Las víctimas reconocieron el avión usado en la dictadura: «Es el que nos llevó en este vuelo misterioso y terrible»
El Twin Otter AE106 llegó desde Campo de Mayo. Una nave idéntica se utilizaba para los traslados clandestinos entre Neuquén y Bahía. “Recuerdo el ruido ensordecedor”, reconoció una sobreviviente de La Escuelita.
Luego de la polémica del fin de semana por la exclusión de algunas sobrevivientes que luego fueron autorizadas a participar, se llevó a cabo en el aeropuerto de Neuquén la inspección ocular del avión que en 1976 volaba entre Bahía Blanca y Neuquén, pilotado por Juan José Capella.
El procedimiento fue solicitado por la defensoría pública, que logró la inclusión como experto del expiloto militar Carlos María Martínez Junor, que comandó el mismo avión en Campo de Mayo, antes del golpe militar.
La aeronave fue destinada a Bahía Blanca después de 1974.
“Intercambiamos opiniones sobre este avión y creo que sí, efectivamente es el que nos trasladó”, dijo Pedro Maidana, una de las víctimas, al término de la medida judicial.
Una de las sobrevivientes que pudo ver, antes de que le taparan los ojos con la venda, Elida Sifuentes, aseguró que era el avión que ella recordaba.
En el lugar, las defensoras que solicitaron la medida no quisieron hacer declaraciones. Desde el otro equipo de defensa pública, el defensor Pablo Repetto mantuvo la misma posición. “Fue una jornada muy intensa y llena de información, vamos a analizar todo”, sostuvo.
El juez Alejandro Silva fue el primero en llegar a la pista, pasadas las 14. Los jueces Alejandro Cabral y Simón Bracco se hicieron presente minutos después y, casi a las 14:30, arribaron la fiscalía y las querellas.
El equipo de defensoras oficiales liderados por Celia Delgado y Gabriela Labat, más el piloto Martínez, estaban en el aeropuerto antes de las 14.
En la zona de las puertas de ingreso, las organizaciones de derechos humanos y sobrevivientes de los centros clandestinos de la dictadura en la región, se instalaron con carteles en apoyo a las víctimas que iban a participar de la segunda parte del procedimiento.
Dos inspecciones
La inspección se dividió en dos instancias: a las 14:30 arrancó con las defensoras, el expiloto militar, los jueces y la fiscalía; mientras que minutos antes de las 16 comenzó la recorrida del grupo de sobrevivientes de los vuelos nocturnos de junio d 1976 en la pista y en la aeronave.
Estuvieron Dora Seguel, Nora Rivera, Elida Sifuentes, Gladis Sepúlveda, Pedro Maidana y Eduardo París.
Para el fiscal José Nebbia, la medida fue “altamente positiva”. Las víctimas “cuando acuden a estas instancias aportan detalles y nueva información que da cuenta de lo que venimos sosteniendo y que está respaldado en pruebas objetivas”, dijo.
Agregó que en la primera parte, la fiscalía “sólo participó para control de la legalidad del acto” pero que no preguntó al consultor militar convocado por las defensoras porque “entendemos que Martínez Junor debe dar explicaciones, no en Neuquén, sí en el lugar donde se juzgan los hechos de Campo de Mayo”.
Agregó que toda la información que dijo en el juicio cuando declaró como testigo “confirma la hipótesis nuestra, que éste fue el avión utilizado entre acá (Neuquén) y Bahía Blanca en tres vuelos distintos. No le vamos a dar valor de verdad a un sospechoso piloto de los vuelos de la muerte”.
“Misterioso y terrible”
En la salida del aeropuerto, los sobrevivientes respondieron las consultas sobre la pericia, ya que la prensa no fue autorizada a observar la inspección, que se hizo en la pista, en el sector lindero al embarque vip.
“Intercambiamos opiniones sobre éste avión y creo que efectivamente es el que nos trasladó. Estaba acomodado con otros asientos, de otra manera, pero es el que nos llevó en este vuelo misterioso y terrible”, describió Maidana.
