La historia solidaria detrás de la foto del gato que se salvó de las llamas en la cordillera
Una caravana que partió de Chos Malal llevó ladrillones, cal, madera, remedios, ropa y alimentos al noroeste de Chubut, donde se encontraron con los veterinarios que se organizaron para curar a los animales heridos por el fuego 14 días atrás. “Pensar que siempre le sacamos el cuero a la Argentina. Y mirá cómo nos taparon la boca”, dijo uno de los habitantes.
Un gatito que se movía con dificultad y lograba caminar al fin con sus cuatro patas vendadas después de las curaciones, un perro sedado sobre una lona para poder ser atendido, un caballo con quemaduras en el hocico, cerca de los ojos y en las patas que también era asistido mientras lo acariciaban los veterinarios. «Tenemos que hacer algo» dijeron los de la Comarca Andina y pronto se sumaron colegas de otras ciudades de la Patagonia y del resto del país, organizados en un puesto montado en la ruta 40 y con recorridas para curar a los animales afectados por las llamas de los siete sospechosos focos simultáneos que dejaron tres muertos y devoraron casas y autos en la cordillera al noroeste de Chubut.
Ese fue el panorama que encontraron el domingo en Golondrinas, a 10 km de Lago Puelo (donde hay una antigua toma y una zona de chacras) los viajeros solidarios neuquinos que pasaron a despedirse y a dejar los alimentos para animales que aún no había descargado. “Nos cayeron del cielo, justo estábamos hablando de eso, de cómo conseguirles comida, muchas gracias”, les dijo uno de los veterinarios.
Habían llegado el día anterior en siete camionetas y un camión con acoplado desde Chos Malal con la ayuda recolectada en todo el norte de la provincia: mil ladrillones, 80 bolsas de cemento y unas 30 de cal, una cocina industrial, un lavarropas automático, un calefactor, puertas, ventanas armadas con vidrios, ropa en buen estado, mil tablas, 21 tirantes de seis metros y el acoplado lleno de cantoneras de Corfone, ropa en buen estado, alimentos, medicamentos, herramientas de mano, clavos, tornillos y hasta un taladro que un vecino compró y donó antes de que partieran.
Salieron en los primeros minutos de la madrugada del sábado (el camión se adelantó tres horas) y manejaron sin dormir: alrededor de las 14 llegaron a la Comarca Andina para descargar los materiales de construcción en lo que quedó de las instalaciones de los bomberos. “El aliento del dragón”, describía uno de ellos al recordar cómo vieron consumirse sus propios vehículos cuando les avisaron que se quemaba la Brigada. Estaban a solo cuatro km peleando contra uno de esos fuegos que el viento agigantaba en segundos y cuando lograron volver ya era tarde. Lo contaba y no podía evitar llorar.
Recién a eso de las nueve de la noche terminaron y pudieron ir a comer algo. “¿Qué me impresionó? El gris. El gris en las manos, las caras, la ropa, el paisaje, ese auto rojo que resaltaba”, recuerda Raúl, profesor de Química de Chos Malal, uno de los impulsores de la movida. Todos se estremecieron con esos árboles que murieron de pie, con los vehículos calcinados, las casas destruidas, las chacras arrasadas, las carpinterías reducidas a cenizas. Y se emocionaron con la frase de uno de los habitantes que lo perdió todo y ahora vuelve a empezar. “Pensar que siempre le sacamos el cuero a la Argentina. Y mirá cómo nos taparon la boca”, les decía mientras miraba todo lo que llegó desde distintas ciudades y pueblos del país.
“Una cosa es verlo por televisión como una noticia más. Y otra es estar ahí, ver esas caras, lo que les quedó de lo que tenían, sus ganas de quedarse, verlos arrancar de nuevo, ver a los veterinarios curando a los animales”, dice Sandro “Colo” Valenzuela, otro de los siete integrantes del grupo Aventureros Neuquinos que los fines de semana suelen salir a recorrer las maravillas del norte y esta vez decidieron cambiar de itinerario y llevar hasta la Comarca Andina la ayuda recolectada.
Fueron los profes de India Estudio de Chos Malal los que empezaron con la movida solidaria y cuando se enteraron los Aventureros se pusieron a disposición para el traslado. Todo el norte colaboró. “Mira si la gente de acá será solidaria que hasta mandaron ayuda desde Barrancas, que hace poco quedó golpeada por un tremendo temporal”, cuenta Sandro, que trabaja en OCA, los primeros años como chofer y ahora en la entrega de los envíos.
“Nos gustó que la gente confiara en nosotros. Es lindo sentir eso. Por eso lo primero que hicimos fue compartir imágenes cuando descargamos las cosas para que supieran que lo que donaron llegó a la gente que lo necesitaba”, agrega. “Nos pareció lo mejor dejar los materiales de construcción a los bomberos para que desde ahí se distribuyan”, comenta Raúl, aun impresionado por cómo trataban de rescatar clavos chamuscados y por eso se alegró de que Carlos Carrera, del corralón de Chos Malal, hubiera sumado cajas con cientos de unidades.
Carlos también puso el camión con acoplado y dos días de su tiempo. “¿Se podrá conseguir el combustible?”, preguntó y tras una gestión ante la Municipalidad apareció. Los siete Aventureros Neuquinos pagaron el combustible de sus camionetas para hacer más de 700 km con su preciosa carga.
