Comportamientos compulsivos en perros
Se trata de problemas neurológicos y psíquicos que no deberían confundirse con conductas educativas del animal. Un adiestrador canino explica cómo detectarlos y de qué manera abordarlos.
“Los comportamientos compulsivos en perros se puede definir como un trastorno mental que presenta comportamientos anormales”, explica, consultado por Río Negro, Luis Ayala, educador canino de Allen.
Estos comportamientos, señala el especialista, se caracterizan por acciones repetitivas y persistentes (estereotipias) relativamente invariables – parecen tener un objetivo para el perro- pero fuera de contexto que interfieren gravemente con el comportamiento normal.
“El trastorno compulsivo canino es el problema más grave que puede caer un perro”.
Luis Ayala, educador canino de Allen.
Estas compulsiones derivan de pautas de conductas normales, pero son de excesiva duración, frecuencia e intensidad. “Es la expresión de una patología del comportamiento complejo, como resultado de un fuerte conflicto existente o previo, que causó cambios en la percepción del animal”, expresa Ayala.
Y agrega que las patologías de compulsión no están dentro de los trastornos de las conductas, porque es una enfermedad. Es un trastorno grave de la percepción del perro, que pierde el control de sí mismo. Ese control no tiene que ver con agresividad, sino con comportamientos repetitivos y es puntual en cada animal, no se puede generalizar, solo se puede describir algunas patologías más comunes; y, la única manera de prevenir es dándole una vida de calidad al animal.
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“No debemos confundir el trastorno de comportamiento como el tirar de la correa que es un problema de conducta con un trastorno patológico que es una enfermedad”, especifica.
Estos comportamientos pueden manifestarse girando y persiguiéndose la cola, a veces hasta lastimarse. Ir interminablemente de un lado a otro de la reja o patio sin estímulo visible, una monotonía. Saltar o querer atrapar su propia sombra. Ladrido monocorde sin parar, sin razón aparente. Lamerse o morderse a sí mismos hasta autolesionarse. Estas son conductas que el perro hace de manera totalmente involuntaria y se retro alimenta – aclara Ayala – cuanto más las realice el perro, más necesidad tendrá de repetirlas.
En los perros que presentan esta patología suele haber un historial de modificación negativa de su naturaleza – dice Ayala- como antropomorfismo (darle cualidades humanas), privación de estímulos, ambientes de encierro, carencia de vínculos, en pocas palabras: estrés crónico, privación y frustración.
“La frustración es tan grande para el perro que necesita crear una actividad de sustitución y toma conductas repetitivas que las hace de forma involuntaria. No lo puede evitar ni controlar porque es una cuestión neurológica y psíquica. Por eso es importante el abordaje de forma conjunta con el médico veterinario, el educador canino y la familia del animal, para abordar el problema”, comenta.
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¿Cómo se tratan estas conductas? Cambiando y enriqueciendo el ambiente y las rutinas del perro;interactuando con él de forma consistente, predecible y positiva; sacarlo a pasear, proponerle juegos de olfato, de búsqueda, enseñarle trucos fáciles y una amplia gama de procedimientos que pueden ayudar al perro a salir de ese estado.
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Estas prácticas deben planificarse y concretarse por un profesional del comportamiento canino, además de las consultas veterinarias para su tratamiento. Existe una gran posibilidad que el animal repita esas acciones al estar solo todo el día, atado permanentemente.
“Recordemos que, si dedicamos a nuestras mascotas tiempo de calidad y actividades acordes a las necesidades propias de la especie y amor respetuoso, estaremos evitando por completos estas patologías tan dañinas”, concluye Ayala.
“Los comportamientos compulsivos en perros se puede definir como un trastorno mental que presenta comportamientos anormales”, explica, consultado por Río Negro, Luis Ayala, educador canino de Allen.
Estos comportamientos, señala el especialista, se caracterizan por acciones repetitivas y persistentes (estereotipias) relativamente invariables - parecen tener un objetivo para el perro- pero fuera de contexto que interfieren gravemente con el comportamiento normal.
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