Emergencia hídrica: mejorar la eficiencia en el uso del agua
La disponibilidad de agua en las cuencas de la norpatagonia, es históricamente baja. Los especialistas evalúan posibles impactos en la producción y brindan recomendaciones para los regantes.
Por INTA Patagonia Norte
La variabilidad climática que atraviesa una cuenca contempla las crecientes y bajantes, los periodos húmedos y secos que son tomados como eventos normales o esperables en dicho ciclo. Sin embargo, desde hace más de 10 años se mantienen las condiciones de sequía en la región del Norte de la Patagonia.
El agua que llega a los valles, proviene de la fusión de la nieve y las precipitaciones en la Alta Cuenca. La Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC) realizó estudios estadísticos que indican cambios de tendencia hacia escenarios de menor aporte anual en el río Limay y una menor participación de la acumulación de nieve en los derrames del río Neuquén.
Actualmente, se registra la sequía más prolongada desde que se tienen registros, en tanto el presente constituiría el décimo tercer año hidrológico consecutivo en el caso del río Neuquén y el décimo quinto en el caso del río Limay, con aportes medios anuales inferiores al caudal medio.
“La emergencia hídrica obliga a un uso más eficiente del agua para favorecer la disponibilidad en los diversos sistemas de riego”
Ayelen Montenegro, Investigadora INTA Alto Valle
En este marco, la AIC en su disposición nº 5194/21, declaró el estado de emergencia hídrica en las cuencas de los ríos Limay, Neuquén y Negro, con el objetivo de darle prioridad al consumo de agua de las poblaciones y al riego. Por su parte, el Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (COIRCO) caracterizó el ciclo hidrológico 2021-2022 con una condición de escasez hídrica extrema. La provincia de Neuquén decretó la emergencia hídrica por el término de 180 días en el territorio neuquino.
La bajante en los caudales de los ríos podría comprometer la disponibilidad de agua para las actividades productivas que se realizan en los valles irrigados. En particular, la situación de déficit de la cuenca del río Neuquén, compromete en forma directa el abastecimiento del Canal Principal de Riego del Alto Valle y las 60.000 hectáreas de tierras productivas que se riegan.
“La emergencia hídrica obliga a hacer un uso y gestión del agua más eficiente para favorecer la disponibilidad en los diversos sistemas de riego y así garantizar la producción en las áreas irrigadas”, señaló Ayelen Montenegro, investigadora del INTA Alto Valle, y agregó que “aunque se presenten eventos de precipitaciones o nevadas, no se revierten las condiciones actuales de sequía de las cuencas”.
Las proyecciones indican que tanto las condiciones de sequía como la ocurrencia de eventos extremos serán dominantes en el futuro. Esto exige realizar un trabajo conjunto entro los distintos actores del territorio afectados por esta problemática. Por esta razón, especialistas de organismos públicos y privados en la región trabajan en articulación para determinar los impactos y brindar recomendaciones.
En esa línea, los equipos técnicos aconsejan extremar el cuidado del agua y del suelo. Según Lucia Mañueco – investigadora del área de riego de esa misma unidad del INTA – en este contexto, es necesario mantener limpios canales y desagües, en buen estado compuertas y estructuras de distribución y aplicar a cada cultivo el agua necesaria.
“Hay aproximadamente 1.300 km de canales comuneros en todo el sistema”, indicó Montenegro y aseguró que es importante que se realicen las tareas de mantenimiento correspondientes. Asimismo, la cementación de los canales de riego, mejoraría la eficiencia de conducción del sistema evitando las pérdidas por infiltración.
En relación con la gestión del agua de riego en cada consorcio, es prioritario respetar el turnado otorgado por la administración del sistema y avisar con anticipación la declinación del turnado para evitar el derroche de agua que no será utilizada en los predios. “Lo ideal es que el agua que ingresa a la propiedad sea utilizada por el cultivo y no se produzcan excesos que recarguen la napa freática”, destacó Mañueco.
Al realizar riegos más eficientes, no sólo se cuida el agua, sino que se mejora el desarrollo de las plantas y se logran producciones de mejor calidad rendimiento.
La fruticultura no demanda la misma cantidad de agua durante toda la campaña, razón por la cual se podría evaluar la posibilidad de adecuar el suministro de los caudales a la necesidad de agua de cada cultivo. “Es fundamental analizar las soluciones de manera integral, ya que la cuenca es una unidad de gestión en sí misma”, indicó Montenegro.
Es importante en este contexto, que los actores accedan a la información oficial que brindan los organismos técnicos y de gestión del agua, como el Departamento Provincial de Aguas de Río Negro (DPA), la Subsecretaría de Recursos Hídricos de Neuquén, los Consorcios de Riego y Asociaciones de Regantes y el INTA, respecto de la evolución de las condiciones hidrológicas y las pautas de manejo del riego.
Datos
- 10
- Los años en los que se registra un menor caudal promedio en las bajantes de los ríos de la región del Alto Valle.
- 60.000
- Las hectáreas productivas bajo riego en el Alto Valle, en riesgo por la emergencia hídrica.
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