Catriel después de 1959, en la voz de un exypefiano

Miguel Ibieta tiene 84 años, nació en Santiago de Estero, vive en Córdoba, y fue un actor importante en el desarrollo de la localidad petrolera en los sesenta. A 62 años del descubrimiento del petróleo en Catriel Oeste, el expetrolero recuerda cada detalle.

Tres años después del descubrimiento del petróleo en Río Negro, Miguel Ibieta pisó por primera vez Catriel. Corría el año 62 y la ciudad petrolera en ese entonces era un puñado de chacras. Un colectivo que venía de Plaza Huincul lo trajo hasta lo que hoy es el centro de la ciudad, pero en esos tiempos era descampado y alameda.


La principal actividad era la ganadera entre los 500 habitantes del paraje y poco se sabía del petróleo. El hombre que nació en Santiago de Estero y hoy vive en Córdoba, tiene 84 años y fue una pieza fundamental, como muchos tantos, en el desarrollo de la incipiente actividad hidrocaburífera que trasformaría a la ciudad más al norte de Río Negro en un eje clave de la matriz económica de la provincia.


A pesar de transitar su novena década, Ibieta parece tener la lucidez del ‘Memorioso Funes’ de Borges y recordar cada detalle de esa época. “Solamente había chacras. vivíamos dos en cada casilla. Para acostarte tenías que ir de rodillas”, cuenta.


El exypefiano que estuvo siempre ligado al sector de producción, llegó a Catriel para trabajar en la cementación de los equipos de producción. El cronograma de trabajo en esa época era de 18 por 3.


Luego retornaba a Plaza Huincul donde lo esperaban su esposa y su primer hijo que luego serían tres. Siguió con ese régimen laboral hasta el 68 cuando se instaló definitivamente en la localidad rionegrina y fue uno de los 10 primeros habitantes del popular barrio YPF.


El barrio, ubicado en el acceso norte siempre se caracterizó por su imponente vegetación. Hoy sigue siendo la zona con más árboles en la ciudad. “Una de las primeras cosas que hicimos fue plantar 10.000 árboles”, rememora el santiagueño.


Las contingencias de la vida conectaron al hombre, buen jugador de básquet aseguran en la ciudad, con Catriel.
En el año 58, una década antes del descubrimiento del petróleo en Catriel Oeste, Ibieta estaba haciendo el servicio militar en la Marina y estudiaba Arquitectura en Buenos Aires. Tenía un trabajo de transportista, y cada dos días tenía que hacer un servicio en la destilería que YPF tiene en Berisso.

Cuando iba me decían ‘vos tenés que trabajar en YPF’ y un día llené un formulario que me dieron. En el 59, antes de salir de la Marina, enviaron una nota a Santiago. Me sumaron para que vaya a Plaza Huincul, teníamos que llevar todo, hasta el colchón, porque no había. Viajábamos en tren”, recuerda.

Todo lo que hacíamos en esa época lo hacíamos con amor, para mejorar lo que había en la localidad”.

Miguel Ibieta, exypefiano, trabajó en Catriel hasta su jubilación.


Dos años más tarde comenzó a ir a Catriel y finalmente se asentó allí. Su pareja era docente y la convocaron para trabajar en el colegio donde se estaba construyendo el barrio YPF, la Escuela 218 que aún existe.


El exypefiano detalla que en esa época no se conseguía mano de obra local para lo trabajos más duros, especialmente para la conexión de cañerías y que esa función la realizaban obreros de Chile. “El argentino en ese momento no quería hacer ese trabajo, o no se conseguían y, como ocurre con la cosecha venían de otros lugares, principalmente de Chile a realizar esa labor. Trabajaban todo día, de sol a sol”, cuenta.

Ibieta, además de su labor en el petróleo, también fue pionero en la formación de la Unión Deportiva Catriel, el principal club de fútbol de la ciudad. Narra que en la década del 70, había un torneo entre cinco equipos locales y dos de La Pampa, pero que muchas veces terminaban en grescas y por eso fue uno de los impulsores de la llegada de la Depo a lo que hoy es la Liga Confluencia.

El primer año que participaron tuvieron que pagar el pasaje y viáticos de todos los equipos que vinieron a jugar para que aceptaran incluirlos en la liga. Justamente, fue en el aniversario 40 del club, en 2014, la última visita de Ibieta a Catriel.


Yo soy de Santiago, pero en Catriel hice mi vida, tengo un gran cariño y siempre tengo ganas de volver. Espero poder regresar pronto, queremos ir con mi señora”, asegura a Energía On.

Fue uno de los tantos hombres y mujeres que aportaron para el desarrollo de la incipiente localidad, sobre todo en el ámbito deportivo y cultural. “Todo lo que hacíamos lo hacíamos por amor, para mejorar lo que había en la ciudad”, aseguró.


Un poco de historia sobre el acontecimiento en Catriel Oeste


Fue durante la madrugada del 20 de noviembre de 1959, en cercanías a Catriel, que comenzó a escribirse la historia del petróleo en Río Negro.


En el pozo RN CO (Catriel Oeste) x1, zona que hoy opera Petróleos Sudamericanos,
seis operarios de YPF presenciaron el descubrimiento que cambió radicalmente la vida de lo que hasta ese momento era una colonia agrícola.


Tras el hallazgo, la compañía YPF instaló una mayor cantidad de campamentos y ese movimiento provocó el crecimiento de otros sectores y la llegada de muchos trabajadores de otros puntos del país, entre ellos Ibieta.


Se inició entonces un plan de exploración y explotación hidrocarburífera que dio origen a un crecimiento demográfico sin precedentes en la localidad. De 500 habitantes que tenía en 1960, se pasó a más de 7.000 tan sólo una década después.


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