Cuando lo subieron a la aeronave, tenía 19 años, lo habían sacado a la fuerza de la escuela nocturna y llegó en ambulancia a Neuquén, por los tormentos padecidos en la comisaría de Cutral Co. “Entre toda la presión y el maltrato, de que veníamos atados y esposados, se mezclaban sensaciones. A mí me llevaron entre varios y me tiraron arriba; les dije a los jueces que sí, era el avión en el que nos trasladaron al centro clandestino de Bahía Blanca”, aseguró Maidana.
Gladis Sepúlveda, que era estudiante de Servicio Social cuando fue vendada para subirla al avión, dijo que de ese episodio de junio de 1976 “recuerdo un ruido ensordecedor y que no sabía adonde me subían, pensé que era una rampa y aquí había una escalerilla. Tuve la sensación de que no eran esos asientos que vimos hoy. Nos preguntaban por el techo, pero siempre nos obligaban a estar con la cabeza gacha. Fue recordar ese momento terrible de no saber qué era ese ruido ensordecedor, hasta que nos amenazaron con tirarnos del avión a la selva tucumana, entonces entendí que era un motor de un avión”, dijo.
Elida Sifuentes agregó que la imagen, que conservó hace 45 años, coincidió con la que vio ayer. “Recuerdo que era todo verde y acá insisten en que siempre fue verde con blanco. Era de noche. Hoy algunos tuvimos la sensación que nos subieron por el otro lado, y cuando rodeamos por la derecha, encontramos otra escalerilla”, aseguró.
Dora Seguel dijo que si bien hubo modificaciones en el interior, “lo que vivís y sentís, es que fue ése el avión. No hay dudas”. Agregó que le planteó a los jueces sobre “la angustia de no saber si íbamos a poder subir todas las sobrevivientes, y ellos reconocieron que lo que ocurrió fue un error, y pidieron disculpas. Para mi fue muy importante”, sostuvo.
La APDH y el Ceprodh cuestionaron la inclusión del expiloto militar
Sobre la pista del aeropuerto Neuquén, por la puerta abierta y sobre la escalerilla baja, se vio a los jueces, las defensas y la fiscalía en el interior del avión, mientras el expiloto militar Carlos Martínez Junor hacía ademanes y hablaba.
A un costado, las abogadas Natalia Hormazábal, Mariana Derni junto con Bruno Vadalá y Marcelo Medrano, esperaron con recelo y a distancia.
“Decidimos no subir para no convalidar que este pseudo testigo experto que debería estar imputado, nos diera cátedra de cómo podía volar o no un avión en ese momento; sí participamos de la segunda etapa para acompañar a las víctimas”, dijo Medrano.
Para Hormazábal “no hay nada interesante que nos pueda decir” una persona sindicada como piloto de los vuelos en Campo de Mayo en 1976.
Visiblemente molesto, Vadalá calificó de un error del tribunal equipar la condición de testigo de las sobrevivientes Gladis Sepúlveda y Elida Sifuentes con la testimonial prestada por Martínez. Fue en los argumentos del fallo del 29 de agosto que accedió a que las mujeres pudieran ir como sobrevivientes, con la misma validez probatoria que la presencia del testigo Martínez.
“Fue testigo de parte que se aviene a declarar lo que la defensa quiere, es a su vez un consultor técnico, que además ponemos en duda. Y es un sospechoso de participar de los vuelos de la muerte y haber traído de Italia los aviones que se usaron para tirar gente al mar, es la primera vez en el país que una persona reviste tres cualidades de este tipo. Es un error comparar lo que esta persona sabe con las víctimas de este juicio”, insistió el abogado.
Martínez llegó temprano al aeropuerto (es de Buenos Aires) y permaneció en la sala de espera junto a las abogadas Celia Delgado, Gabriela Labat y el resto del equipo de la defensa, que llegó desde Roca.
No hicieron declaraciones.
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