Mitos y verdades sobre la prevención del coronavirus
El uso de barbijo y el distanciamiento social son clave para evitar los contagios. Se comprobó que el virus no prolifera en objetos inanimados. Las consecuencias en la salud mental.
A un año del comienzo del aislamiento social y obligatorio por el covid-19, las costumbres preventivas para evitar los contagios fueron variando, aunque algunas se mantienen. Los expertos sostienen que el uso de barbijo, el distanciamiento social y el lavado de manos son los tres pilares para prevenir la transmisión del virus.
La principal certeza es que el contagio se da por las vías respiratorias, con lo cual mantener distancia y evitar contactos con personas fuera del núcleo familiar es una de las principales recomendaciones del área de salud.
El infectólogo Daniel Calfunao (matrícula 3744), del hospital Castro Rendón de Neuquén explicó que el tapabocas es fundamental. “En algún momento se puso en duda qué pasaba con el barbijo, pero lo que se sostuvo en el tiempo y perdura es el uso de tapabocas. Sabemos que la forma de contagio más importante es por vías respiratorias”, afirmó.
El profesional contó que a lo largo de este año también se derribaron algunos mitos, como por ejemplo que el virus podía sobrevivir varios días en superficies y objetos inanimados.
Incluso, en la génesis del aislamiento, por recomendaciones, la gente lavaba todos los productos y cada vez que regresaba de algún lugar se sacaba la ropa.
Esto se comprobó que no era necesario. Con el paso del tiempo se hizo hincapié en la distancia social.
Fue el principal mensaje que se bajó cuando el segundo semestre del año pasado la curva de contagios comenzó a subir considerablemente.
Desde las autoridades, municipales y provinciales, pusieron mucho énfasis en evitar las reuniones sociales que fue la principal causa de la escalada de contagios que se vivió entre julio y noviembre de 2020.
“Al principio se pensaba que el virus podía estar viable en materiales inertes, se creía que podía resistir hasta cuatro días, pero eso de descartó”, agregó Calfunao.
El profesional indicó porque la distancia de dos metros es la aconsejada. “Sigue siendo la distancia recomendable porque el virus puede ir cayendo por gravedad, por micro gotas en esa distancia. Es importante que el tapaboca se use como corresponde. Si dos personas respetan la distancia y tienen bien colocado el cubrebocas, te da una seguridad de protección mayor a 95%”.
Otro parámetro que quedó definido y que tuvo varios vaivenes a lo largo de este año fue la definición de contacto estrecho: cuánto tiempo había que estar con algún positivo y a qué distancia fueron dos de los indicadores que variaron.
Hoy se estima que para ser considerado contacto estrecho debe haber compartido al menos 15 minutos. No hay certezas, sino probabilidades.
Calfunao contó que si bien el virus no sobrevive en la superficie es muy fácil contagiarse si por ejemplo alguien estornuda sobre su mano, luego saluda a otra persona y esta se lleva la mano a su boca: es muy probable que haya contagio.
Por eso el lavado de manos es una de las principales recomendaciones. El infectólogo también reveló que no hace falta usar desinfectante de alto nivel en viviendas, sí en lugares de atención de salud. Explicó que es suficiente con una “buena” limpieza y el lavado de manos “es suficiente”.
El médico recomendó extremar los cuidados básicos en estos tiempos en los que se se “generó” una sensación de seguridad que no es tal. “Los casos disminuyeron y con la llegada de las vacunas se observa una relajación que debemos atender”, indicó.
El gobierno nacional y las provincias trabajan sobre el escenario de una “segunda ola” en los próximos meses.
Efectos de la enfermedad: miedos, ansiedad e insomnio
Los efectos que generó la pandemia por el coronavirus en la región fueron varios pero hubo tres que se repitieron tanto en la comunidad en general como en los agentes sanitarios: miedo, ansiedad e insomnio fueron tres ejes sobre los que más trabajaron los centros de Salud Mental de Neuquén capital y Cipolletti.
Hubo un pico de consultas al inicio del aislamiento social.
La responsable del área en Cipolletti, Claudia Armando, contó que en el período de pandemia más estricta la demanda desbordó el dispositivo.
Explicó que hubo mucha demanda por síntomas de ansiedad y miedo.
Además detalló algunos de los efectos que va dejando esta nueva normalidad. “Hubo una gran demanda al principio, si bien ha disminuido se empiezan a ver cómo queda afectada la subjetividad. Cuáles fueron aquellos efectos que se han producido con relación a la pandemia”. La demanda actual responde al impacto que tiene la crisis sanitaria.
En la misma sintonía se refirió el jefe de Salud Mental del Castro Rendón, Máximo Mantilaro, quien relató que hubo un pico de consultas en los primeros meses de la pandemia y que luego se aplacó. “Se generaron muchas consultas como consecuencia de la pandemia, que se presentan como cuadros de angustias, ansiedad e incertidumbre, pero no de gravedad”, señaló.
Ambos referentes de salud pública remarcaron que el confinamiento generó un incremento considerable de casos de violencia intrafamiliar, especialmente contra las mujeres.
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