Dos reseñas locales: «La penúltima oportunidad» y «La balsa de J»

Fuimos al teatro y te contamos qué nos parecieron estas dos producciones neuquinas. Ambas propuestas siguen en cartel.

«La penúltima oportunidad»

Ámbito Histrión

Anoche, en la sala Ámbito Histrión, con dirección de Dardo Sánchez y actuaciones de Laura Sarmiento y Silvana Feliziani, además de Bárbara Treves, responsable de la escenografía e iluminación y Adriana Iglesias, con la maravillosa construcción de los muñecos, y fotografía de Agostina Chiapetta, recorrieron el escenario en la búsqueda de “Matías”.

Estas dos mujeres se sintieron traicionadas ante la desaparición física de ese supuesto amor. Sorprendieron con su ductilidad las actrices. El público pudo asistir a una gran comedia negra. Puro talento. El público se mostró agradecido a través de sus risotadas. Fue una hora de disfrute pleno y de reencuentro con el teatro.

Esta obra, de Rafael Bruza, se podrá ver todos los viernes de septiembre en la sala Ámbito Histrión, con entradas de 700 pesos

«La balsa de J»

El Zaguán, de Plottier

Los porfiados del teatro, una sala colmada que evidenció la necesidad que tuvo el público de colmar, lágrimas de emoción, nostalgia de los buenos tiempos. De esa manera estrenó el sábado pasado «La Balsa de J», con dirección de Adriana Perkovic y actuaciones de Mariano Arce y Jorge A. Irazábal.

Hay que destacar el trabajo de Mariano Arce (“J”), quien desplegó toda su ductilidad actoral, a la vez que conmovió con su manera de aseverar que “los locos eran los otros”. Ambos actores enternecieron al público y arrancaron risas en diversos momentos del espectáculo.

¿Qué es la locura? ¿Cuáles son los parámetros sociales para definir el estado de locura? ¿El loco es quien el resto dice que está loco o los locos son los demás? Como sea, esta pieza, se mete con la soledad y las frustraciones.

La pieza se desarrolló en un clima de soledades y locuras cruzadas. Los actores ocuparon el espacio en diferentes planos, se movieron por el espacio con libertad y ocupando toda la escena. La iluminación y el sonido acompañaron, la banda sonora lo fue todo.

La asistencia de dirección fue de Walter Sánchez y Armando Fernández Arévalo, mientras que el diseño gráfico estuvo a cargo de Catalina Fierro. A su vez la fotografía fue de Pablo González y la producción fue de Rita Resoagli.

Esta propuesta se vio este sábado pasado en el Zaguán de Plottier y repetirá el 25 de septiembre, a las 21, en la misma sala.

La avidez del público y la necesidad por más teatro, quedo clarísima. Las 100 personas que asistieron esa noche lo reafirmaron. Necesario es también destacar que los asistentes lucieron su barbijo: el teatro no contagia el Covid-19. Es necesario acompañar las propuestas artísticas. Para esta cronista, resultó conmovedor y tengo que reconocer que lloré bastante.


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