Vigliano y el escándalo: árbitros a dedo, mucha rosca y una cuestión de peso
La cacofonía de las frases enquistadas en los poderosos del fútbol, hace ruido por todos lados. “Lo que pasa es que (tal club) no tiene peso en AFA…”, es una de esas expresiones que sale con naturalidad cada vez que un equipo se ve perjudicado por un arbitraje.
Como si fuera un justificativo válido ante la injusticia y la parcialidad, todo es naturalizado en este fútbol argentino que ha sabido transformar tal instrumento de ecuanimidad dentro de una cancha, en una especie de brazo armado (con silbato) de la corrupción.
El penal insólito que cobró Mauro Vigliano a favor de Racing en el clásico ante Independiente reabre un tema que es moneda corriente en el fútbol del ascenso, sin tantas luces ni tanta difusión como, en este caso, el clásico de Avellaneda. El árbitro en cuestión afirma que “no hay cuestiones políticas de fondo”, quizás respondiéndole a Pablo Moyano, gremialista y vice del Rojo. “Mientras se mantenga la AFA macrista, Independiente va a seguir siendo perjudicado”.
La AFA “macrista” a la que apunta el hijo de Hugo, presidente del Rojo y capo de los camioneros, es la que comanda Claudio Chiqui Tapia, que tiene como laderos a Víctor Blanco (titular de Racing), a Nicolás Russo (Lanús) y a Pablo Toviggino, el hombre fuerte del Consejo Federal y en cuyos torneos los arbitrajes escandalosos son moneda corriente. ¿No está o estuvo Hugo Moyano dentro de este grupo? ¿Por cual vereda transitan Marcelo Tinelli y Rodolfo D’Onofrio? Alguna vez todos ellos estuvieron juntos en la misma foto.
Hay clubes que eligen a los jueces que arbitrarán a sus equipos como si fuera un catálogo. Se deciden por uno y otro por afinidad, por antecedentes o vaya a saber por qué variables confidenciales dichas al oído. Lo que pasa en la AFA, queda dentro de la AFA
El fútbol argentino debe sanar, cualquiera sea su categoría. Los que conducen el barco afista deberían garantizar de una vez y para siempre, que los que llegan a buen puerto sean los mejores y no los que necesariamente tienen “peso en la AFA”, para que la verdad esté en la cancha y no en una oficina, con saco, corbata, (mucha) rosca y rondas de café.
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