Bolsonaro ante una discusión clave en el Congreso por el sistema de votación en Brasil

La Cámara de Diputados podría aprobar hoy el cambio del voto electrónico al impreso, lo que significaría una derrota política para el presidente.

Brasil se enfrenta a un debate clave en la Cámara de Diputados con el proyecto de ley para modificar el voto electrónico que rige actualmente por el voto impreso. De no aprobarse, sería un duro revés para Jair Bolsonaro que critica el funcionamiento del modelo digital.

El Gobierno necesita una amplia mayoría para modificar la Constitución e implantar el voto impreso, por lo que es muy probable que los diputados acaben rechazando la propuesta hoy mismo.

Con su popularidad en declive tras un año y medio de pandemia, el mandatario intensificó las últimas semanas sus ataques contra el Supremo Tribunal Federal (STF), la corte suprema, y el Tribunal Superior Electoral (TSE), a cuyos jueces acusa de querer perjudicarlo de cara a la elección de 2022.

Bolsonaro, quien busca la reelección, asegura que hubo fraude en las dos últimas presidenciales y que él debía haber ganado en la primera ronda en 2018.

El expresidente progresista Luiz Inácio Lula da Silva, uno de los mayores críticos de Bolsonaro, lidera los sondeos de intención de voto con hasta el 58% de apoyo, lo que le permitiría ganar en primera vuelta, aunque todavía no ha oficializado su candidatura.

«Cuando Bolsonaro insiste en eso del votito en papel, está intentando preparar confusión como Trump hizo en Estados Unidos. Y nosotros no lo vamos a aceptar», aseguró Lula al respecto.

El presidente pide que las urnas electrónicas, el sistema vigente desde 1996, impriman un recibo de los votos, con el fin de que puedan contarse físicamente, un reclamo que sus seguidores han pasado a defender en manifestaciones callejeras de los últimos meses.

Los reiterados cuestionamientos de Bolsonaro a la legitimidad de las elecciones llevaron a la justicia electoral y a la corte suprema a abrir sendas investigaciones en su contra.

Bolsonaro llegó a amenazar con la posibilidad de emplear un «antídoto» fuera de la Constitución contra esos procedimientos judiciales, a los que considera ilegales.

Junto a los comandantes del Ejército, la Marina, la Aeronáutica y algunos ministros, el presidente observó el paso de un convoy de vehículos militares por Brasilia desde lo alto de la rampa del Palacio de Planalto, con vista al Congreso y la Corte Suprema.

El acto fue organizado para que integrantes de las Fuerzas Armadas entregaran al mandatario la invitación a un ejercicio militar que ocurre anualmente desde 1988 a unos 80 kilómetros de la capital.

Pero el desfile de los blindados y otros vehículos militares por la región central de Brasilia, sede de los tres poderes, es apuntado por observadores como algo inédito desde la vuelta a la democracia en Brasil y como un gesto de fuerza del mandatario.


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