Deseo sexual incrementado por una mutación genética
Expertos en terapias sexuales se reunieron. El tema del "gen gay" fue desmitificado.
«Hoy está aceptado que existe una mutación genética, según la cual un tercio de la Humanidad tiene deseos sexuales incrementados. Se puede tomar un gen de esa persona de su pelo, por ejemplo y reemplazarlo en el ADN de otra persona que, por ejemplo, no tiene deseo alguno, y de esa manera (este último) adquiere la posibilidad genética de tener un buen deseo sexual. Claro que el deseo no depende solamente de factores genéticos, pero es una parte importante».
Entre disertaciones públicas y otras para grupos reducidos de especialistas en Sexología Clínica, el doctor Ricardo Cavalcanti, médico brasileño, dio su parecer sobre el panorama que los avances actuales en genética humana estaría deparando a la vida sexual.
Cavalcanti fue uno de los protagonistas del Primer Congreso Iberoamericano de Avances en Sexología Clínica, que se realizó en Buenos Aires a fines de octubre pasado.
El evento se realizó en conjunto con las Jornadas anuales de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH) y en él se trataron aspectos médicos, psicológicos y educativos de este tema tan omnipresente y que nunca deja de suscitar interés.
«Hoy es posible hacer terapias genéticas, incluso en el área sexual», afirma el especialista brasileño, presidente de la Asociación Internacional de Sexología Médica (AISM), aunque aclara que estas soluciones «aún están en el campo experimental, pero teóricamente ya se pueden tratar».
Las terapias génicas vendrían a resolver, particularmente, los problemas de quienes por causas relacionadas con la información genética que lleva su ADN personal, poseen el deseo sexual anormalmente disminuido o incrementado.
Para el doctor Cavalcanti, quien abrió el encuentro con una disertación pública en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires titulada «Los médicos no le temen a la sangre, ¿por qué le temen al sexo?», la dinámica social, especialmente en lo que se refiere a la liberación sexual de las mujeres, demanda mayor capacitación de los médicos, que no saben cómo responder ante las consultas de los y de las pacientes por su vida sexual, que son cada vez más frecuentes: «Los médicos estamos en una situación muy difícil, pasando como incompetentes frente a las mujeres, y las mujeres están desesperadas con sus problemas sexuales».
El «gen gay»
Tanto desde el campo de la Medicina como de la Biología y de la Antropología se tiende a hablar más de potencialidades que de determinaciones cuando se habla de Genética.
Y Cavalcanti deja en claro que «de por sí, un gen no es responsable de un comportamiento, sino que fija al individuo ciertas potencialidades».
Por otra parte, un carácter o potencialidad determinada no siempre puede modificarse con el cambio de un gen, en el supuesto caso de que estuviera convenientemente investigado el problema del que se trate.
Puede tratarse de una combinación desconocida de genes, lo cual hará que, a fin de cuentas, la terapia génica, en caso de que la haya, se hará esperar por más tiempo aún por quienes la esperan: «El Genoma Humano es una como una gran biblia, pero no sabemos en qué idioma está escrita», señala el sexólogo, para quien, debido a las nuevas tecnologías de manipulación genética, «la cirugía está entrando en decadencia, y dentro de un siglo no va a existir más».
Todo será, afirma, reemplazar los genes defectuosos de las células por genes sin defectos para la misma función, y luego dejar actuar esos nuevos tejidos en el organismo para que reemplacen a los malos. Los transplantes no serán ya de órganos sino de genes.
El destacado especialista local León Gindín, que estuvo presente en el congreso en calidad de miembro de la SASH, recuerda que «según varios trabajos, las personas gays tienen mayor número de contactos a lo largo de una vida que las personas heterosexuales, y se sospecha de que esto puede tener que ver con un 'gen gay'».
Sin embargo, para el especialista brasileño poco tiene que ver esa supuesta mutación que se mencionaba al comienzo de esta nota con ese supuesto «gen gay», según sus propias palabras.
«Existió, de hecho, el descubrimiento arqueológico del Hombre de Hielo, y los homosexuales dijeron que era homosexual y que tenía los espermatozoides intactos, cuando el sujeto nunca los tuvo. Era, en parte, una justificación genética en la que se decía: 'No soy por que quiero, sino porque tengo una predestinación genética'.»
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