Puelches: la aventura patagónica de Willy Crook
El bajista roquense Gustavo Giannini recuerda el proyecto musical que lo unió por nueve años al ex saxofonista de Los Redondos, recientemente fallecido.
Hasta acá llegó Puelches!” La humorada de Willy Crook (qué otra cosa podía esperarse de él en momento así) distendió el ánimo de sus compañeros de ruta. En un punto del inhóspito sureste pampeano, uno de los neumáticos de la camioneta que los transportaba al Alto Valle dijo basta. No faltaba mucho para Puelches, el pueblo más cercano a ese punto inhóspito, pero faltaba.
El ex saxofonista de Los Redondos, junto a Paulinho Nunes y Majo Taquini, una pareja de músicos brasileños con quienes daban forma al exquisito trío Bossa & Soul con el que tenía fechas en la región. Promediaba 2012.
Finalmente, y en rueda de auxilio, los viajeros llegaron hasta Puelches, un pueblo pampeano muy cerca del límite con Río Negro. Allí, un gomero amigo, uno de los tantos buenos y desconocidos amigos que conocerían, le consiguió una rueda 14 para siguieran viaje.
La historia tiene música y letra y está contada en “Fue así”, un tema que Crook registró, años después, para el disco “Funky Menuco”, de Gustavo Giannini Quinteto. Allí, canta, en un sorprendente registro vocal muy cercano al de Javier Martínez, de Manal, “con una goma menos/cargados hasta el cuello/ en rueda de auxilio, así llegué a Puelches/ consiguió una de 14 y mi ruta yo seguí por La Japonesa/ pozo y pozo y pozo y pozo/por La Japonesa a encontrar la gente esa/viejos amigos, desconocidos, gente con swing/ gente del este, los Puelches, gente con swing”.
Gustavo Giannini era parte de esa gente con swing que los estaba esperando en Roca, punto de partida de la gira de Bossa & Soul. Quizás nunca se imaginó Willy Crook que aquella humorada en medio del desierto le daría nombre a una banda con la que haría 29 giras en ocho años y que aquel desconocido con swing sería su compañero de ruta y de parte de su vida.
Convocado por Río Negro, Gustavo Giannini, atendió el teléfono desde Las Grutas, donde reside desde hace un tiempo, para recordar la experiencia junto a Willy Crook, músico esencial de la Argentina fallecido hace una semana, a los 55 años, víctima de un ACV sufrido el 9 de junio pasado del que no se pudo recuperar.
Todo comenzó a partir de un amigo de un amigo. “Llegué a Willy Crook en 2012, a través de un amigo, Mariano de Berti un guitarrista de Zárate, que su vez era amigo de un músico brasileño, Paulinho Nunes, quien en ese momento tenía un grupo junto Majo Taquini y Willy. A mí no me interesaba mucho ese proyecto musical, pero sí agarramos viaje -con Partamos de la Base- con armarles la gira por el sur, con la idea de hacer el primer contacto para que en la gira siguiente sea con él”.
“A él le gustaba mucho quedarse en casa, compartir los momentos. Le gustaba mucho compartir nuestra cotidianeidad. Andaba mucho por la ciudad. Le gustaba mucho eso. Fue muy buen compañero”.
Gustavo Giannini.
“Pararon en casa”, siguió recordando Giannini, empezamos a tener muy buena onda y a los tres meses ya estábamos girando de vuelta por la región con Willy Crook, siendo la primera de las 29 giras de Willy Crook & Puelches, el trío que completaba Julián Cabaza en batería. “También le ponía nombre a las giras, la que más recuerdo es la ‘James Brownie Tour’ (risas) Con esa llegamos hasta la cordillera”.
¿Qué era Puelches? Una banda en la que Crook se reversionaba a sí mismo por razones geopolíticas y de logística. “Las primeras giras fueron estrictamente en la Patagonia porque Willy me había puesto como límite el río Colorado. Yo podía vender fechas del río Colorado para abajo porque hacia arriba él tocaba con los Funky Torinos. El límite de los Puelches era el río Colorado (risas)”.
Por eso las primeras giras fueron maratónicas, porque hacían shows todos los días con largos viajes de por medio porque, salvo en el Alto Valle, después había mucha ruta. “Del Alto Valle seguíamos hacia la cordillera hasta Esquel y de ahí ¡a Madryn y Las Grutas! Imaginate (risas) Eran ocho días de ruta y convivencia”. Todos los que fuimos Puelches, Juli, Pablo de la Fuente en saxo (porque acá Crook era guitarrista), Mauricio Lusardi en teclados Mauro Liciotti en logísitica, conocíamos su música, la admirábamos y además él era un tipo muy entretenido, con salidas increíbles. Hablar cualquier cosa con él era divertido”.
