El drama de los afectados por el temporal de viento en Bariloche

Evangelina y Nadia fueron  dos de las víctimas de la voracidad del viento que azotó la cordillera el fin de semana. Sus casas y esfuerzo de años quedaron reducidos por el impacto de la caída de árboles de gran porte.

Hace dos días que Evangelina Sandoval había logrado terminar una ampliación de su vivienda, en el barrio Pilar I. Pero no alcanzó ni a disfrutarla. El intenso viento le arrebató su esfuerzo en unos segundos y la dejó sin nada.  

Las ráfagas de casi 100 kilómetros en la hora castigaron con furia el domingo y la madrugada del lunes a todo Bariloche. Sin embargo, se ensañaron con las más vulnerables. Dejaron a su paso destrucción y mucha amargura.  

Evangelina vivía sola en su casa son su perro que logró salir ileso de entre los escombros.  

Este lunes, observaba con el corazón apretujado su casa destruida. Solo quedaron en pie las paredes de cemento. Las ráfagas levantaron gran parte del techo como si fuera una pluma. También, en el lote Evangelina había restos del techo de un vecino que había volado varios metros y hacía caído sobre un pequeño galpón. Todo a su alrededor era desolación. 

Decenas de chapas se habían desprendido de los techos de varias viviendas de ese sector, ubicado en la zona sur de la ciudad. Una fila de pinos, que se levantaba al costado de la calle de ripio había logrado detenerlas. Allí, estaban retorcidas por el impacto contra los árboles. Abandonadas.   

Destrozos del impacto del temporal en una vivienda del barrio Pilar I. Foto: Chino Leiva

Evangelina no estaba en su casa cuando se quedó sin techo. Sus vecinos relataron que ocurrió el domingo alrededor de las 17, cuando unas ráfagas estremecieron todas las casas de esas manzanas.  

Ellos le dieron un espacio en su vivienda para que pasara la noche. La mujer lamenta que se perdieron los materiales, el tiempo y todo el trabajo que demandó levantar su casa. Sabe que tendrá que volver a empezar. Pero no sabe cómo. No cuenta con los recursos. 

Evangelina Sandoval caminaba ayer por la tarde en el patio junto a su casa en ruinas. Foto: Chino Leiva

Como a Evangelina, decenas de familias sufrieron la furia de la naturaleza. En el Pilar I los vecinos estimaban que había en ese sector entre 60 y 70 familias. 

Explican que la madrugada del lunes casi nadie durmió. Unos vecinos tuvieron que apuntalar su casa de madera con tirantes, para evitar que las ráfagas la levantaran. 

“¡Esto es un desastre!”, señalaba la mujer, angustiada. “Y acá no apareció nadie”, se quejaba este lunes por la tarde. 

No se puede hacer absolutamente nada porque con el viento se puede volar una chapa suelta y te puede lastimar”, comentaba. “Encima todo lo que cuestan los materiales y ahora todo está carísimo”, lamentaba. 

La cocina de la casa quedó en ruinas tras la caída de un árbol de gran porte. Foto: Chino Leiva

En el barrio Nahuel Hue varias familias sufrieron la misma situación. El viento intenso arrasó con chapas, revestimientos de paredes. Todo aquello que no estaba firme, bien agarrado, se desprendió por la fuerza de las ráfagas. Además, estaban sin servicio de electricidad en gran parte del populoso barrio y también faltaba el agua potable. 

Las familias sujetaron con lo que tenían a mano las chapas de sus techos y las paredes a medio construir que aún no estaban firmes. 

Es que entre el domingo y la madrugada del lunes se estima que las ráfagas voltearon unos 200 árboles en la ciudad. También desplomaron postes del tendido eléctrico, volaron garitas de colectivos.  

Fue un temporal que pocos recuerdan haber vivido en esta ciudad. Uno de esos árboles se desplomó sobre la vivienda de Nadia, en el barrio Pilar II. “Se cayó el domingo un pino en la medianera y nos evacuamos”, relató. 

Regresó el lunes por la mañana a buscar unas cosas y se encontró con un pino adentro de la cocina de su casa. Había destruido todo ese espacio por la caída. “Ver esa situación fue tristísimo”, aseguró. 

“Era medio previsible lo que iba a pasar”, sostuvo. Y señaló la tala desproporcionada de pinos que hicieron en el lote contiguo, que dejaron a los pinos próximos al lote de Nadia a la deriva. Muy desprotegidos. “¿Y ahora quién se hace responsable?”, preguntaba.  

Nadia es otra de las mujeres afectadas por el temporal que destruyó su casa en Bariloche. Foto: Chino Leiva

Decía que nadie de la dirección de Bosques controla esa zona. La casa se salvó de una mayor destrucción porque una estructura de metal absorbió el impacto del pino cuando se desplomó al suelo. 

Tras encontrarse con ese panorama desolador, contó que había llamado a Defensa Civil del Municipio. Les respondieron que retiren por su cuenta el árbol porque no tenían gente para mandar a su casa a trabajar en despejar el lugar. Además, el acceso a ese sector del Pilar II es muy difícil porque las calles que surcan el faldeo del cerro Ventana son muy angostas.  

Nadia no se quedó de brazos cruzados y con la ayuda solidaria de amigos y familiares, todos pusieron manos a la obra. Había mucho por hacer. Pero Nadia sabía que para reconstruir su vivienda necesitaría de recursos que hoy, lamentablemente, no tiene. Y no es la única. Decenas de familias que sufrieron daños enormes en sus casas no sabían ayer a quién recurrir.   

En el barrio Pilar II amigos y vecinos ayudan a una mujer a reconstruir su casa dañada por el temporal. Foto: Chino Leiva

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