Un oneroso acuerdo para los neuquinos

Hay una máxima del sindicalismo que dice que de los conflictos se sale con más conflicto. Esa fue la herramienta de Quintriqueo cuando decidió intervenir.

El costo fue altísimo. El gobierno pudo salir del conflicto con los autoconvocados de Salud por un acuerdo que salió y será muy caro para los neuquinos. Finalmente no hubo “cementerio de elefantes”, como vaticinó el secretario general de ATE, Carlos Quintriqueo, en referencia al ícono que simbolizó el reclamo y que él mismo ayudó a bautizar. Pero las consecuencias sociales y políticas que dejó, y no pudo saldar, el derrotero de los cortes de ruta a Vaca Muerta anticipan más tormentas para Omar Gutiérrez.

A los referentes del MPN les cuesta explicar cómo una protesta pudo durar casi 60 días, con tres semanas de piquetes que provocaron pérdidas millonarias para el principal motor económico de la provincia. Muy pocos admiten algo que parece simple: hubo una sucesión de errores en base a torpeza política que dejaron, al partido gobernante, bastante cerca de la anomia. Pero, no menos cierto, fue que cada paso en falso fue capitalizado por los trabajadores de Salud que, con tozudez, le abrieron la mano al Ejecutivo.

Los parches que intentó Gutiérrez, cuando pudo admitir que entraba a un laberinto sin salidas, no fueron más que costo para actores que dejaron parte de su capital político en esta contienda. El jefe de fiscales, José Gerez, fue uno de los grandes perdedores. Quiso aplicar el modelo de mediación, que le sirvió en otros conflictos para rescatar al gobierno, pero esta vez solo agregó dilación al tema. Tomó un caso que no pudo resolver.

Las ministras Vanina Merlo (Gobierno) y Andrea Peve (Salud) nunca supieron o pudieron transmitir al gobernador la gravedad de lo que pasaba. Osvaldo Llancafilo y Jorge Lara, los convocados de último momento al ring, solo hicieron una especie de vista del expediente y dieron luz verde al plan de rescate final, que incluía a ATE.

El gobierno suele fantasear con la idea de la “desestabilización”. Su caso es para el diván porque tanto coquetea con esa persecución que a veces, consciente o inconscientemente, toma decisiones que lo exponen en la construcción de autoridad. Ya le ocurrió durante las restricciones de la primera ola de la pandemia y, con la segunda en puerta, es una preocupación actual para el MPN.

Los excluidos y los que seguramente, con este estado de situación, perderán otra chance son el 40% de pobres y el 13% de indigentes que tiene Neuquén.

Hay una máxima del sindicalismo que dice que de los conflictos se sale con más conflicto. Esa fue la herramienta de Quintriqueo cuando decidió intervenir en la crisis. El pedido para que entre a jugar había sido antes y no solo del gobierno, la oposición también pidió el rescate de una situación que hacía naufragar a la provincia.

Aseguran que el dirigente de ATE les advirtió: el conflicto tiene salida, pero es caro. Y así fue. El gobierno deberá recurrir a un escandaloso endeudamiento, de 12.300 millones de pesos, para cubrir una pauta salarial que pudo ser contenida con algo de sensibilidad al inicio del reclamo. La deuda pasará por la Legislatura por dos motivos: a nadie le sirve un gobierno cercado en plena pandemia y, además, el equipo de Economía de la provincia tiene fama de ser prolijo en la confección de proyectos de deuda.

Habrá pirotecnia verbal seguramente, pero la provincia se hará de los fondos que, sumado al monto ya aprobado para salir a los mercados, proyecta tomar 44.406 millones de pesos, poco menos del 25% de los ingresos presupuestados para este año.

Ese dinero irá a salarios. Si bien la recomposición era necesaria, podría debatirse largo y tendido si el conflicto de Salud era estrictamente salarial o faltó muñeca para atender un sector que daba señales de agotamiento incluso a fines de 2020. De todos modos no deja de ser un auxilio para una franja que está incluida. Los excluidos y los que seguramente, con este estado de situación perdieron otra chance, son el 40% de pobres y el 13% de indigentes que tiene Neuquén.

Una provincia con semejante desigualdad incluye por igual como perdedores de este conflicto al sistema político, desdibuja el rol de los gremios y reparte más miseria a los sectores que necesitan con urgencia ser rescatados del fondo de las necesidades sociales.