Hernán Casciari, un escritor que nunca se detiene
Quintuplicó sus ventas durante la pandemia, lanzó un proyecto llamado “Comunidad Orsai” que hace las veces de plataforma colaborativa, produce una película y hasta abrió un local físico para sus libros. ¿Cómo vive Hernán Casciari su presente con la literatura?
“Yo sospecho que cuando uno tiene un nombre y un apellido, cualquier cosa que haga está basado en eso, tenés un piso de ventas aún si es una garcha lo que hacés. Entonces uno se empieza a preguntar: ¿qué pasaría con un texto mío si nadie supiera que es mío? ¿Funcionaría o funciona mi nombre?”. Así, con esa premisa, Hernán Casciari se planteó el texto de su nueva novela, que saldrá a imprenta el próximo 29 de mayo y que ya presenta desde el vamos una propuesta original, como todo lo que el multifacético escritor nacido en Mercedes (Buenos Aires) hace.
Hernán Casciari pasó por #EnEsoEstamos, el programa de Río Negro Radio, y dejó una lista de temas inacabable. Y entre ellos, no esquivó las preguntas sobre su nueva novela, titulada “Seis meses haciéndome el loco”.
Al respecto, Casciari relató que “ es una novela que escribí de incógnito. Es decir, está en Internet pero nadie sabe que existe. Hice un pacto con un medio gráfico muy prestigioso de habla hispana no argentino, donde nos propusimos un juego […] y trabajamos en una pequeña novela en formato de folletín que el medio presentó como real. Durante seis meses fingí ser un esquizofrénico que escribía un blog desde un instituto psiquiátrico de Catalunya. Y me pagaban el doble si hasta el capítulo final nadie descubría mi pluma. Y no la descubrieron. Eso ocurrió, nadie sabe que es mío. Pasó el tiempo suficiente, los derechos de autor volvieron a mí y lo publiqué contando esta historia”.
Casciari es, entre tantas cosas, un escritor que no se detiene. Y si no lo detuvo un infarto, ¿por qué iría a hacerlo una pandemia o un bloqueo mental? Así, con ese ímpetu, lanzó el primer día de este 2021 su faraónico proyecto “Comunidad Orsai”, una oda a la autogestión y las plataformas colaborativas. Con dos años de trabajo silencioso detrás (“Cuando iniciamos un proyecto nuevo, en general lo hacemos después de transitar la burocracia, para que la comunidad no tenga que soportar eso”, explicó), vio la luz en enero y ya cuenta con un primer objetivo ambicioso.
“En este momento nuestro primer pie es la producción de cine colectivo. Es lo que estamos haciendo casi al 100% de nuestra energía. Intentamos hacer una película sin subsidios, sin el apoyo del INCAA y sin transitar los recorridos tradicionales. Compramos los derechos cinematográficos de una novela de Pedro Mairal (“La Uruguaya”) que nos gustó mucho, y después pedimos financiamiento por 600 mil dólares a los integrantes de la Comunidad Orsai que quisieran sumarse a esta aventura de un año, y lo conseguimos casi de inmediato. Ahora estamos en la etapa de preproducción de la película, y todos nuestros recursos y nuestra cabeza está puesta ahí”, comentó Casciari.
Claro, no es lo único planificado. “Es muy probable que en este mes de mayo larguemos lo que sería un segundo paso muy fuerte de la Comunidad Orsai, que son concursos de cuentos con mucho dinero. Mucho, mucho más que los concursos de novela de Planeta y demás. Tendrán jurado popular: todos serán jurado en esos concursos. Saldrá en estas semanas, y pondremos el 100% de la cabeza ahí. Vamos de a poco pero con proyectos muy novedosos y sobre todo muy divertidos”, sumó.
Una de las cuestiones más interesantes que lleva adelante Casciari es el marketing de sus propios productos, sin intermediarios. Mails con contenido humorístico, promociones temáticas y demás cuestiones llaman la atención de seguidores constantemente. ¿A qué se debe esto?
“Es muy divertido poder conversar con la comunidad que a veces lee o escucha mis cosas. Conversar de forma divertida, no ser una empresa. Yo sufrí un cambio desde que empecé a escribir en internet hasta hoy. Al principio yo podía conversar mano a mano con todos, digamos hasta 2005 o 2006. Respondía los mails uno por uno. Entre 2006 y 2007 me di cuenta que ya usaba más tiempo en comunicarme que en escribir, y entonces empecé a inventar determinados sistemas de personalización de respuesta, pero en ningún caso dejé de ser yo el que está atrás de todo eso. No puse un tipo, no contraté una empresita que contesta los mails ni tengo secretarios. Sigo siendo yo, pero con sistemas de personalización”, relató.