Pero aquello de los límites geográficos cambió unos años después y Los Puelches, en modo contrafáctico, conquistaron la pampa húmeda y no pararon hasta la Capital Federal. “En un momento, Willy me levantó el límite. Con Litto Nebbia y también con Claudio Gabis empiezo a ir a tocar mucho en el interior de provincia de Buenos Aires. Cuando supieron que también tocaba con Willy me empezaron a pedir que lo llevara. Así empezamos a salir de gira por Pergamino, Salto, Junín, incluso ramos Mejía. Incluso tocamos con los Puelches en Capital porque hubo un tiempo en que viajamos mucho con Juli para tocar con Litto, pero parábamos en la casa de Willy. Así, entre fecha y fecha con Litto, armábamos shows con Willy en Capital y alrededores”.
Para entender por qué estos desconocidos con swing terminaron compartiendo mucho que escenarios patagónicos con Willy Crook hay que volver a aquella gira de los Bossa & Soul. “En la fecha de Roca, en El Biombo, tocamos como invitados”, recuerda Giannini. “Uno de los temas que toqué con ellos fue ‘Seen Sin’”, uno de los que más me gustaban de Willy, y él siempre cuenta que lo toqué horrible (risas); y era verdad, porque estaba muy nervioso de estar tocando con él”.
A pesar de aquella ocasional mala impresión, Crook armó una banda con ese bajista. ¿Cómo fue entonces que sucedió? “Nunca pensó que íbamos a hacer 28 giras”, afirma Giannini, sin dudarlo. “Yo creo que le dimos confianza como personas (risas). Cumplimos con todo lo pautado sobre la gira y eso lo impresionó. Yo creo que se tiró a la pileta por eso y salió bien. Y cuando algo sale bien se sigue para adelante”.
Uno de los temas que toqué con ellos fue ‘Seen Sin’”, uno de los que más me gustaban de Willy, y él siempre cuenta que lo toqué horrible (risas); y era verdad, porque estaba muy nervioso de estar tocando con él”.
Gustavo Giannini, al recordar la primera vez con Willy Crook, en Roca, junto a Bossa & Soul.
Y mucho de eso hubo, ciertamente. El propio Willy Crook, en una entrevista con Río Negro, en febrero del año pasado, antes de comenzar la 29° gira puelche. Había dicho de Giannini lo siguiente: “Era un tipo con un solo par de zapatos y sin celular. Todo lo que me dijo siempre sucedió. He escuchado muchas promesas de madrugadas, de gente con corbata, que luego nunca sucedieron. Es un honor patear con él”.
El setlist de Puelches eran los Funky Torinos al sur del río Colorado. Cuando se armó la banda, Crook le pidió a Giannini y a Cabaza que sacaran unos quince temas de los Funky Torinos. “Tanto Juli como yo conocíamos mucho sus temas, sus discos. Yo los tenía grabados en casete. Música que teníamos en nuestras cabezas y que no imaginábamos que los íbamos a tocar alguna vez con él al lado”.
Esa lista se fue extendiendo con el correr de las giras y para los últimos shows de Puelches ya tenían un repertorio de casi cuarenta temas. “Los shows eran todos temas de él, reversionábamos un tema de Charlie Parker, “Billie’s Bounce”, que solía funcionar como el momento instrumental de los shows. Al último nos pidió que sacáramos los temas de su último disco, ‘Lotophagy’, porque tenía necesidad de mostrarlos en vivo”.
Para Giannini, la música de Willy Crook fue de las primeras cosas que se permitió oír por fuera del punk rock, promediando los 90, años en los que aparece en escena los Funky Torinos, primera experiencia con la marca Willy Crook, a quien define como un músico único e inigualable, que en Argentina no tiene comparación, el tipo que (re)inventó el funk local con una elegancia irrepetible. Y rescata algo que suele pasarse por alto: su lírica. “Es un poeta único también, sus letras son increíbles”.
Apenas llegado a Roca desde Puelches, Willy Crook encontró en aquellos desconocidos con swing mucho más que una amistad. “A él le gustaba mucho quedarse en casa, compartir los momentos”, destaca Giannini. “Alguna vez intentamos pagarle un hotel y no quiso saber nada. Le gustaba mucho compartir nuestra cotidianeidad. Salía a hacer compras, qué sé yo, por ahí se rompía algo en casa y se encargaba de ir hasta la ferretería. Andaba mucho por la ciudad. Le gustaba mucho eso. Fue muy buen compañero”.
Hasta acá llegó Puelches!” La humorada de Willy Crook (qué otra cosa podía esperarse de él en momento así) distendió el ánimo de sus compañeros de ruta. En un punto del inhóspito sureste pampeano, uno de los neumáticos de la camioneta que los transportaba al Alto Valle dijo basta. No faltaba mucho para Puelches, el pueblo más cercano a ese punto inhóspito, pero faltaba.
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