Incendios en Chubut: «Se nos viene el invierno y no nos vamos a quedar esperando que el Estado baje recursos”
Las historias de dos pobladores de Las Golondrinas y El Hoyo que perdieron sus viviendas. Aseguran que ya no necesitan ropa pero sí requieren materiales de construcción.
“Nos tenemos que ir porque el fuego va a llegar. Pongan en la mochila lo que más quieran y vamos”, le dijo Marcos a sus cinco pequeños hijos la tarde del martes 9 de marzo. Horas después, el fuego arrasó con más de 300 casas y se cobró dos víctimas fatales.
Marcos tiene una hija de un año con su actual pareja, Isha. Pero a la vez, tienen otros cuatro hijos de 9, 12, 13 y 14 años, con parejas anteriores. “Somos un grupo de 7. Solíamos estar en la casa de Isha, los días que mis hijos estaban con su mamá y para cuando estábamos todos juntos, alquilábamos una casa. Se nos quemaron las dos casas en Las Golondrinas, estando a una distancia de 5 kilómetros”, describió el hombre de 43 años.
Esa tarde, Marcos regresaba de El Bolsón cuando recibió una llamada de Isha. La mujer estaba desesperada porque debido al avance de un incendio, debía evacuar una de las casas. Llevó a sus hijos hasta la otra vivienda algo más alejada en el barrio Bella Vista. En pocos minutos, el fuego también avanzó hacia ese sector.
“Intentamos con mi cuñada, un grupo de vecinos y los bomberos sofocar el fuego de algunas casas pero ya no había agua. Tirábamos arena y arcilla. En un momento, ya no se podía respirar y nos tuvimos que ir”, recordó Marcos.
No recuerda dramatismo en la situación: “Era la realidad. Tengo un Clío. Lo que entró en el auto, con eso nos quedamos”. Cuando su familia estuvo a salvo en El Bolsón y Marcos logró regresar, se encontró con que nada había quedado en pie, solo una estufa.
“No caímos en un bajón. Ya sea por nosotros, la familia o los amigos, estamos bien mental y físicamente y, de corazón. Ya cubrimos las necesidades básicas de abrigo, calzado, higiene y alimentos. Hacemos construcción natural pero necesitamos materiales y todo lo que sea para construcción”, recalcó Marcos y brindó su teléfono para quienes puedan brindarle ayuda (2944-585899).
Considera que “el fuego nos despertó. Cubierta la etapa primaria para sobrevivir a este momento, se va a viralizar el bien común. Ya hay mucha gente dándose una mano entre todos. Gente que ni nos conoce. Hay mucha empatía”.
Solidaridad en la reconstrucción
Pablo San Martín vivía en una casa ubicada en el predio de la chacra de su padre en El Hoyo. El último incendio destruyó por completo ambas casas. Pero la familia ya había perdido todo con el incendio del 2011.
La tarde del martes, este hombre de 41 años se encontraba en El Bolsón. Cuando supo que el fuego avanzaba, tomó prestada una bicicleta porque ya lo habían advertido de que la ruta estaba cortada. “Cuando llego a la casa de mi papá, el fuego ya estaba cerca. Él y mi hermano estaban tratando de mojar todo un poco pero ya no había agua”, indicó Pablo.
De repente, la familia detectó dos frentes del incendio (por la ruta y la parte posterior de la chacra). Debieron salir de la casa para no quedar encerrados. Además, como no tienen gas natural, contaban con depósito de garrafas y el temor era que explotara todo.
“El día después fue de duelo, de pensar y lamentarnos por todo lo que habíamos perdido. Al otro día, empezamos a activar. Si ya pasamos por esto una vez, tenemos que levantarnos de vuelta”, expresó Pablo.
De manera inesperada, un grupo de amigos comenzó a llegar al predio para ayudar a sacar los escombros y levantar un nuevo galpón. El grupo regresa cada día, después de trabajar.
“Los primeros días paraba gente para donarnos ropa pero ya no necesitamos. Trabajamos y nos arreglamos. La comida la aceptamos porque nos viene bien. Pero lo que necesitamos son materiales de construcción porque queremos levantar ya. Se nos viene el invierno y no nos vamos a quedar esperando que el estado baje recursos”, sentenció Pablo que ya abrió una cuenta en un corralón (su teléfono es 294-154616771).
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