Para el cierre, y ante la consulta de cómo vive y cómo siente hoy la literatura (y si sigue “enamorado”), Casciari deslizó que “yo no sé a esta altura si llamarla literatura. Eso es lo único que me hace un poco de ruido, del mismo modo que ya no puedo llamar lectores a los que consumen lo que cuento. Son oyentes, espectadores, lectores, televidentes… Termino llamándolos usuarios. Es muy frío, pero empieza a ser la verdad. Y del mismo modo me cuesta llamar literatura a lo que hago, tanto como generador de contenido como como consumidor. Me parece que literatura es la libreta donde se anotan esos contenidos, y creo que ya lo trasciende. Me gustan muchas más cosas y cada día que pasa estoy más contento de vivir en este tiempo histórico”.
¿Cómo le funcionó la pandemia a Hernán Casciari?
“En general, en el oficio del escritor hay una cuarentena interna anterior a cualquier pandemia. No es lo mismo que si fuera músico, y te cierran los estadios, los bares y los teatros. El que escribe sigue escribiendo. En mi caso yo hacía muchísimo teatro antes de la pandemia, pero dejé de hacerlo e inmediatamente seguí por streaming, y no cambió nada. Lo que cambia es la manifestación del afecto. Cuando no tenemos la enorme desgracia de perder los trabajos, el horror de la cuarentena es de los lazos afectivos”, explicó Casciari sobre este tiempo pandémico.
Respecto a los streamings, explicó que “vengo del blog, y el streaming es lo más parecido: un montón de gente leyendo al mismo tiempo algo que escribiste y dejándote comentarios, pero vos estás en tu casa y ellos también. Yo me siento como un pez en el agua en el streaming, estoy en calzoncillos en mi casa. Es volver a la fuente del blog”.
Durante este tiempo, y en simultáneo a la salida de Comunidad Orsai, estrenó en Mercedes su primera librería física: “El año pasado la venta online de mi producción se quintuplicó. Yo estaba listo hace mucho para una sociedad que comprara por Internet. Al quintuplicarse necesité con velocidad un lugar grande donde mucha gente embalara libro para cuando vengan los camiones. No lo podía hacer en casa, entonces buscamos un depósito, y cuándo vimos que un depósito lindo se podía abrir, lo convertimos en la primera librería del mundo que vende libros de un solo autor”.
El revisionismo con los años
Siempre que se charla con un escritor, es atractivo consultarles sobre el revisionismo de su propia obra. Todo escrito está incluido dentro de un contexto, y en parte responde a ese momento, aún cuando la obra en si sea anacrónica. Por eso mismo, Casciari no escapó a esta pregunta: ¿Cómo ve su obra cuando relee textos viejos?
«En mi caso particular hay un quiebre», aclaró. «Está lo que escribí antes de Internet y lo que escribí después. Cuando empiezo a escribir en la web, en el 2002, lo primero que hago es “Más respeto que soy tu madre”. Desde ahí en adelante todo lo que he escrito, cuando lo reviso, me sirve. Lo podría decir en voz alta. Tiene mi entonación. Pueden ser cosas mejores o peores, pero son genuinas, y eso hace que esté a favor. Ahora, todo lo que escribí -que de hecho es muchísimo más- desde los 30 años para atrás, es una garcha. Todo, porque no utilizaba mi propia voz. Quería ser inteligente. Y de hecho escribí 5 novelas que están inéditas y lo seguirán estando, y unos 400 o 500 cuentos, antes de empezar a escribir en Internet. No sirve nada de todo eso, porque entre mis 15 y 30 años tenía la sensación de que para escribir había que ser inteligente, y eso es un error tremendo. Después, cuando descubrí que lo que había que hacer es contar las cosas más o menos como uno podía, encontré mi propia voz y ya no reniego de nada», finalizó.
Un infarto que le salvó la vida
En 2015, Hernán Casciari sufrió un infarto que le cambió la vida. Curiosamente, para bien. Él mismo lo relata en su libro «El mejor infarto de mi vida» y también lo comentó en diálogo con En Eso Estamos. En este caso, la pregunta apuntó a qué balance hace de la decisión de haberse vuelto a vivir a Argentina tras el infarto, puesto que vivía en Barcelona hace varios años.
«Me da mucha vergüenza no haberme decidido antes, haber tenido pruritos… igual entiendo, son decisiones muy internas. No me volví antes porque quería estar con mi hija, que es catalana y vive allá, y me parecía que era una traición a nuestra relación si tomaba la decisión. El infarto lo que hizo fue convertirse en una excusa perfecta para hacerlo. Cuando tenés un hijo viviendo en otro continente no sabés fehacientemente que tan bien te irá de dinero para que pueda venir seis veces al año. Es un tema económico casi. Una de las primeras cosas que hice cuando me vine acá fue tomar una decisión de ser extremadamente rentable, porque necesitaba que Nina estuviera la mitad del año conmigo. No es Berazategui con la Capital, es un continente entero que tenés que sortear. Cuando tomé la decisión me di cuenta que nuestra relación es alucinante, que siempre que Nina vive acá la pasamos bárbaro. En la pandemia lo hacemos por Zoom y medio me rompe los huevos, pero bueno, es una pandemia global. El resumen sería que estoy muy feliz viviendo acá», comentó.
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