Emoción y esperanza: cómo viven los adultos mayores la vacunación contra el Covid

A menos de un año del inicio del confinamiento por la pandemia por el coronavirus, más de 4.000 adultos mayores de 70 años recibieron la primera dosis de la vacuna contra el Covid-19 en Río Negro. No fue un día más para ninguno de ellos, ni fue un trámite de rutina. Recibir el llamado, concertar el turno, y asistir al centro de salud generó una mezcla de ansiedades, temores, alegría, emoción y sobre todo, ilusión en el futuro

La emoción y la ansiedad se entienden mejor en contexto. Hasta aquí, o hasta el 2019 al menos, ponerse una vacuna era un acto más o menos rutinario. Aún cuando el vacunado fuera un bebé recién nacido, no había aplauso, foto, o emoción con esa dosis que también es la diferencia entre la salud y la enfermedad. Pero el 2020 y su pandemia cambiaron todo. Ponerse una vacuna –ponerse la vacuna contra la covid– genera lágrimas de alegría, devuelve esperanza, y provoca abrazos entre familiares.
Todo eso en un pinchazo. Y todo eso en un pinchazo que llega cuando todavía no se ha cumplido un año desde que al menos en la Argentina se empezó a hablar fuerte y en serio del coronavirus que detuvo al mundo. Por eso: la emoción se entiende mejor en este contexto.

En la entrada a la Colonia Penal de Roca, donde está el vacunatorio que ahora funciona en el casino de oficiales, hay autos estacionados. Parece algo sincronizado, como un ballet. Cada media hora se van unos vehículos y llegan otros; estacionan, y se bajan los convocados para estrenar el rubro “vacunas para mayores de 70 años”.


Se sonríen por debajo del barbijo, como si fueran miembros del mismo club. Todos caminan con ansiedad hacia el edificio. Vienen de a cinco por turno, para aprovechar las dosis de la AstraZeneca Covishield, la vacuna elaborada en la India que llegó a la Argentina el 17 de febrero. Ese día entraron al país 580 mil dosis; 8.500 viajaron a Río Negro.


Todos los convocados llegan un poco antes de la hora pautada. Traen el diario bajo el brazo, un libro, o una tablet; el celular bien cargado. Se preparan para matar el tiempo, por si tienen que esperar, como vieron en la tele, que ocurre a veces.
Diana, Nilda, Mirtha, Alicia, Cacho, a todos los contactaron dos días antes para anunciarles fecha y hora de vacunación. El 24, a las 12:00, les dijeron.
Como se conocen, se habían anotado casi a la vez, el mismo 11 de febrero en que el gobierno provincial anunció que se abría la convocatoria para los mayores de 60 años. Se avisaron por mensaje; se conectaron a la web; se anotaron.


Por eso, cuando recibieron el llamado, la celebración fue colectiva y por Whatsapp, como son las celebraciones colectivas desde que la pandemia de coronavirus confinó a la población en sus casas, y sobre todo a esta franja etaria que ahora empieza a pensar con cierto alivio en el futuro.




“Me llamaron para la vacuna”, se escribieron unos a otros, con alegría, sorpresa, susto, ansiedad. Una mezcla de todo eso y en dosis iguales. “Me anoté pensando que recién me iba a tocar el turno en octubre”, dice Nilda, que no imaginaba que detrás de ese número no identificado con código local que la llamaba el 22 , estaba la convocatoria más esperada.

Ella, como la mayoría de los convocados, durmió mal la noche anterior. Elisa, que tenía turno a las 13, cuenta que decidió incluso repasar el camino hasta el Casino de oficiales el día anterior, para estar segura del trayecto. Alicia se despertó varias veces.

La mayoría googleó los datos sobre las vacunas, los efectos adversos, los porcentajes de eficacia. “Nunca me pregunté qué me ponían cuando me vacunaba contra la gripe, o de dónde era la vacuna Triple, pero ahora somos todos expertos en eficacia, en plataforma de adenovirus, en laboratorios”, se ríe un señor que festeja con sus dos hijos tener el pinchazo en el brazo derecho. Chocan puños, se sacan fotos.



Nadie tuvo que usar el diario, ni la tablet. Nadie tuvo que hacer sudokus ni matar el tiempo. Así como llegaron, pasaron por la puerta principal, donde los recibía una agente sanitaria que anotaba el nombre y DNI del recién llegado.

