Buscan cuidar al maqui, la planta nativa de la Patagonia con beneficios medicinales
En el INTA Bariloche, la becaria del Conicet Cecilia Roldán lleva adelante experimentos para la domesticación de la especie, con miras a una producción sustentable. Brindó consejos para su cuidado.
Por sus beneficios medicinales, se está poniendo de moda en la Argentina el consumo del fruto del maqui, una planta nativa de la Patagonia. Pero hay expertos que ya advierten que la cosecha del fruto debería ser más racional.
Las poblaciones de maqui están muy fragmentadas en el bosque y aunque la explotación es a baja escala -ya que todavía no es del todo conocida-, los investigadores apuntan que se debe evitar la sobreexplotación.
El maqui es uno de los árboles sagrados para el pueblo mapuche. Se emplea para las ceremonias y rogativas, como alimento e incluso como medicina tradicional ya que tiene propiedades para desinflamar y cicatrizar. Es digestivo, diurético y expectorante y funciona como analgésico.
En lengua mapuche, “maki” significa “baya” y es una especie nativa del bosque patagónico en Chile y Argentina. No hay en la estepa ni tampoco en el monte. Abundan los dulces, los jugos, los suplementos e incluso, en Chile hay productos de cosmética, como champú y cremas.
“Con prácticas inadecuadas en la cosecha, la planta se daña y al año siguiente, ya produce menos fruto. O no lo produce. Con el correr del tiempo, la producción de esa planta cae y ahí se genera un daño o explotación no sustentable del recurso”, dijo a RIO NEGRO Cecilia Roldán, ingeniera agrónoma que lleva adelante un proyecto sobre la domesticación del maqui como parte de una beca doctoral.
“Como la cosecha del bosque no se puede controlar, puede dañar a la planta. Por eso, el proyecto tiene como objetivo proteger el recurso nativo del bosque y evitar la sobreexplotación pero también llevar una alternativa de producción de cultivo al productor de la zona”, detalló Roldán, quien es becaria del Conicet en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Bariloche. Allí se realizan ensayos con distintas condiciones de luz y agua para evaluar niveles de crecimiento, entre otros parámetros.
Roldán explicó que en el bosque hay diversidad de plantas de maqui, de las cuales algunas producen frutos y otras no. “Lo que se hace es una selección de determinados individuos y con la propagación vegetativa en el vivero, se multiplican las plantas en esa parcela para cultivo”, dijo y agregó: “El objetivo es que todas logren una producción estable en el tiempo. Que los frutos de esas plantas produzcan altos contenidos de estos compuestos antioxidantes que la hacen importante”.
¿Cuáles son las dos medidas centrales para preservar la planta? En primer lugar, especifica Roldán, no cosechar toda la fruta del árbol. “A veces, encontramos árboles cargadísimos pero no debe cosecharse todo. La idea es dejar más de la mitad de la fruta en el árbol”, aconsejó.
“La fruta también es alimento para los animales del bosque. Y la misma fruta que produce el árbol sirve como semilla para que crezcan otros individuos en el bosque. Si sacamos toda la fruta, ya no hay semilla para regenerar”, continuó. Otra recomendación es no cortar las ramas para extraer la fruta. Porque si se cortan, el árbol no va a producir frutos hasta dos años después.
Comentarios