La cirujana que abandonó Bariloche para integrar Médicos Sin Fronteras
Hizo la residencia en el hospital Ramón Carrillo de Bariloche. Hace tres meses que trabaja en México, donde la misión asiste a cientos de migrantes. Antes estuvo en zonas de guerras civiles en África, Palestina y Yemen.
Una médica cirujana que hizo su residencia en Bariloche lleva tres meses recorriendo diversos puntos de México a fin de brindar asistencia a la población migrante de Centroamérica, en situación extrema de vulnerabilidad.
En solo cuatro años, esta integrante de la organización Médicos sin Fronteras (MSF) pasó por el Congo, la Franja de Gaza, Yemen, Nigeria y Etiopía. Su misión actual en México se extenderá por seis meses. Comenzó en Ciudad Acuña, al norte de México, en la frontera con Texas, y ahora, trabaja en Palenque, en Chiapas.
“Es uno de los puntos donde hay más concentración de población migrante porque hay una oficina de Comar para procesar solicitudes de asilo y refugio”, detalló Matilde Cilley, en alusión a la oficina que atiende las necesidades de refugiados extranjeros, a través de programas asistenciales, de desarrollo humano y económico.
Nació en Buenos Aires, estudió medicina en la Universidad Austral y eligió llevar adelante su residencia en el hospital Ramón Carrillo de Bariloche.
“Gran parte de los recursos que tengo provienen del hospital de Bariloche. Es un centro de referencia para la provincia y la región. Tiene un equipo profesional con una carga humanística importante y una manera muy humana de abordar al paciente, con la que me identificaba”, recordó.
En 2017 ingresó como cirujana a MSF. Dijo que desde que estudió medicina quiso trabajar con la población más vulnerable. “Logré ponerme en contacto con profesionales que trabajaban en MSF y escuché de primera mano lo que era el día a día”, contó esta médica de 36 años a Río Negro.
Explicó que en México MSF “brinda atención médica y de salud mental a la población en movimiento”. “Atendemos a población migrante de Honduras, Guatemala y El Salvador”, destacó.
Y aclaró que “en los últimos meses, subió la proporción de inmigrantes haitianos, venezolanos y cubanos que empiezan su ruta en Sudamérica y hacen el cruce entre Colombia y Panamá, uno de los lugares más peligrosos, con robos, agresiones e incluso, casos de violencia sexual”. Cruzan Centroamérica hasta llegar a México, donde circula medio millón de migrantes por año.
El perfil migratorio, advirtió la médica, cambió en los últimos meses. Ya no son principalmente hombres, sino familias que apuestan a migrar. Dijo que hay gran cantidad de mujeres embarazadas y niños.
Tras el terremoto en Haití en 2010, hubo un éxodo masivo. Muchos haitianos se habían asentado en Brasil y Chile, pero con la pandemia y la situación político económica de estos países, “iniciaron la ruta desde Sudamérica hasta América del Norte”.
El objetivo es Estados Unidos o México en la búsqueda de un futuro mejor y la seguridad que no encuentran en sus países. “Pero al llegar a México, se encuentran con que el mecanismo de solicitud de asilo y refugio está saturado y bloqueado. Eso generó acciones colectivas como el desesperado cruce del río desde Ciudad Acuña a Estados Unidos la semana pasada”, sostuvo Cilley.
Desde que estudié medicina tuve interés en trabajar con la población más vulnerable y expuesta a lo peor de la humanidad”,
Matilde Cilley, médica cirujana, que trabaja en la organización MSF.
Los profesionales de MSF asisten a los migrantes en una red de albergues que funcionan en casas de paso y en puntos estratégicos donde se concentra la población, como las oficinas donde se procesan las solicitudes de asilo y refugio. En Veracruz, por ejemplo, está al lado de las vías del tren, “que los migrantes usan para moverse de un punto a otro”, señaló.
“Al final de su ruta migratoria, 9 de cada 10 personas han sufrido algún evento vinculado a violencia”, confió la médica.
Salvar vidas en países donde proliferan los conflictos armados
El proceso de reclutamiento de Cilley en Médicos sin Fronteras se extendió por 5 meses. En la selección, el conocimiento de idiomas es importante.
La primera misión fue en un hospital de frontera en Centroáfrica, donde había una guerra civil. “En ese lugar, hay más de 20 grupos armados y recibíamos heridos a diario. Es un país con pocos médicos; de modo que nuestro rol no solo era operar, sino formar al staff médico”, relató. “He estado en Yemen y en Palestina, completamente militarizadas, con un conflicto bélico activo, pero aquí (en México) se vive otro tipo de violencia”, expresó.
Cilley admitió que, en todo momento, se generan “dilemas morales y éticos en el terreno”. “En una guerra, con múltiples heridos que llegan al hospital al mismo tiempo, uno debe priorizar los recursos limitados en aquellos que tienen más chances de sobrevivir. Es una constante”, confió.
Comentarios