Otra falsa alarma por Jorge López
Llamada anónima dijo que estaba enterrado en Lonquimay, La Pampa
A 50 días de la desaparición del testigo Jorge Julio López, una llamada anónima a un teléfono del Gobierno bonaerense denunció que el albañil sobreviviente de la dictadura, de 77 años, estaba «enterrado en la zona de acceso al pueblo pampeano Lonquimay», pero las tareas de búsqueda desplegadas en la zona dieron resultados negativos.
Tanto en la Policía Federal como en la Subsecretaría de Investigaciones bonaerense, las fuentes confirmaron que no llegaron a nada las tareas de rastrillajes y excavaciones que hicieron policías pampeanos y federales.
En La Pampa, el ministro de Gobierno y Justicia, Rodolfo Gazia, precisó que el operativo comenzó a las 7.30, en un radio de unos tres kilómetros sobre la ruta nacional 5, muy cerca del ingreso a Lonquimay, pequeña población próxima al límite con Buenos Aires y a 60 kilómetros de Santa Rosa.
Es que una denuncia anónima, recibida en el número de teléfono 0800-333-5502 de la Dirección de Personas Desaparecidas del Gobierno bonaerense alertó que López estaría muerto y su cadáver habría sido enterrado a la entrada de Lonquimay.
Fue entonces que los investigadores dispusieron en La Pampa el operativo. Sin embargo, el llamado resultó ser una falsa alarma porque no se encontró ningún rastro que pudiera dar credibilidad a la información.
El Ministerio de Seguridad bonaerense recordó que cualquier dato sobre López puede notificarse al número 911, al call center de emergencias de la cartera que conduce León Arslanián.
Esta no es la primera vez que en La Plata se reciben falsas denuncias sobre la suerte corrida por López, que lleva 50 días desaparecido. Pero la incertidumbre sobre su paradero, un misterio tanto para sus familiares como para las autoridades, judiciales policiales y políticas, no permiten descartar ninguna hipótesis.
Jorge Julio López es un albañil jubilado de 77 años que estuvo secuestrado en diversos centros clandestinos que comandaba el ex director de Investigaciones de la Policía Bonaerense Miguel Etchecolatz, el primer represor llevado a juicio oral tras la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
López era querellante en ese proceso y desapareció el 18 de setiembre pasado, cuando se ausentó de su casa en el barrio de Los Hornos, justo cuando estaba por ir a presenciar una de las audiencias finales del juicio e iba a encontrarse por primera vez cara a cara con el represor que lo torturó. El albañil, militante de la unidad básica «Juan Pablo Maestre», que respondía a la organización Montoneros, había sido secuestrado el 27 de octubre de 1976 por una patota encabezada por el ex comisario Etchecolatz. (DyN)
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