El Covid vuelve al centro de la agenda


Ayer se cumplió un año exacto desde el primer día de la cuarentena.Un año después con la llegada del frío, el coronavirus vuelve a marcar la agenda política del gobierno.


En la primera hora del viernes 20 de marzo del 2020, comenzó en Argentina el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), nombre que le dio el gobierno nacional a la cuarentena por el coronavirus, y que se convertiría en una de las más largas en el mundo. Ayer se cumplió un año exacto desde el inicio de esa medida inédita para la historia local. Durante este último año, unas 54.500 personas perdieron la vida, cientos de miles el empleo, los índices de pobreza alcanzaron niveles récord y la caída de la economía se ubicó entre las más profundas en los rankings internacionales. Un año después, con la llegada del frío, el coronavirus vuelve a marcar la agenda política del gobierno nacional: esta vez, con el foco puesto en el plan de vacunación, golpeado por las demoras, la ineficiencia y los escándalos de vacunados de privilegio.

El Ejecutivo nacional da por hecho -no estima, asegura- que la segunda ola de contagios de coronavirus va a llegar a la Argentina. El presidente Alberto Fernández se vio el jueves en la repentina necesidad de realizar una cadena nacional. No hubo anuncios: el mandatario llamó a “extremar” los cuidados contra el coronavirus, pidió “responsabilidad” colectiva e individual, desaconsejó viajar al exterior ante la existencia de nuevas cepas del virus y, fundamentalmente, habló de “escasez global” de vacunas para justificar la velocidad de vacunación en el país.

Si con el calor la escasez local de vacunas era relativamente manejable para el gobierno, con la llegada del frío las preocupaciones y hasta el temor en el seno del Ejecutivo están lejos de ser una pose comunicacional.

Según le aseguraron a este diario en Nación, la sorpresiva decisión presidencial de realizar una cadena nacional no preanunciada partió de un informe que el equipo de la ministra de Salud Carla Vizotti le entregó a Fernández. El estudio indica que la variante de Manaos es más contagiosa, capaz de evadir la respuesta inmune, y que podría ser catastrófica si se expande en la Argentina con un porcentaje tan bajo de personas mayores de 60 años vacunados.


Esta vez, con el foco puesto en el plan de vacunación, golpeado por las demoras en la distribución, la ineficiencia y los escándalos de los vacunados de privilegio.


El mensaje presidencial fue de advertencia y autopreservación. En otras palabras: lo que se viene es muy feo, pero este gobierno no tiene la culpa de que falten vacunas, y tampoco tenemos margen económico ni capital político suficiente como para avanzar por ahora con medidas de confinamiento. Desde el Ministerio de Economía las advertencias son reiteradas: cualquier medida restrictiva demolerá las expectativas de recuperación para este año que, por cierto, es un año electoral.

A los fallidos anuncios sobre la inminente llegada de millones y millones de dosis de vacunas, se suma que el plan de vacunación quedó atravesado por el escándalo de vacunaciones a funcionarios, militantes y amigos ideológicos del oficialismo. Tras la salida del ex ministro Ginés González García, el escándalo no desapareció: siguen replicándose las imágenes de jóvenes militantes con los dedos en “v” y un cartón que certifica que se encuentran entre los pocos afortunados que recibieron la vacuna.

El gobierno pasó de enfrentar la desconfianza sobre las vacunas, a enfrentar la desconfianza sobre el plan de vacunación. De acuerdo a la enorme mayoría de las encuestas de opinión pública, son pocos quienes, en edad y condiciones de vacunarse, no querrían hacerlo. Es decir, si el desafío antes era lograr que la gente quiera vacunarse, ahora el desafío sería conseguir las vacunas para esa gente que quiere vacunarse, y generar confianza un plan de vacunación golpeado.

Algo sí parece haber aprendido el gobierno en este último año. La ministra Vizzotti abrió una estrategia comunicacional mucho más cautelosa que su antecesor en el cargo e incluso que el Presidente, quien a fin de año anunció que Argentina estaría vacunando a 10 millones de personas entre enero y febrero. La nueva ministra, en cambio, advirtió que ya no se anunciará la llegada de vacunas hasta que éstas estén cargadas en el avión con rumbo a Ezeiza.


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