Como el Estado no está, al menos hasta ahora, hay varios centros de acopio que fueron surgiendo en forma espontánea. Uno de ellos, al que también llegaron los neuquinos, es el de la casa en Lago Puelo de Romina Ferrara, auxiliar de Educación que trabaja en la supervisión de escuelas, que antes de las llamas ya se preocupaba con su vecino Mariano en dar una mano donde se necesitara, como acopiar leña para repartirla seca para pasar el invierno o conseguir los 80.000 pesos que necesitaba un chico para afrontar los gastos de una operación con rifas y colectas porque el municipio no se hizo cargo del traslado. Por eso resultó natural que se pusiera al frente de la distribución, en tratar de dar o conseguir respuestas a las necesidades, que le llegara ropa y alimentos desde Trelew, Neuquén, Comodoro Rivadavia y tantos otros lugares, “Se pasan el dato de boca en boca porque saben que todo llega a la gente”, die Romina.
Pero pronto su hogar quedó desbordado y entonces recomendó que llevaran las donaciones a lo de la enfermera Claudia Alba, que conoce el terreno y sabe quiénes son los que necesitan, porque hay otros que no se les quemó nada pero igual pasan y piden y también unas carpas con gente que no andaba por aquí antes del fuego. De la casa donde vive Claudia solo quedaron las paredes y tiene una lona como techo, pero la dueña ya le dijo que no arregle nada porque va a vender así que la enfermera también debe buscar dónde ir con su familia antes de que se venga el invierno.
Otro lugar de acopio es una gran carpa verde a la vera de la ruta 40 que tiene un cartel que dice “Gracias por su ayuda, Parcela 26”, pero esa ayuda no llega a otras zonas de Golondrinas, por eso ella y Marcos sí la acercan, por lo menos hasta que les alcance la plata para el gasoil. El lunes estuvieron en las alturas de La Antena, como se llama a la zona donde cuelga el transformador quemado y aún nadie había llegado con ropa y alimentos.
“Te cuentan su historia, lloran, te piden que te acuerdes de los vecinos”, dice Romina. O en El Pinar, donde dos psicopedagogas organizan juegos y actividades para los chicos del barrio que también toman la leche en lo que quedó de una casa que tampoco tiene techo, ni agua, ni luz, ni gas como la mayoría y pasen así el día entretenidos y con algo calentito en la panza: mientras no se venga el frío y la lluvia se puede estar.
Y si en el medio de la confusión algunos ponen carteles para intentan conseguir herramientas o plata a cambio de la ropa que recibieron como donación, otros dice primero los vecinos y se anotan últimos a la hora de pedir y otros ofrecen su ayuda como esos albañiles que llegaron desde Trelew y que estuvieron una semana y armaron cuatro casas con las maderas que trajeron los neuquinos Sandro Valenzuela, Raúl Deimundo, Ernesto Kessler, Martín Teruel, Chelo Zapata, Maicol Sandoval, Gastón Barroso y su hijo Mateo, Jovel Tillería y Carlos Carrara.
“Después de algo tan devastador, que la ayuda no llegue de donde debe llegar es preocupante. Y al mismo tiempo, gestos como la de los laburantes de Trelew o los del norte neuquino y tantos otros es algo impresionante”, dice Romina.
“Muchos todavía no empezaron a construir porque no tienen con qué hacerlo. Además son zonas empinadas, los árboles ya no están y la tierra está quemada. No se sabe todavía si podrá absorber el agua de lluvia. Y acá, entre abril y septiembre, llueve mucho”, agrega y se despide para contestar mensajes en el grupo de WhattsApp Comarca Solidaria donde se pasan las novedades: por estos días las urgencias pasan por tanques de agua, una hormigonera y la crema Platsul para curar a los animales.
Los Aventureros Neuquinos percibieron los contrastes. Si cuando entraron a la Comarca Andina los saludaron con aplausos y bocinazos, al llegar a la Parcela 26 también sintieron las miradas esquivas. “El sábado cuando pasamos por El Bolsón notamos que en la famosa feria solo estaban abiertos el 20 % de los puestos. Es que muchos de los artesanos perdieron sus casas, sus herramientas y su producción. Y una parte de esa comunidad estaba como enojada cuando le preguntabas algo o se molestaban por las fotos. Es cierto que deambula mucha gente y ellos aún estaban como en estado de shock. Pero eso es una interpretación y no soy psicólogo, soy profesor de química. De lo que estoy seguro es que todos los que fuimos nos quedamos contentos de que el norte neuquino haya puesto su granito de arena para que puedan afrontar mejor el invierno que se viene”.
Todo empezó con un mensaje en el grupo de WhattsApp de los veterinarios de la Comarca Andina. Bastó un simple «tenemos que hacer algo» para que pusieran manos a la obra y montaran los fines de semana un puesto en el km 1904 la ruta nacional 40 para atender a los animales heridos y recorrer la zona para hacer seguimientos de lunes a viernes. Si al principio estaban los de Lago Puelo, El Bolsón, Cholila, El Maitén, se sumaron luego de Bariloche, Esquel, Comodoro Rivadavia, Trelew, de ciudades de Río Negro y Neuquén y de Buenos Aires que estaban en la zona.
Además de la ayuda presencial, muchos colaboran con envíos de alimentos, insumos y medicamentos, como describe Daniel Tobare, veterinario de Lago Puelo que trabaja en el Inta y en forma particular. «Círculos de colegas de todo el país se pusieron además a disposición para consultas técnicas o casos complejos», señala.
Si en las primeras dos semanas la prioridad pasó por perros, gatos y animales de granja, lo que viene será ocuparse de los bovinos. Con las pasturas de veranada dañadas, deberán idear estrategias para que puedan alimentarse y al mismo tiempo se recuperen los bosques nativos y los recursos forrajeros, explicó el profesional.
Señaló también que canalizan toda la ayuda recibida a través del Círculo de Veterinarios del Noroeste del Chubut y que publican en Facebook (Veterinarios de la Comarca) acciones y fotografías para que se vea el destino de las donaciones.
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