Lecturas: “¿Quién se hará cargo del hospital de ranas?
A partir de las andanzas de un grupo de amigas, la excelsa escritora Lorrie Moore nos regala un relato donde plasma su postura crítica sobre las instituciones que nos rodean en el día a día.
Este título puede funcionar como un hechizo captor de lectores/as, tal denominación es una invitación de lectura y también, con seguridad, después de pasar la última página nos llevará a resignificar el nombre del libro.
Berie y Daniel se encuentran paseando por París. Un viaje por trabajo que se presenta como una nueva oportunidad de reconstrucción conyugal. Conforman un matrimonio astillado por los lugares comunes y las prácticas fosilizadas de la vida en pareja.
Durante las cenas exóticas, Daniel aprovecha los intersticios culinarios para mitigar su culpa y responsabilidad por el estado fisurado de la pareja. Ella, en cambio, busca que estos momentos la introduzcan en un plano de hipnosis para transportarse a otros tiempos más agradables: “Yo, por mi parte, estoy comiendo para recordar” (pág. 13)
La esencia de esta ficción se alimenta de los recuerdos de la adolescencia de Berie, guiados por una contundente voz narradora que fusiona ironía, agilidad, humor, inteligencia y profundidad filosófica.
Lorrie Moore posee el don de transformar expresiones cotidianas en manifestaciones artísticas que destilan belleza. Por ejemplo, todos vamos a coincidir en que muchas veces alteramos nuestros recuerdos a la hora de compartirlos con otras personas. La autora lo dice más o menos con esta sutileza: “Las cosas en la memoria, lo sé, se vuelven rígidas y se desplazan, se convierten en algo que no fueron nunca antes. Como cuando un ejército interviene un país. O un jardín de verano se vuelve rojo por las hojas del otoño. El pasado se convoca en gran medida por un acto de brujería: las artes de una prostituta, collage y brebaje, ojo de lagartija, corazón de caballo”. (pág. 38)
Con el correr de las páginas el concepto “afecto estrecho entre dos mujeres” se profundiza. Berie junto a su mejor amiga, Sils, toman el centro de la escena de la mano de sus vivencias y descubrimientos explorados en los años de pubertad.
Las anécdotas de las amigas retoman noches de recitales, marihuana, alcohol y eventuales cortejadores atraídos por la indescifrable anarquía femenina puesta de manifiesto por estas chicas.
No todo es noche y fiesta, ambas trabajan como empleadas de medio tiempo en el parque temático de la ciudad: Storyland. Sils, favorecida por su figura, viste a diario un atuendo de Cenicienta, mientras que Berie corta boletos en una de las entradas del predio.
A través de las andanzas de estas amigas, la autora desliza una crítica mordaz a instituciones como el cristianismo, la familia y el matrimonio.
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Otro gran detalle esculpido a lo largo del libro es el paso del tiempo. Comparto una apostilla literaria como ejemplo: “Puedes despertarte de un sueño sólo para descubrir que te zambulles en otro, como un rosario interminable de la mente. Cuando eso pasa, es difícil entrever qué no es un sueño; el mundo no soñado pasa volando a tu lado, en veloces pantallazos de luz y de aire, en ruidosos, rápidos, peligrosos espacios como los que hay entre los vagones de un tren. No hay nada que puedas hacer. Caminas en tu propia somnolencia y esperas. Esperas a que el tren pase”. (pág. 171)
La autora también se ocupa del humor y el sarcasmo, lo hace desde las reflexiones de la protagonista o desde la voz de algún personaje:
“Hay un chiste de una mujer de mediana edad que se encuentra con una rana en el bosque. ‘¡Bésame! ¡Bésame!- dice la rana- y me convertiré en un bellos príncipe’. La mujer lo mira fijo, fascinada, pero no se mueve. ‘¿Qué pasa?-pregunta la rana, impacientándose-. ¿No quieres un bello príncipe?´. ‘Lo siento-dice la mujer- pero a esta edad altura de mi vida me interesa más una rana que habla’. (pág. 88)
Luego de apropiarnos de la historia de vida de la protagonista, conociendo los detalles más importantes de su niñez, adolescencia y que en cierta forma estructuraron su actualidad, podemos plantearnos el siguiente interrogante: ¿De qué manera influyen los sucesos relevantes de nuestro pasado cuando transitamos la adultez?
Por Adrián Merino.-
Este título puede funcionar como un hechizo captor de lectores/as, tal denominación es una invitación de lectura y también, con seguridad, después de pasar la última página nos llevará a resignificar el nombre del libro.
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