Las mujeres comienzan a cerrar las comisarías

Le dieron un ultimátum a la ministra Arévalo.

NEUQUEN (AN-ACC).- Las esposas de los policías iniciaron ayer parcialmente una suerte de bloqueo de las comisarías, para que nadie entre o salga de los edificios donde llevan adelante sus reclamos. Así lo definieron anoche los grupos femeninos de Cutral Co, mientras Centenario Plottier y Neuquén aguardaban ver cómo se desencadenaba la situación en el resto de la provincia antes de actuar.

Al cierre de esta edición, en Cutral Co, las esposas de policías de las comisarías Sexta de Huincul y la 14 decidieron cerrar la puerta de ingreso al público, tras dialogar con el titular de esa unidad, Leonel Seguel. De este modo, no se podrán recibir denuncias ni trámites de particulares. Sí permitirán la atención de los presos en el recinto.

También pidieron por la ministra de Seguridad Susana Arévalo o el propio gobernador.

En Neuquén, la cuerda se tensó ayer luego de que las mujeres que están apostadas frente a la comisaría Primera denunciaran amenazas por parte del jefe de esa unidad Facundo Escalera, quien hace unos días arrancó los carteles de reclamo que habían colocado en el frente del edificio.

Vilma y Violeta, dos de las líderes del grupo, se presentaron en la fiscalía de Pablo Vignarolli y apuntaron a Escalera.

Margarita, al frente del grupo de esposas de policías de Centenario, adelantó que hoy cerrarán las puertas de la comisaría Quinta y resistirán la medida «hasta que alguien del gobierno nos atienda».

En diálogo con este diario, la mujer dijo: «Queremos que venga el gobernador (Jorge Sobisch) o la ministra (Susana) Arévalo. No queremos hablar con policías, queremos que hable el gobernador y que nos de una solución», indicó.

La referentes que hablaro con este diario dejaron entrever que el objetivo es lograr una salida al conflicto -con un aumento del 30 por ciento en el sueldo de sus maridos- antes del viernes.

«Queremos pasar las fiestas en paz y que nuestros maridos puedan cumplir con su función de cuidar la seguridad de las personas sin la presión que significa todo esto», dijo una de las mujeres que participa del reclamos que ya superó las dos semanas.

–¿Cómo están sus maridos? –le preguntó este diario a una de las mujeres que está apostada en la puerta de la comisaría Primera de Neuquén.

–Están mal, están estresados por toda esta situación –respondió Norma, sentada al pie de la bandera argentina ubicada en el acceso a la mencionada unidad policial.

–¿Tienen miedo? –se le consultó a Margarita, de la comisaría Quinta de Centenario.

–El miedo está presente, ellos (por sus maridos) también tienen miedo, pero nosotros tenemos claro que el reclamo es justo. Agotamos todas las instancias, pero está situación no se puede dilatar más.

Desde Plottier admitieron que es difícil coordinar acciones conjuntas por las distancias y porque ni siquiera se conocen con sus interlocutoras. De cualquier manera, el pulso del reclamo se mide por lo que definen las mujeres de Cutral Co y Plaza Huincul y las de Centenario.

La oferta que la semana pasada hizo el obispo Marcelo Melani para mediar en el conflicto- todavía no arrojó ningún resultado. En una consulta al obispado no hubo respuestas sobre el resultado de las gestiones y tampoco se informó si realmente se había comenzado con alguna medida.

«Los usaron como escudos humanos»

NEUQUEN (AN).- «El gobierno usó a los policías como escudos humanos, sin cascos y sin ninguna protección más que las de sus cuerpo. Tuvieron que pararse para defender la Legislatura sin siquiera un escudo de plástico ¿No le parece que eso demuestra que no hay equipamiento ni indumentaria», se lamentó Vilma, una de las esposas de policías que permanece junto al mástil de la comisaría Primera de esta ciudad.

La alusión tiene que ver con los enfrentamientos que generaron los manifestantes que están en contra de la reforma constitucional y con los choques que se produjeron la semana pasada en las puertas de la Legislatura neuquina.

En ese oportunidad hubo varios policías lesionados y uno de ellos terminó con la boca partida como consecuencia de un piedrazo lanzado por un simpatizante del Movimiento Popular Neuquino.

Vilma permanece desde hace más de diez días en las puertas del edificio policial de Ministro González y Mendoza. En ese lugar, las esposas de los uniformados mantienen una sorda disputa con el jefe de esa unidad, el comisario Facundo Escalera, quien no les permite ingresar al edificio y quien las amenazó para que no peguen carteles (ver nota central).

«Con este cinto mi marido va todos los días a trabajar ¿a usted le parece?», dijo la mujer mientras exhibía la prenda gastada y descosida.

Vilma mantiene el reclamo acompañada de su hijo de nueve años y ayer fue una de las que se animó a denunciar las presuntas amenazas en una fiscalía que comanda el Pablo Vignarolli, según comentaron ayer por la tarde.

«Nos amenazan como si nosotras fuéramos los policías y nosotros somos civiles por más que nuestros maridos estén con uniforme», agregó una mujer que se llama Norma.

En diálogo con este diario, Vilma, Norma y una tercera mujer que se identifica como Violeta indicaron que están decididas a quedarse en el lugar el tiempo que sea necesario y para ello no tienen problemas en mantener la protesta incluso durante las fiestas de año nuevo y navidad.

«Todos estamos cansados pero estamos convencidas de los que pedimos», enfatizaron.


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