La gomera del norte de Roca que sueña con ser contadora
Yamila hace 10 años parcha desde ruedas de bicicletas hasta camionetas. Muchos traen sus vehículos de barrios alejados para que los repare. El próximo año quiere estudiar en la universidad.
Yamila Gutiérrez tarda solo ocho minutos en sacar la rueda de un auto, parcharla y volverla a colocar. Es la gomera del norte de Roca que sueña ser contadora.
Hace 10 años se dedica a parchar desde ruedas de bicicletas hasta camionetas. Junto a su esposo, José Luis Ballester, tienen una gomería llamada De Paso, en Barrio Nuevo, sobre la calle Rosario Santa Fe. Allí llegan clientes de los distintos puntos de la ciudad.
Algunos los conocen desde que comenzaron en un local muy precario y prefieren llevar sus motos en un flete desde barrios muy alejados para que Yamila las repare.
Este año quería estudiar la carrera de contabilidad en forma presencial, pero por la pandemia del coronavirus tuvo que postergarlo.
“Intenté estudiar en forma online pero no me resultó”, dijo a Río Negro.
La joven de 27 años terminó el secundario en el CEM 86 y siempre le gustaron los números. “Me fue muy bien en esas dos materias. Ahora llevo el registro contable de la gomería”, contó entusiasmada.
Cada vez que el proveedor trae los parches y cámaras, su esposo baja la mercadería y ella se encarga de documentar todo lo que ingresa y sale del local.
Yamila espera el próximo año inscribirse en contabilidad en la Universidad Nacional del Comahue. Mientras sigue disfrutando con pasión del oficio que aprendió de adolescente.
La perseverancia
La joven gomera y su esposo comenzaron en un local muy sencillo, hace más de 10 años. El taller, que era madera y chapa, estaba ubicado en calle Maipú, en el Barrio Tiro Federal, a dos cuadras del Penal 2.
“Arrancamos en un ranchito y gracias a Dios por la cantidad de clientes que tenemos pudimos avanzar y levantar una gomería de material”, expresó.
Cuando empezaron en Tiro Federal, estuvieron tres meses esperando la llegada de clientes desde las 7 hasta 1. Hasta que finalmente vino un muchacho a parchar su moto.
“Nos dimos cuenta de que no sabíamos desarmar la rueda, pero como pudimos la arreglamos y después comenzaron a llegar más clientes”, recordó emocionada.
Yamila contó que al principio no tenían casi herramientas, solo una llave francesa y un inflador chico. “Primero nos costó mucho porque no teníamos el baja talón y bajábamos el talón a la cubierta con masa y cortafierro”, mencionó la gomera.
Después, con el tiempo lo compraron y hace un año también adquirieron la máquina desarmadora automática que saca la cubierta de la chanta.
“Mi esposo luchó mucho en este rubro de gomería y hoy funciona. A pesar de la pandemia el negocio se mantiene”, destacó.
El lugar siempre está muy ordenado y limpio. Además, los clientes tienen una sala de estar para esperar que finalice el trabajo.
Una conquista personal
Yamila contó que había muchos clientes que no querían que ella les parchara la rueda del auto.
“Cuando venían, me preguntaban, ‘¿vos lo vas a hacer?’. Una vez que hacía el trabajo, no podían creer que una mujer le parchara la rueda del auto”, expresó.
La joven relató que aprendió el oficio de su padre que trabajó durante muchos años con los vehículos del municipio, “nos enseñó a mí y a mis hermanos electricidad, albañilería, mecánica y gomería”.
El primer auto que reparó fue un Fiat 147. Ahora reciben también ruedas de cuatriciclos, carretillas, colchones inflables y pelotas.
“Ofrecemos garantía, si se desinfla la rueda, la volvemos a reparar sin costo”, aseguró orgullosa.
Varios la felicitan por su trabajo y eso la motiva a continuar perfeccionándose..
“Me han dicho que soy la primera mujer gomera que han visto. Mi desafío de todos los días es aprender algo nuevo y diferente para seguir adelante”, expresó.
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