Es el momento de la voz: podcast y audiolibros ganan espacio

Quizás por el cansancio de las pantallas, los servicios de voz se están convirtiendo en los favoritos. Los podcast no dejan de aumentar en cantidad y variedad, pero además, cada vez hay más propuestas para escuchar libros o series, en lugar de verlas.

El audio vive su edad de oro gracias al formato digital, un fenómeno comparable a los inicios de la televisión a la carta y que cuenta además con la ventaja de ser accesible en todo momento, sin necesidad de pantalla.
“Es la edad de oro del audio”, afirma Steve Ackerman, director de contenidos de Somethin’ Else, la mayor productora de podcasts del Reino Unido.
“El cambio al que asistimos con el podcast es sorprendente, con una explosión de las audiencias”, prosigue Ackerman, para quien este periodo puede compararse con los inicios de la televisión a la carta, con la irrupción de Netflix.
La baza del podcast es que “hay para todos los gustos: independientemente de si lo siguen millones de personas o solo veinte”, añade.


Las cifras son elocuentes, especialmente en algunos países. A la cabeza, están los surcoreanos, de los cuales 58% escucharon podcasts el mes pasado, seguidos de los españoles (40%) y de los suecos (38%), según la firma Statista.
En Estados Unidos, unos 80 millones de ciudadanos consumen este formato semanalmente, reveló el último informe de Edison Research. 

En Francia, el 14% de la población escucha cada semana podcasts originales, es decir, que no son redifusiones de emisiones de radio, según un estudio de Havas Paris/Institut CSA.
Si bien los confinamientos aceleraron “la escucha y el descubrimiento”, el podcast es un “fenómeno masivo que se acelera pase lo que pase”, analizaba en octubre Yves del Frate, director del Instituto CSA, durante el Paris Podcast Festival.
Este encuentra incluso su lugar “allí donde no es posible contar con una pantalla, como cuando se está trabajando [en algunos oficios], conduciendo o corriendo”, constata Ackerman, para quien se trata de una “nueva costumbre mediática”.

Ver o escuchar “Juego de Tronos”


Lo mismo sucede con el audiolibro, concebido en un principio para las personas con discapacidad visual. Prueba de ello, la plataforma de música en línea Spotify lanzó en enero sus propios audiolibros narrados por famosos, como por ejemplo los intérpretes Hillary Swank y Forest Whitaker.Las historias que únicamente se escuchan “pueden ser más palpitantes y cautivadoras”, explica la especialista en foniatría Elizabeth Fresnel, fundadora del Laboratorio de la Voz en Francia.
Es lo que confirma un estudio llevado a cabo por el psicólogo experimental Daniel Richardson en la University College de Londres que quiso comparar el impacto del audio y del video en el cerebro.
Para ello, un grupo de estudiantes visionó y luego escuchó la versión audio de las escenas clave de la película “El silencio de los corderos” y de la serie “Juego de Tronos”.

Richardson constató una contradicción: los estudiantes aseguraron haber tenido una reacción emocional más intensa con los videos, pero sus cuerpos mostraron lo contrario.
“Con la versión audio, la temperatura corporal fue más elevada, el ritmo cardíaco aumentó y disminuyó más y la actividad electrodérmica, que muestra la excitación corporal, fue más notoria. Su cerebro estaba más solicitado y esto se reflejaba en su psicología”, describió este especialista.

Datos argentinos


Según “Encuesta Pod”, una encuesta colaborativa organizada por “Podcaster@s” (una comunidad de productores y amantes del podcast en toda América Latina), el 39% de los oyentes tienen entre 25 y 35 años, seguido por un 28% que tiene entre 35 y 45; un poco más de la mitad, un 55% completó una carrera de grado.
La variedad de temas que ofrecen los podcast en el país es innumerable y se producen en distintos formatos. En ese espectro, la charla es el preferido -con un 78%-, seguido por el modo documental/narrativo con un 53% y por los ciclos de entrevistas con un 51%, según “Encuesta Pod”.

La mayoría de los oyentes los escuchan para entretenerse y para aprender cosas nuevas, y los consumen mientras hacen tareas del hogar o cuando viajan (un 53% eligió estas opciones).
En el lugar que sea, parece que a 100 años del nacimiento de la radio, el podcast y los servicios de audios aparecen como una de las principales innovaciones relacionadas con el medio, y demuestran que poner el oído a buenas historias es aún hoy, algo transformador.


También las redes sociales


En un respiro de las estilizadas fotos o divertidos videos que se consumen en TikTok o Instagram, cada vez hay más servicios de audio.
Clubhouse, por ejemplo revivió el apetito por la conversación;Twitter está probando “Spaces”, en un intento de agregar cuanto antes la función de discusión a viva voz; Instagram amplió sus “Live Rooms” para permitir que hasta cuatro personas por sala transmitan videos de reuniones virtuales y una funcionalidad para solo audio está en camino;Facebook estaría trabajando en una oferta del estilo de Clubhouse, denominada provisionalmente “Fireside”, y Discord, lanzado hace unos seis años como una plataforma para que los fanáticos de los videojuegos se comuniquen mientras juegan, se convirtió en un lugar donde los amigos también se juntan para conversar virtualmente.


El audio vive su edad de oro gracias al formato digital, un fenómeno comparable a los inicios de la televisión a la carta y que cuenta además con la ventaja de ser accesible en todo momento, sin necesidad de pantalla.
“Es la edad de oro del audio”, afirma Steve Ackerman, director de contenidos de Somethin’ Else, la mayor productora de podcasts del Reino Unido.
“El cambio al que asistimos con el podcast es sorprendente, con una explosión de las audiencias”, prosigue Ackerman, para quien este periodo puede compararse con los inicios de la televisión a la carta, con la irrupción de Netflix.
La baza del podcast es que “hay para todos los gustos: independientemente de si lo siguen millones de personas o solo veinte”, añade.

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