A 45 años de La Noche de los Lápices: «tenemos que estar unidos frente al negacionismo»
Lo dijo Marta Ungaro, familiar de uno de los estudiantes desaparecidos. "Este aniversario se resignifica ante el avance de posturas negacionistas" sobre la dictadura militar y los crímenes de lesa humanidad, expresó.
En distintos puntos del país y con diferentes actividades, miles de jóvenes recordarán hoy, y como todos los años, a los diez estudiantes secundarios que fueron secuestrados en la ciudad de La Plata y torturados por reclamar el boleto estudiantil. A 45 años del hecho conocido como «La Noche de los Lápices», ocurrido el 16 de septiembre de 1976 en la ciudad de La Plata, seis de ellos continúan desaparecidos.
En esa ciudad bonaerense, la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), donde militaban los adolescentes desaparecidos, convocó a una caravana que partirá a las 14.30 de la Plaza Italia de La Plata y culminará en la puerta del Ministerio de Infraestructura bonaerense, en 7 y 58, de la capital provincial. Además, la Coordinadora Estudiantil Independiente de Secundarios realizará una marcha que partirá del mismo lugar y horario y realizará un acto frente a la Casa de Gobierno bonaerense.
Marta Ungaro, hermana del estudiante desaparecido Horacio Ungaro, expresó a Télam que en este aniversario los 45 años de La Noche de los Lápices toma especial resignificación ante el avance de posturas negacionistas, incluso con la presencia de candidatos en algunas fuerzas de derechas que reivindican la última dictadura cívico militar.
Por eso, aseguró va a acompañar las dos actividades que se van a hacer «porque son todas importantes y más en este momento cuando el negacionismo está avanzando y pueden entrar al Congreso diputados que son negacionistas y niegan el genocidio y el secuestro sistemático, el robo de bebés, las Malvinas».
«Tenemos que estar unidos y defendiendo todos nuestros derechos», remarcó Marta, sobre la necesidad, ante ese escenario, de activar los mecanismos de memoria, verdad y justicia ya encarnados en la conciencia social argentina.
La mujer recordó que «este 45 aniversario nos encuentra con el juicio del Pozo de Banfield, donde (se presume 6 de los 10 estudiantes secuestrados) fueron asesinados los primeros días de enero de 1977».
Reivindicó que a pesar de que «tardó mucho este juicio», quien fuera responsable de ese centro clandestino «Juan Miguel Wolk está vivo y sentado», en el banquillo de los acusados.
Ungaro dijo además que insistirán para que «cese el arresto domiciliario, y que tengan cárcel común, perpetua y efectiva», para Wolk, y el resto de los responsables de los crímenes cometidos en ese centro clandestino de detención.
«A mi hermano lo llevaron con 17 años, quedó suspendido en mi memoria con esa adolescencia, esa sonrisa, esas pecas y cada día lo extraño más», dijo con pesar.
Marta reafirmó que los detenidos desaparecidos durante la última dictadura cívico militar «fueron 30 mil» y planteó que «hoy más que nunca tenemos que estar unidos frente al negacionismo y a los que reivindican la dictadura».
La noche del 16 de septiembre de 1976 se inició un operativo conjunto de efectivos policiales y del Batallón 601 de Ejército para capturar a 10 jóvenes que tenían entre 16 y 18 años, y en su mayoría eran integrantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), quienes reclamaban por el boleto estudiantil secundario gratis.
Esa noche, irrumpieron en el departamento donde vivía la familia Ungaro en la ciudad de La Plata y secuestraron a Horacio Ungaro, de 17 años, junto a un amigo que se había quedado a dormir en la casa de éste: Daniel Alberto Racero.
Además de Horacio y Daniel, fueron secuestrados Claudio De Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone y Francisco López Muntaner; en tanto el 17 de septiembre los represores apresaron a Emilce Moler y Patricia Miranda y cuatro días después fue detenido Pablo Díaz, pero una semana antes habían secuestrado al estudiante Gustavo Calotti.
Los jóvenes, militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), habían marchado en reclamo del boleto estudiantil, beneficio suspendido tras el golpe militar, por eso a este hecho se le denominó «La noche de los lápices»
Todos fueron conducidos al centro clandestino de detención «Arana», donde se los torturó durante semanas, y luego se los trasladó al Pozo de Banfield.
Moler, Díaz, Miranda y Calotti recuperaron la libertad, en tanto los seis restantes permanecen desaparecidos.
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