El descongelamiento en pleno verano
El año pasado hubo rebelión fiscal y el Gobierno rionegrino tuvo que dar marcha atrás con las subas que había previsto para el impuesto Automotor.
La actualización de los valores de los vehículos había sido de tanto impacto que no había forma de sostener un incremento ligado a esa variante. Este año, conociendo esa reacción, el Gobierno se anticipó y habló de subas con límites, de un 35 y un 40 por ciento para Inmobiliario y Patentes.
De un modo u otro, aunque parezca una cifra menor a la inflación, será parte de una buena cantidad de incrementos con los que se encontrarán los contribuyentes en el 2022, porque además de lo provincial y lo local, están las tarifas, las ganancias, los bienes personales.
El año próximo habrá que afrontar no solo la suba anunciada por el Gobierno provincial, sino también el incremento en las tasas municipales, el gas que se descongelará, la electricidad y por si fuera poco, en el primer trimestre se prevé la actualización del precio de los combustibles, congelados en el invierno de este año.
Pero a quienes tienen comercios, se les suma el monotributo, la tasa de comercio, y una larga lista de obligaciones que todavía no se pueden dimensionar.
Si en promedio las subas fueran imaginariamente del 40%, podemos calcular que tendremos ese porcentaje extra en nuestras obligaciones tributarias.
Este es el daño colateral de las tarifas congeladas y de la inflación elevada, que cuando es el tiempo de las actualizaciones, hace temblar cualquier estructura de gastos familiares. Es de suponer que cualquier descongelamiento debiera ser gradual porque sino el impacto en los que pagan tarifas e impuestos sería enorme.
De cualquier manera, se viene un año complejo en materia de tributos. Los aumentos salariales generalmente llegan después que se miden los índices inflacionarios, de modo que se pagan subas de tarifas con sueldos viejos y así se siente el doble.
Comentarios