La segunda ola golpea la terapia intensiva de Cipolletti

El escenario es peor que el año pasado: menos camas, escasez de personal y tiempo más prolongado de ocupación de camas.

Un hombre de 68 años falleció ayer en la terapia intensiva de Cipolletti. Hacía más de 60 días que estaba conectado a un respirador. Es la única cama libre que queda en el servicio de salud pública, el privado está lleno. Mientras agentes sanitarios preparan esa unidad para recibir a otra persona, al lado hay un hombre de 71 años, cumplirá en breve 80 días con respiración mecánica para poder vivir.  

El escenario de la terapia intensiva en pleno avance de la segunda ola de coronavirus es muy delicado, incluso más complejo que durante el pico de la primera ola, entre agosto y diciembre del año pasado. 


Por muchos factores: menos profesionales y más cansados, menos camas porque la falta de recurso hace inviable sumar nuevas unidades al sector. Hoy hay 10 unidades en el hospital de Cipolletti, nueve ocupadas. Otro indicador que augura un escenario más complejo es la cantidad de días que demanda un paciente covid con el respirador. 

El promedio está por encima de los 50 días. Se debe a que la mayoría de los pacientes que requieren asistencia con la segunda ola son adultos jóvenes. La tasas de mortalidad sigue siendo muy alta: 60%, el doble del promedio prepandemia. 

La baja demanda de adultos mayores, posiblemente por el proceso de vacunación, genera mayor demanda de personas menores de 50 años. Que si bien tiene más probabilidades de sobrevivir, requieren muchos días de internación. 

“Un respirador no garantiza nada, la única forma de evitar esto es cuidándose. Ingresar a la terapia tiene un costo y lo que hace el respirador es mantener con vida al paciente, la recuperación depende de otros factores, el principal la respuesta inmunológica del paciente”, detalló Inés Lagar, jefa del servicio de terapia intensiva de Cipolletti.

 
Además de la terapia, otras áreas que están con mucha demanda son la guardia y clínica médica donde se oxigena a pacientes para evitar que lleguen al respirador.

“Que un paciente pueda acceder al respirador no es garantía de que vaya a salir, y si sale lo hace con un alto costo”.

Inés Lager, jefa del servicio de terapia intensiva de Cipolletti.

Ayer hubo una reunión entre la directora del hospital Claudia Muñoz y los jefes de servicios, especialmente los afectados a la pandemia, para debatir estrategias para concientizar a la sociedad sobre la grave situación sanitaria de la localidad.


“La solución es cuidarse y no contagiarse. Esta es una enfermedad con una mortalidad muy alta en terapia, aún con toda la asistencia que se brinda. Que el paciente tenga posibilidad de acceder al respirador no es garantía de que vaya a salir, y a qué costo si es que sale, tanto físico como psíquico”, contó la profesional. 

Lo que puso en evidencia esta segunda ola, que en Cipolletti comenzó a impactar con fuerzas desde el último fin de semana, es la poca certeza que se tiene con respecto al impacto del virus en el organismo.

Lager contó que hasta el año pasado se creía que en personas jóvenes sin patologías previas no era tan agresivo, sin embargo hay muchos pacientes con esas características que requieren un respirador. 


“Es la respuesta que da cada persona a un virus que es nuevo, al que nadie estuvo expuesto, nadie tiene memoria inmunológica -salvo los vacunados, pero es la primera vez que se exponen. Algunos pueden frenarlos, otros hacen, en ese intento, una reacción inflamatoria tan importante que los lleva a estas catástrofes”, explicó la terapista. 

“Lo único que nos va a salvar es cuidarnos, no la internación”

La jefa del servicio de terapia intensiva de Cipolletti, Inés Lager, contó que hay una gran preocupación puertas adentro del sistema sanitario por la falta de “conciencia” por parte de un sector de la población que sigue “sin respetar las medidas de prevención”.

Aseguró que es la única forma de evitar que el sistema colapse. “La gente tiene que entender que tiene que cuidarse. Nosotros venimos con un cansancio muy grande por todo el trabajo que estamos haciendo y necesitamos que la sociedad colabore”, contó.

Agregó que la situación es igual o peor que lo que se vivió el año pasado, en el momento de mayor contagios durante la primera ola.


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