La presencialidad en las escuelas y los contagios
¿El regreso de los chicos y jóvenes a las escuelas incrementó los casos activos? La controversia está planteada y hay opiniones encontradas, aun entre los especialistas. Existe una coincidencia: es preciso extremar las medidas de distanciamiento.
La historiadora de la educación e investigadora del Conicet, Romina De Luca, consideró que la tasa de contagios por Covid-19 crece “sospechosamente en sintonía con el ciclo escolar”. “Pasamos de 6.000 casos a 25.000 en todo el país y cuando uno mira la curva de la población que se está contagiando es la población en edad escolar”, especificó.
Esta investigadora del Centro de Estudios e Investigación en Ciencias Sociales (CEICS) aseguró que la tasa de contagios en niños, antes y después del inicio escolar en Río Negro, creció un 78%. “Quiere decir que los chicos sí se están contagiando pese a que quienes quieren sostener la presencialidad a cualquier costo decían que no. Si uno compara la tasa de contagios en la población de 6 a 18 años al calor del inicio del ciclo escolar, con la población de 30 a 39 años, el porcentaje de positividad es idéntico”, aseguró.
Sin embargo, los informes del Ministerio de Educación de Río Negro dan cuenta que, en nivel primario, la relación sería un contagio por cada 8.300 alumnos y uno cada 260 docentes. En la misma línea, el ministro de Educación de Nación, Nicolás Trotta, había manifestado que la incidencia del coronavirus en el sistema educativo es baja (un 0,16% de casos entre alumnos y un 1,03% del cuerpo docente y auxiliares).
“Nos han dicho que las escuelas tienen tasa de contagio inferior al 1%. Lo que hay que señalar es el efecto amplificador de ese 1% -que corresponde a 14.580 personas a nivel nacional y 300, en Río Negro-. Esa persona usa el transporte público y está en contacto con otras personas”, señaló la investigadora que también integra la Corriente Nacional Docente Conti-Santoro.
Recordó que dos revistas científicas -Nature y Lanzer- definieron “el cierre de escuelas, como la segunda medida más afectiva para evitar la propagación del contagio. Si a nivel comunitario, la pandemia no está controlada, la escuela funciona como propagadora”.
Según De Luca, “se pensó en la apertura del sistema educativo como si fuera una actividad más, solo que la educación mueve 14 millones de estudiantes y más de un millón de docentes en todo el país”.
Río Negro, planteó, cuenta con 222.339 alumnos en tres niveles (inicial, primario y secundario) y más 29.100 docentes. “Si se toma en cuenta que los chicos van acompañados, nos da que el sistema educativo de Río Negro mueve 305.000 personas, sobre una población proyectada de 747.000 habitantes. De modo que el sistema educativo moviliza a más del 40% de la población. De modo que este movimiento no puede ser pensado como una actividad más”.
El impacto negativo de la virtualidad
Cuando se conoció la decisión de suspender la presencialidad en AMBA durante dos semanas, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y Unicef pidieron a las autoridades que “sea durante el menor tiempo y lo más sectorizado posible”. El argumento fue contundente: la suspensión de clases presenciales por la pandemia generó un fuerte impacto en niños y adolescentes.
El pediatra Fernando Risso, presidente de la filial Lagos del Sur de la SAP, remarcó que “la escuela es un lugar seguro. Hay evidencia de que no es el origen de los brotes que afectan a la comunidad. En este mes y medio, los contagios en el ámbito escolar han sido mínimos”.
Dijo además, que está demostrado que los chicos “no son grandes diseminadores de la enfermedad” aunque recalcó que “para que la escuela siga siendo un lugar seguro fundamental, deben cumplirse con los protocolos y avanzar con la vacunación de los docentes.
Advirtió que, en las últimas semanas, aparecieron cuadros virales, tal como se ven todos los años, “pero no por Covid. La mayoría de los chicos con coronavirus son por nexo epidemiológico y se han contagiado de algún adulto”.
El médico pediatra reconoció que “el hecho de ir a la escuela incita un mayor movimiento de gente por el uso del transporte y una mayor interacción entre personas y por lo tanto, un riesgo”. Pero advirtió sobre la necesidad de “profundizar las medidas de prevención con el uso correcto del barbijo, distanciamiento y ventilación porque ahí pasan los contagios. Adentro de la escuela, el protocolo funciona muy bien”.
Señaló que el año pasado, a través de las consultas en consultorio, los pediatras detectaron “gran cantidad de casos de angustia, miedos y depresión en los chicos como así también sobrepeso y obesidad”. Agregó que hubo muchos “chicos que no pudieron mantener la educación a distancia por dificultades técnicas o porque simplemente no lograban engancharse”.
“El impacto medido fue negativo y los chicos sufrieron mucho el aislamiento. Este año, se pudieron volver a encontrar con un protocolo. No es lo mismo que el contacto al que estaban acostumbrados pero siempre es mejor que sea de esta manera a que sea virtual”, concluyó.
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