conlleva un compromiso: disfrutar a conciencia de estos sitios, siendo respetuoso con la vida que resguardan.
A 65 km de Las Grutas por ruta 3 está una de las playas más populares del Puerto San Antonio Este. Se trata del balneario La Conchilla, ubicado poco antes del ingreso a la aldea pesquera.
La idea es descubrir esta playa, que se destaca por la blancura del manto de conchillas que recubren su arena, en plena bajamar. Es que, en ese momento, cuándo el agua se retrae, en la superficie húmeda de la costa se crea un efecto espejo, similar al que deslumbra en las salinas.
Entonces, el cielo se refleja por completo, y uno tiene la sensación de estar caminando sobre nubes. Un detalle glorioso para aprovechar a pleno, y eternizar a través de una sucesión de selfies que se atesorarán como los mejores recuerdos del viaje.
Siguiendo con las playas del Puerto San Antonio Este, que tanto tienen por descubrir, una buena estrategia para conocerlas es tomar como ‘base de operaciones’ el mirador norte. Para llegar hay que ingresar a la aldea pesquera que está a 65 km de Las Grutas por ruta 3, y seguir andando por el camino que está al costado de la oficina de informes. La cartelería indicativa lleva a este punto.
¿Y por qué es estratégico? Porque se puede optar por pasar el día allí o visitar las costas más populares del lugar, que quedan en puntos opuestos. En dirección al norte está Punta Perdices, conocida como ‘el caribe’ de La Patagonia. Y, hacia el sur, Punta Villarino, el balneario que escolta una colonia de lobos marinos. Además, en el sector funciona un parador que brinda servicio de cafetería y alquila, por $2000, tablas de stand up y kayaks.
Una de las playas más asombrosas ubicada al sur de Las Grutas es El Sótano. Está a 10 km en esa dirección de las playas del centro, y, como otros lugares dentro de esta galería de rincones agrestes, no tiene servicios ni tampoco cuenta con guardavidas. Pero desborda de una naturaleza única, que hace nos enamoremos de ella al instante.
Una de sus particularidades son los altos acantilados, que generan una suerte de cuevas a las que les debe su nombre. Es que, décadas atrás, los recolectores costeros de pulpitos guardaban en ellas los baldes en los que iban guardando su mercancía, para que se mantuvieran frescos. Un mar enorme y un cielo sin límites completan el paisaje, que es tan mágico como sorprendente.
Antes de entrar a Las Grutas, sobre un costado de la ruta se ve la entrada a El Jahuel, un lugar que sorprende porque suma, a las mejores picadas, asados patagónicos y servicios de té, la posibilidad de descubrir las huellas que los antiguos pobladores dejaron en esta zona costera.
Está enclavado en un sector de humedales. Por eso la costa no es de acceso libre, ya que allí, en el mes de marzo, arriban las aves playeras migratorias en viaje hacia el polo sur, para alimentarse y reponer energías. El lugar en el que funcionan la casa de té y restaurante tiene una vista única, y abre de 9 a 14 y de 17 a 21, aunque en días lluviosos o fríos tienen horario corrido. También realizan visitas guiadas, para descubrir la flora y fauna nativas y saber más sobre los asentamientos indígenas que habitaron el área.
En San Antonio una buena opción es conocer el museo “Casa Jacobacci”, ubicado al costado de la ría. Está dedicado a la antropología y a las ciencias naturales de la costa patagónica y funciona en una casona que fue restaurada, en la que habitó el ingeniero Guido Jacobacci cuando llegó, décadas atrás, a construir el ferrocarril que une esta zona con Bariloche.
Tiene10 salas con muestras de geología, paleontología, etnografía, biodiversidad de monte y del entorno marino. Abre de 10 a 13 y de 18 a 21. Las entradas están $200 y $100 para los chicos a partir de 11 años y para los jubilados.
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