Cecilia Collueque amasa una nueva cita mundial
La palista roquense quiere estar presente en Bascov, Rumania, para medirse una vez más con las mejores del planeta. Claro que con el derecho deportivo adquirido en el último Selectivo no alcanza. A la espera de apoyo privado y oficial, vende pastas que ayuden a costear la aventura.
Cecilia Collueque está acostumbrada a remarla (valga la redundancia). La tenacidad siempre se ha sentado a su lado en el bote , y la ha acompañado en momentos de duda cuando la dureza del invierno patagónico puede llegar a desalentar toda idea de meterse al río para entrenar con temperaturas bajo cero.
La perseverancia fue la que mantuvo a flote a aquella jovencita de 18 años, que tuvo su primer contacto con el agua en la Regata del Río Negro hace ya dos décadas, y que hoy, en la madurez (37), mira su vida deportiva con la templanza de aquellos que siempre lo dieron todo.
Claro que siempre hay que atender la habitual escasez de recursos cada vez que un reto tan importante como un Mundial golpea su puerta.
Cecilia está en condiciones de disputar la quinta cita ecuménica de su carrera y ese derecho deportivo lo ha conseguido en la pista durante el Selectivo rumbo al Mundial de Rumania, que se disputará en Bascov entre el 30 de septiembre y el 3 de octubre próximo.
Para la palista roquense medirse con los mejores del planeta en el canotaje de maratón es casi un hábito. También lo es tener que desdoblar su rutina de entrenamiento para poder hacerse de algún dinero con actividades nada afines al remo y el bote.
“No alcanza con ganarte el derecho a participar en un campeonato de esa clase por la vía deportiva. Cada vez que tuve la posibilidad de ir a un mundial, me tocó hacer de todo para poder juntar algo de plata: vender rifas, empanadas, pollos a la parrilla, ahora pastas… Ya estoy acostumbrada, y me lo tomo mucho mejor que antes. Cuando era más joven quizás me desesperaba todo ese proceso previo. Hoy ya no, he aprendido a disfrutar…”.
Regata del río Negro: Cecilia se baja del kayak
Esta vez no son los pollos a la parrilla asados por Oscar, padre y mentor de Ceci, para ir al Mundial de Portugal 2018, sino que el menú ha cambiado.
“Hay una fábrica de pastas en mi barrio que me ayuda con la elaboración. Vendemos ravioles y fideos. Está claro que con lo que podamos juntar no alcanza para viajar a Europa, pero no nos podemos quedar de brazos cruzados”, cuenta Cecilia en un alto en el entrenamiento que lleva a cabo en un gimnasio de gente amiga y que colabora de manera incondicional.
“Es de Carlitos Bergna, que me ha ayudado con la preparación desde que compito. Es mi profe desde siempre”, agrega la palista roquense que además cursa el tercer año de la carrera de Educación Física.
En el Mundial de Portugal, Collueque se quedó con la medalla de oro en la categoría master, pero por encima de ese logro rescata lo hecho en la cita de Sudáfrica 2017. “Es ese mundial me medí con las senior, las mejores palistas del mundo. Terminé entre las diez primeras, para mí eso fue increíble”. La roquense además compitió en el Mundial de Roma 2012, luego vino un parate de varios años hasta reaparecer en la cita de Branderburgo, Alemania, en 2016.
Cecilia Collueque: hija del río y de la Regata
La paz interior y la mirada franca adquirida por Cecilia a través de los años, contrasta con aquella chica tímida y de pocas palabras de la primera época. Lo que no ha cambiado en ella es su deseo de competir y medirse con las mejores.
“Quiero estar en Rumania, me siento capaz de hacer otro gran mundial. A China 2018 no fui por cuestiones económicas, pero por sobre todo porque era mi primer año en Educación Física. Quería priorizar mis estudios. Ahora estoy en tercer año, ya se cómo manejarlo y es por eso que esta vez me veo bien en todos los sentidos para afrontar otro mundial”.
El camino de Cecilia en el agua no ha terminado, al menos de su parte. Trayectos signados por el talento y la constancia no deberían depender de voluntades ajenas al mérito deportivo. De aquí a septiembre hay tiempo aún de recomponer decisiones y cumplir el sueño de los que lo merecen.
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