De ahí pasaban a una segunda sala donde había sillas distribuidas a distancia y mesas donde les hacían las preguntas clave antes de inocularse: qué remedios toma, existe alguna enfermedad previa, la presión. Y de ahí, sin pausa, a uno de los boxes en los que las enfermeras del vacunatorio del Hospital López Lima estaban listas para inocular la ansiada vacuna.

En pocos minutos, los cinco que habían ingresado a las 12 estaban vacunados y ya en la salida del casino de oficiales. Allí, en un patio sombreado, debían esperar los 15 minutos de vigilia por si había reacciones adversas.


“No sentí nada”, repetían unos y otros, entusiasmados con la idea de que ya llevaban en el cuerpo la primera dosis de una vacuna que esperanza al mundo. Los ojos con lágrimas, los puños entrechocados, y la enfermera más enérgica del equipo que salía a cada rato a felicitarlos, a pedir que alcen los brazos y el carnet de vacunación, un papel marrón, que sería deslucido si no fuera lo que es.


Si no hay contexto, tampoco se entiende esa alegría contagiosa de las diez personas que esperaban en ese patio. Que incluso bromean con que son vacunados vip, con esa capacidad para transformar el reciente escándalo en humor de pura cepa nacional. Que se ilusionan con que, quizás, para mayo, puedan pasar el cumpleaños junto al nieto que hace tanto que no ven.


“La verdad es que emociona. Es nuestro trabajo que la población esté cuidada y nos da orgullo pensar que podemos ser útiles, que podemos estar”, dice Alicia Morales, referente del vacunatorio central. Ya participó en la vacunación de personal de salud, y ahora está al frente de la vacunación de adultos mayores de 70, que seguirá la semana próxima, hasta que se terminen las dosis disponibles en la ciudad. Se emociona cuando habla. Se emociona cuando le agradecen que no hubo demoras, que no dolió, y cuando los ve celebrar en el patio esta vacuna que, en este contexto, se parece –por fin– a la felicidad.

“Yo tuve covid, pero mi esposo no. Cuando anoté , fue una decisión. Yo ya estaba segura que la quería. Pero él, que no la tuvo, con 0 de anticuerpos, y en actividad, aún , por la cosecha y el galpón de empaque, tenía algunas dudas. Hoy, por suerte , ya estamos vacunados los dos, y contenidos en una muy buena organización del Centro de Salud»

Mirtha

“La vacuna nos da esperanzas, es lo que nos permite empezar a pensar que podemos salir de este virus que parecía que no se iba a terminar nunca”.

Nilda

Después de un 2020 con cuidados estrictos, ahora veo «una luz en el túnel», frase trillada pero muy real. Soy consciente que el virus aun está presente, pero esta vacuna es una herramienta importante para resistir y enfrentarlo. Esta tranquilidad que me generó, también la extiendo a mi familia, siempre cuidadosa en la pandemia, que compartió conmigo esta ocasión de alegría de haberme vacunado».

Diana

Cómo inscribirse: paso a paso


Para anotarse de manera online hay que ingresar a https://vacunate.rionegro.gov.ar , y hacer click en el botón “Me quiero vacunar”.

Los datos a completar para solicitar el turno serán: fecha de nacimiento, grupo (mayores de 60 años, docentes y auxiliares, personal de seguridad u otros), localidad, e-mail y teléfono.

También deberá indicar si la persona presenta alguna comorbilidad seleccionando la opción que corresponda.

Es muy importante completar correctamente la dirección de e-mail y teléfono para que el personal de salud pueda contactarse cuando el grupo está habilitado para la vacunación.

Una vez completados los datos, queda registrado/a en la base del Ministerio de Salud de Río Negro y figurará el mensaje: “Muchas gracias. Hemos recibido correctamente tus datos. Te notificaremos cuando haya disponibilidad de vacunas”.

Para recibir más información o por inquietudes al respecto: vacunacovid19@salud.rionegro.gov.ar

Los turnos entregados fueron generados según la disponibilidad de dosis y la preinscripción.

La Secretaria de Políticas Públicas de Salud, Mercedes Ibero, explicó que “dentro del grupo de mayores de 60 discriminamos primero a los mayores de 70 que son quienes tienen prioridad, en el orden en que se habían inscripto”.


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