Ser digital, un camino de ida

El cientista Andrea Renda es contundente: “Tarde o temprano nos convertiremos en cyborgs”, algo que se inició desde que comenzamos a usar “el smartphone como una extensión de nuestro cerebro”. El especialista habla del futuro del empleo y de la crianza digital.

El cientista social italiano experto en digitalización Andrea Renda consideró que “tarde o temprano nos convertiremos en cyborgs”, un camino que se inició desde que comenzamos a usar “el smartphone como una extensión de nuestro cerebro”, ya sea como memoria adicional o buscador de información.


El jefe de Gobernanza Global, Regulación, Innovación y Economía Digital del Centro Europeo de Estudios Políticos y Sociales (CEPS) con sede en Bruselas, habló de los efectos de la pandemia de coronavirus en el proceso de digitalización, la importancia de resguardar nuestros datos personales, el Metaverso, y el futuro del trabajo y la educación.

Renda consideró que “nadie sabe realmente cuál será el impacto de la inteligencia artificial (IA) en el empleo” pero dependerá “de las decisiones que tomemos” como humanidad, a la vez que abogó por un futuro donde “los seres humanos trabajen junto con las máquinas”, y advirtió que “las empresas se ven tentadas a reemplazar a los humanos solo para reducir costos”, algo que los Gobiernos deberán combatir. “Mi sueño es que invirtamos en habilidades complementarias hacia un futuro en el que los seres humanos trabajen junto con las máquinas y nos centremos en las tareas más creativas e intelectualmente gratificantes, dejando las más repetitivas a las máquinas. Esto nos llevaría hacia un futuro en el que la tecnología respalde a las personas, el planeta y la prosperidad”, planteó el italiano.

P – ¿Qué efectos tuvo la pandemia como acelerador de la digitalización? ¿Fueron más los puntos negativos o los positivos?
R –
Andrea Renda: La pandemia nos obligó a entrar en un proceso de transformación digital para el que claramente no estábamos preparados. Por un lado, esto es bueno: muchos gobiernos y empresas han tenido que acelerar su modernización y su adopción de tecnologías digitales; por otro lado, muchos países y muchas empresas carecen de las habilidades necesarias, y no saben cómo cambiar su modelo de negocio para acompañar el cambio masivo que impone la transformación digital. Si agrega que gigantes digitales como Amazon y Apple han visto cómo su crecimiento se ha disparado, y muchas empresas más pequeñas han sufrido debido a la pandemia, el impacto general tiende a volverse negativo. Y si además agrega que estos gigantes, así como muchos gobiernos, han descubierto que las tecnologías digitales pueden usarse para controlar a la población, hay motivos para preocuparse.

P – ¿A qué nivel cree que llegará el desarrollo de una tecnología donde se mezclarán realidad y virtualidad, como la que acaba de anunciar Metaverso?
R –
Tarde o temprano nos convertiremos en cyborgs. Hasta cierto punto, ya comenzamos. ¡La mayoría de nosotros vivimos con su smartphone como un apéndice permanente de sus manos! Usamos el smartphone como una extensión de nuestro cerebro (como memoria adicional, para buscar información cuando no sabemos o no recordamos algo); pero con wearables, dispositivos implantados, exoesqueletos y, en general, el Internet de las cosas alcanzaremos un nivel mucho mayor de integración con las máquinas. Esto será antes de que Mark Zuckerberg (el fundador de Facebook) nos transporte a todos al Metaverso, y antes de que Elon Musk logre llevar al mercado la hechicerías de su empresa Neuralink.

Los smartphones y las computadoras, algunos de los accesorios digitales que conviven 24/7 con nosotros. (Foto: Pexels)


P – Siempre menciona la “conciencia crítica en los niños” como fundamental para los nuevos aprendizajes. ¿Cómo la define y cómo se logra?
R –
Necesitamos preparar a los niños para un futuro en el que la tecnología será tan omnipresente que devendrá difícil distinguir lo que es real de lo virtual. Y lo que es más importante, debemos prepararlos para un futuro que no conoce fronteras entre disciplinas, y las personas necesitan conocimientos básicos sólidos para enfrentar desafíos que requieren habilidades interdisciplinarias. Esto tiene repercusiones importantes en la forma en que enseñamos a los niños. No se trata solo de matemáticas o de aprender a codificar. Se trata de filosofía y ética, ciencia, creatividad y arte. A medida que la tecnología imita cada vez más lo que los humanos pueden hacer, los humanos tenemos que dar un salto adelante y enfocarnos en lo que nos hace únicos: nuestro sentido de conciencia, nuestro sentido de pertenencia y empatía, y nuestra libertad para soñar con un futuro mejor.

P – Cuál será el impacto de la Inteligencia Artificial en el empleo?
R –
Nadie sabe realmente cuál será el impacto. Algunas personas creen que será un creador de puestos de trabajo en red, otros opinan que será un destructor de puestos de trabajo en red y otros piensan que creará y destruirá puestos de trabajo. Lo bueno y lo malo es que depende en gran medida de las decisiones que tomemos: es bueno, ya que hay algo que podamos hacer al respecto; es malo, ya que no creo que estemos mostrando el nivel de conciencia que se necesitaría para resolver este problema clave. Quizás sea exagerada la idea de que la IA reemplace los trabajos futuros en gran escala. En algunos dominios, la IA puede funcionar mejor que los humanos, incluso si todavía requiere supervisión (por ejemplo, radiología); en otros dominios, la inteligencia artificial y la robótica pueden reemplazar a los humanos y, por lo tanto, salvar vidas (por ejemplo, conducir, trabajos en minería, trabajos peligrosos en la construcción). Y en algunos sectores, la IA puede ampliar nuestras posibilidades, por ejemplo, permitiendo aumentos masivos de la productividad en sectores como la agricultura, que ya operan mucho más allá de los límites planetarios.

P – ¿A qué llama la tercera vía de la economía digital y el papel que deberían cumplir Europa o Latinoamérica?
R –
El mundo está actualmente dividido entre dos visiones de la economía digital: el Far West de Estados Unidos, un capitalismo de vigilancia donde las plataformas privadas actúan como reguladores privados de hecho, y con frecuencia abusan de su posición en detrimento de consumidores y trabajadores; y el modelo chino, la vigilancia autoritaria que se está extendiendo gradualmente desde China a varios países involucrados en la Ruta de la Seda Digital. Ninguno de estos modelos nos va a llevar muy lejos en nuestra búsqueda de una era digital sostenible. La UE busca colocar al ser humano en el centro: la tecnología se convierte en un medio para un fin, donde el fin es empoderar a las personas, sin dejar a nadie atrás y al mismo tiempo proteger el planeta.


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