Metaverso: ¿el futuro que se viene o un concepto ficcional?
Mark Zuckerberg y otros tantos referentes del mundo tecnológico planifican al “metaverso” como uno de los conceptos que mayor relevancia tendrán en un futuro. ¿Es una posibilidad real? ¿De qué estamos hablando?
Por Molly Roberts, The Washington Post.-
“Bienvenido al metaverso”. Esa frase podría sonar como el comienzo de una película tecno-distópica: un revoltijo de palabras que solo funciona en la ciencia ficción. Y sin embargo, en los grupos más importantes de las empresas más importantes de Silicon Valley, es algo muy real: los que mueven los hilos de internet están planificando un futuro en el que lo digital y lo físico estén entrelazados en una realidad virtual que lo abarque todo y que nos permita existir juntos, cuando y donde sea. Es decir, el metaverso.
La cuestión es que al menos la mitad de la población probablemente nunca llegue a entenderlo. Eso dice mucho sobre de dónde venimos y hacia dónde vamos.
El concepto del metaverso surgió antes de que la mayoría de las personas enviaran su primer correo electrónico: el escritor Neal Stephenson acuñó el término en su novela de 1992 Snow Crash, pero cualquier nerd fanático de ciencia ficción reconocerá la palabra en Ready Player One, donde los personajes acceden a otro mundo entero disponible en sus pantallas, donde viven una vida tan plena como la que experimentan lejos de ellas. Recientemente, sin embargo, una nueva versión del metaverso ha entrado en boga. El propio Mark Zuckerberg afirmó la semana pasada que quería ayudar a construirlo…
Este futuro metaverso, explican sus evangelistas, no es solo un mundo o una realidad virtual, o una economía, o un parque o espacio temático, y ciertamente tampoco es solo un juego. No, el metaverso es más que eso porque incluirá infinidad de parques y espacios temáticos, y porque todo eso se integrará en una experiencia cohesiva que no solo servirá a una necesidad o propósito humano, sino a todos ellos.
Quizás la forma más fácil de imaginar el metaverso no es a través de la abstracción sino más bien utilizando un montón de casos hipotéticos: Epic Games ya te permite comprar zapatos Air Jordan 1 como parte de un skin (“piel” en español, opciones estéticas de personalización) para tu avatar de Fortnite, y hoy en día podrías llevarlos puestos para combatir en un battle royale en la mañana antes de lucirlos en un concierto de Ariana Grande en la noche. Ahora, imagina que pudieras aparecer en una isla de Animal Crossing con lo mismo.
Bien, ahora imagina que pudieras presentarte a tu lugar de trabajo con tu atuendo obtenido en la web y de ahí ir a una clase grupal en el gimnasio. Imagina que incluso pudieras regalarle tu ropa a un amigo en Twitter, o cambiarla por una obra artística en forma de tokens no fungibles (o NFT). Podrías llevar tus datos, posesiones y a ti mismo de un lugar a otro y de una plataforma a otra, a veces en 3D, otras en el 2D de hoy, a veces con la ayuda de cascos de realidad virtual, y a veces solo con nuestros ojos.
Mucha gente que creció sin la existencia de Internet lo ve, en esencia, como una herramienta: algo que fomenta experiencias y que ayuda, por ejemplo, a planificar un pícnic, reservar un boleto para un concierto de Bruce Springsteen o comprar una licuadora. No lo ven como un lugar que proporcione experiencias en sí mismas. Incluso, para estas personas, las redes sociales existen simplemente para ofrecer información sobre las vidas no en línea de sus seres queridos.
Muchas personas que crecieron con la existencia de Internet lo ven como un lugar que brinda experiencias. Sin embargo, también lo ven como un lugar separado del mundo sin conexión, un complemento de lo que sucede cuando cerramos nuestras computadoras portátiles o nos alejamos de nuestros teléfonos, que es la realidad que de verdad cuenta. ¿Por qué otra razón utilizarían los videojugadores el término “IRL” (sigla de “en la vida real”)?
Sin embargo, cada vez hay más personas que crecieron no solo con Internet sino en Internet. A veces interactúan con personas que conocen IRL de la misma forma que interactúan con personas que no, y a veces hablan con personas que conocen IRL la misma cantidad de tiempo en línea como en persona. Están en el mundo digital en un instante, en el físico en el siguiente y en ambos al mismo tiempo. El Internet no puede separarse de la vida real. Internet es la vida real.
Entonces, el valor de un metaverso con toda la parafernalia que el resto de nosotros asociamos con el universo real parece obvio: conectar dos espacios entre los cuales ya nos movemos constantemente y lograr que sean aún más similares. Todo esto es más una posibilidad que algo probable, sin embargo, quienes tienen la mayor influencia sobre nuestro futuro tecnológico están dedicados de manera intensa a una idea que es completamente ininteligible para los habitantes del pasado analógico. Nuestras mentes se han transformado.
En una entrevista, Zuckerberg recalcó que el metaverso nos ayudará a sentirnos “presentes con otras personas”, a lo que muchos podrían responder que la manera de sentirse presente con otras personas es estar presente con otras personas. Se refieren a una forma real, física, literalmente al alcance de la mano. Aquellos que ya viven la vida en línea podrían estarse preguntando cuál es la diferencia.
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