Una campaña cuesta arriba e incertidumbre de cara al 2023
Los analistas Carlos Fara, Celia Kleiman y Gustavo Córdoba analizan los resultados y sus efectos. Consideran casi imposible una remontada del FdT en noviembre, sí algún descuento. La desconexión con sus votantes, los tironeos internos y la baja credibilidad del presidente condicionan el éxito de cualquier medida, señalan.
“No lo sé, es muy difícil de predecir” es la respuesta más honesta de analistas y politólogos a la hora de definir el futuro del gobierno con la crisis interna que provocaron los malos resultados de las últimas Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Sin embargo, varios de ellos arriesgaron algunas hipótesis sobre las razones que llevaron a estos resultados y las posibilidades que tiene el gobierno, tanto de revertir la situación adversa como de encarar los dos años de gestión que le quedan, en distintos escenarios. En diálogo con Río Negro Celia Kleiman (socióloga y directora de Polldata) Carlos Fara (politólogo y consultor, director de Fara & Asoc., con más de 160 campañas en su haber) y Gustavo Córdoba (director de la consultora Zuban-Córdoba) desgranaron para Río Negro algunas conclusiones que dejaron los comicios.
• Sobre las causas de la pésima elección del FdT:
Para la socióloga Kleiman, el gobierno “subestimó mucho el panorama a la hora de mirar los números y organizar su campaña. Todos los estudios cualitativos señalaban que había una desconexión de las campañas, los mensajes que se ponían en el tapete estaban muy lejos de la agenda social, de lo que reclamaba la gente”, señaló. “Se notaba que la situación económica estaba en un estado crítico, que había gente que no llegaba ni a la primera semana del mes, con trabajo precarizado, sin obra social, estaba muy fuerte el tema de inseguridad. Ante eso, sólo hubo una pelea entre ministros sin propuestas y después una serie de mensajes sobre el goce, la marihuana, etc. que no estaba en el radar de nadie, incluso de los jóvenes. No tenían la cabeza en eso, de última eso lo hacen por su cuenta, no necesitan que un político los habilite, llama la atención la desconexión que hubo”, señala.
“En las generales talla el voto útil, y muchos que se fueron a otras opciones buscarán una alternativa que exprese en la práctica su enojo con el gobierno”.
Celia Kleiman, socióloga y directora de Polldata.
Su colega Carlos Fara coincide en que “lo económico sin duda influyó, ya que los sectores populares, su base votante, fueron los más afectados por la pandemia. Pero a la inflación, a la caída de la economía informal y al desempleo se sumaron a un presidente desdibujado en su función, con esta cuestión del doble comando con Cristina, que lo hizo lucir improvisado y falto de firmeza. El gobierno no logró transmitir el dramatismo que creía que tenía la situación”, señaló. Fara sostiene que Alberto Fernández “rompió el contrato de moderación que era un reclamo mayoritario en 2019, el famoso ‘con Cristina no alcanza y sin Cristina no se puede’. Ese contrato se fue desdibujando a partir del caso Vicentin y otras acciones posteriores, como la reforma judicial, se fue generando un lento pero sostenido deterioro del gobierno”, agrega.
En tanto, Gustavo Córdoba sostiene que, si bien lo económico estaba en el trasfondo, la elección llegó “cuando la credibilidad del presidente estaba en su peor momento, hubo una subestimación de la agenda de consenso, la capacidad de conciliar intereses tanto al interior como al exterior de la coalición. Alberto tenía un capital político considerable acumulado al inicio de la pandemia y lo dilapidó rápidamente”, explicó. Agregó como error estratégico “hacer una campaña basada en la provincia de Buenos Aires, que se proyectó al resto del país, cuando lo que hubiera correspondido era una campaña federal. La consecuencia de eso fue que el FdT puso en riesgo cada una de las provincias donde gobierna. Hace dos años fue votado por 12 millones de argentinos y ahora por 6, en dos años perdieron 6 millones de votos”.
• ¿Puede el gobierno revertir la situación de las PASO?
“A la caída de la economía se sumó un presidente desdibujado en su función, el doble comando con Cristina lo hizo lucir improvisado y falto de firmeza”.
Carlos Fara, politólogo y director de Fara & Asoc.
