En un mes trasplantaron riñones a dos mujeres de Sierra Grande

Las operaciones se realizaron en Buenos Aires

VIEDMA (AV)- Dos mujeres de Sierra Grande fueron sometidas a un trasplante renal en este último mes. Natalia Mesa de 27 años ya regresó con la prueba más importante de su vida superada. Juana Antelef, de 60 años, lucha todavía en Buenos Aires para que su organismo acepte completamente su nuevo riñón gracias a una donación de órganos. Estas oportunidades no son frecuentes si se tiene en cuenta la cantidad de pacientes que a nivel nacional se encuentran en lista de espera para recibir un riñón y dejar el tratamiento de hemodiálisis que rigurosamente deben realizar día por medio.

Natalia Mesa hace dos meses vivió experiencias inesperadas e impactantes que la vida le puso en el camino, esas que no se pueden gambetear ni siendo el mejor de los deportistas.

Por primera vez se subió a un avión y por primera vez llegó a Buenos Aires, pero no exactamente en viaje de placer.

Desde la altura le impactaron las interminables luces que parecían haberle dado vuelta el cielo que durante años miró en silencio en Arroyo Ventana o en la misma Sierra Grande. En minutos esas mismas luces iluminaron el extenso recorrido de una ambulancia y luego se fueron modificando en distintos ambientes médicos, para desaparecer lentamente sobre su rostro en la mesa del quirófano en el Instituto de Nefrología de Buenos Aires.

El tres de junio pasado todo fue así de rápido para Natalia y su marido, José Ferreyra de 37 años, un hombre simpático, de hablar pausado y respetuoso, acostumbrado a los días de campo colmados de soledad.

Todo comenzó en diciembre del «98 cuando Natalia fue derivada al Zatti en estado de coma. Un dolor de espalda que fue creciendo en intensidad e hinchando su rostro la obligó a dejar el campo y recurrir al hospital. Allí conoció al médico Carlos Ochoa y con él lo que es la hemodiálisis: una cita ineludible día por medio que sólo se puede abandonar si aparece un riñón que reemplace a los propios que dejaron de funcionar o que ya no cumplen como debieran.

El tres de junio fue la última vez que se conectó durante cuatro horas a esa máquina que ayuda a vivir a los enfermos renales. Como siempre, en la tarde de ese viernes salió del Centro Renal de Viedma y regresó en colectivo a Sierra Grande, pero a diferencia de otras tantas veces en San Antonio alguien preguntó por ella en la terminal. «El doctor Ochoa le pide que vuelva urgente a Viedma por un trasplante» le anunciaron.

El mismo mensaje fue trasmitido por la Policía a su marido en Sierra Grande. A la medianoche ambos subían por primera vez a un avión sanitario contratado por la provincia rumbo a Buenos Aires con un bolso de mano, unos pocos pesos en el bolsillo y un vagón lleno de esperanzas e incertidumbres. Este martes regresaron a Viedma y hoy a Sierra Grande después de exactamente dos meses pero con una visión de vida diferente, claro que conservando los deseos de siempre de volver al campo.


VIEDMA (AV)- Dos mujeres de Sierra Grande fueron sometidas a un trasplante renal en este último mes. Natalia Mesa de 27 años ya regresó con la prueba más importante de su vida superada. Juana Antelef, de 60 años, lucha todavía en Buenos Aires para que su organismo acepte completamente su nuevo riñón gracias a una donación de órganos. Estas oportunidades no son frecuentes si se tiene en cuenta la cantidad de pacientes que a nivel nacional se encuentran en lista de espera para recibir un riñón y dejar el tratamiento de hemodiálisis que rigurosamente deben realizar día por medio.

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