Dos playas hermosas de El Chocón a las que tenés que ir este verano

Además de las del centro, en la villa hay algunas más escondidas, que muchos eligen. Prometen tranquilidad y contacto directo con la naturaleza.

Redacción

Por Redacción

El río Limay esconde muchos encantos. Una de sus playas escondidas se encuentra frente a la Represa del Chocón, del lado de la provincia de Río Negro. Pero esta costa no alberga ni arena blanca, ni acantilados imponentes, sino una cálida vegetación que llega hacia la orilla y álamos que brindan una grata sombra, en las horas que el calor abruma.

Para llegar a esta bella costa desde la ciudad de Neuquén hay que tomar la ruta 22 (también se puede acceder por Autovía Norte) y continuar hasta la rotonda de Arroyito. Allí hay que seguir por ruta 237 unos kilómetros hasta empalmar con la ruta 68.

Hacia la derecha hay menos gente y allí van los que buscan los rincones solitarios.
Foto: Florencia Salto

Luego hay que pasar la Represa y desembocar en la calle de ripio. Ahí mismo se abren tres caminos: el de la izquierda te llevará hasta esta playa secreta de El Chocón. Pero bajá un par de cambios a segunda, pues la calle se vuelve un poco intransitable.

En la entrada te vas a topar con una proveeduría, donde tendrás que abonar la entrada. Mónica, la nuera de la dueña de las tierras, indicó que se comenzó a cobrar entrada hace pocos años, para mantener la limpieza del predio y los baños, que aunque se encuentran a unos 500 metros de la costa, son para uso de los clientes.

En esta playa no hay acantilados, pero sí cálida vegetación y álamos. Foto: Florencia Salto

Mientras sostenía un chivito que habían llevado desde Malargüe para el asador, María de Cutral Co contó que visita esa costa hace unos 25 años, cuando casi nadie la conocía. Por aquel entonces, sus hijos eran chicos y ahora cada uno formó su propia familia. Eso no impide que sigan yendo a disfrutar del agua del Limay todos juntos, aunque con un escenario diferente: los que chapotean en el agua ya no son los hijos pequeños de María, son sus nietos.

Varias son las anécdotas que tienen aquellos que frecuenta la playa sobre la Represa del Chocón hace muchos años. Roxana y Ramón, padre e hija, también son de Cutral Co. Hace un tiempo hacían un asado a la orilla del Limay cuando fueron interrumpidos y conversaron con las dos periodistas del Voy.

María de Cutral Co contó que visita esta costa hace unos 25 años. Foto: Florencia Salto

Esta costa alberga lugares espléndidos con diferentes paisajes. Hacia la izquierda de la entrada, se levantan un centenar de árboles, entre pinos y álamos, para los que buscan refugiarse del sol en la sombra. El único problema es que se encuentran a varios metros del agua. De todas formas, se soluciona fácil: con sombrilla, gorra y protector solar podés disfrutar, mientras te mojás los pies.

El agua transparente del Limay te tienta a sumergirte. Foto: Florencia Salto

Para la derecha, los árboles van desapareciendo, por lo que hay que acentuar los cuidados del sol. Los solitarios prefieren exponerse a sus rayos, pues la muchedumbre se concentra hacia la izquierda.

El agua transparente del Limay te tienta a sumergirte, pero cuidado, al río siempre hay que tenerle respeto. Los caballos también son usuarios frecuentes de esta playa. Verlos tomar agua y salir galopando, cierra un día ideal de verano en El Chocón.


Del lado de Neuquén, en El Chocón también se descubren preciosas y tranquilas playas, sólo conocidas por el boca a boca. La Porfía es una de estas costas secretas, frecuentada comúnmente por pescadores de la zona.

Ruth y Rubén se preparan para comer un asado en familia en La Porfía. Foto: Florencia Salto

Llegar hasta allí es un poco complicado, así que procuren tener los ojos bien abiertos. Este es un lugar que aman los pesscadores.

Se accede por la Ruta 237, a unos 10 kilómetros de la entrada del la ciudad (sobre el kilómetro 1.306), se abre un camino de ripio a la izquierda, señalizado con un pequeño ranchito de paja a un costado de la entrada.

Las lanchas pagan eligen el lago, a la altura de La Porfía. Foto: Florencia Salto

Allí empieza la odisea. Se abren varias picadas, pero hay que tomar la que va por la derecha y continuar aproximadamente un kilómetro (tal vez un poco más) hasta llegar a la entrada. Si te confundís, no desesperes. Los lugareños aseguran que cualquiera te llevará a un bello lugar de la costa.

La Porfía es el puesto de crianceros que cobran una entrada para el mantenimiento de la playa. La familia vive allí, los fines de semana hacen tortas fritas y también calientan el agua para el mate.


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