Aquí hay coincidencia en que se trata de una misión casi imposible. “El gobierno no tiene ni tiempo ni recursos suficientes para revertir la tendencia económica, lo realista sería amortiguar la pérdida, movilizando el voto propio en distritos clave como Buenos Aires y en las provincias donde se juegan los senadores, porque corre el riesgo de quedarse sin quórum propio en la Cámara Alta. Debería concentrarse en provincias como La Pampa o Chubut, donde la elección fue sorprendentemente mala. Promover un aumento de la participación, que gobernadores e intendentes movilicen en sus distritos y aseguren al menos el piso propio”, opina Carlos Fara.
Celia Kleiman, por su parte, señala que un aumento de participación en las generales respecto de las PASO no necesariamente será mejor para el gobierno. “En las generales empieza a jugar el voto útil, y muchos que ahora se fueron a otras opciones, podrían asegurar una opción que exprese en la práctica su enojo con el gobierno. No les da el tiempo para mejorar la economía, no existe la varita mágica. Hay cansancio hasta con los planes sociales, donde entran a tallar referentes y punteros. Esta identidad partidaria negativa, de votar ‘en contra de’ antes que ‘a favor de’ algo, es difícil de revertir en pocos meses. Encima si la que se impone es Cristina el voto va a estar acotado aún más al núcleo duro”.
• El futuro del gobierno y de la coalición
“La magnitud de la derrota impone revisar liderazgos y políticas. Alberto no tiene más alternativa que volver a la agenda del consenso.”
Gustavo Córdoba. Consultor y analista político, director de la consultora Zuban-Córdoba.
Gustavo Córdoba es tajante: “La magnitud de la derrota impone una revisión no sólo de liderazgos sino de políticas. El presidente no tiene otra alternativa que volver a la agenda del consenso, no sólo porque el oficialismo está en riesgo de perder mayorías en el Congreso, sino porque se viene la negociación con el FMI y el Presupuesto, que necesitan de amplio apoyo del Congreso”, dice este analista. Agrega que “si el presidente no cambia los tonos, no ubica una manera de mejorar la credibilidad del presidente, cualquier cambio muere en dos días, porque las expectativas se frustran a muy corto plazo. No es sólo poner más plata en el bolsillo, eso ya lo hicieron antes de las elecciones y no funcionó. Hay una enorme falta de conexión, de empatía del presidente con la población en general y con sus propios votantes. El presidente sólo le habló al núcleo duro, casi desde que asumió y ese núcleo fue el único que los acompañó ahora”, sentenció. Y reclamó una visión de largo plazo: “Entre tratar de ganar la próxima elección y armar un esquema de gobernabilidad de cara al 2023 yo me quedaría con lo segundo”, indicó.
El analista Carlos Fara señaló que “van a ser años ultracomplicados. Si Alberto pierde la discusión interna y da señales de querer radicalizarse, lucirá descoordinado, más debilitado poder para hacer lo que los mercados esperan, se consolida el clima de pesimismo en el futuro y hay que esperar un dólar disparado, variables desajustadas y más expectativas inflacionarias” adelanta. Su impresión es que, entre la radicalización y un enfrentamiento con Cristina, “Alberto va a hacer más o menos lo mismo que hasta hora: con ajustes y algo de maquillaje, este tironeo en la coalición seguirá” , lo que podría paralizar la gestión. “Aunque se firme una tregua, ahora va a flotar si esto no se vuelve a romper, porque el problema en la coalición de gobierno es estructural”. Y eso generará “pura incertidumbre en estos dos años”, que debilita al gobierno de cara a negociaciones con el FMI, el desafío más inmediato por delante.
El vacunatorio VIP y las fotos de Olivos
Dos escándalos emblemas de la campaña fueron el vacunatorio VIP y la fiesta de cumpleaños en Olivos de Fabiola Yáñez . Sin embargo, los analistas relativizan su impacto .
Para Celia Kleiman, “ya había una mala evaluación de la gestión, eso fue la frutilla del postre. La gente sufrió más de un año el encierro y la pérdida de puestos de trabajo. En el conurbano venían de dos años de crisis de Macri y había una cierta nostalgia del gobierno de Cristina: al menos ahí había asadito, se salía a comer afuera una vez al mes… Pero no se cumplieron sus expectativas, estaban mal y ahora están igual o peor, desencantados y con bronca. Eso es el voto ‘swing’ (que va de una fuerza a otra), el voto duro es estable”, señaló.
Carlos Fara cree que puede haber influido “en el ánimo de la militancia. Se vio cierta fatiga en los cuadros juveniles del peronismo, como si la mística se hubiera desgastado. El voto moderado estaba ya perdido y, en todo caso, estos escándalos solidificaron la pérdida”, opina.
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