Análisis: Las esquirlas de Lázaro Báez golpean cerca de la vicepresidenta
El exempleado del Banco Santa Cruz, que llegó a manejar cientos de millones de dólares de la corrupción durante las gestiones presidenciales del matrimonio Kirchner, fue finalmente sentenciado a 12 años de cárcel. Parte de su familia, con distintas condenas, siguió este mismo camino.
Pero todo indica que la historia no termina con esta sentencia. Se comprobó el delito de lavado de dinero, pero siguen avanzando las causas sobre los posibles delitos precedentes del hecho. Es decir, fundamentalmente averiguar de dónde salieron las enormes sumas de dinero filmadas en La Rosadita que se necesitaban sacar urgentemente del país.
Todas las investigaciones apuntan al direccionamiento arbitrario de la obra pública desde algunas áreas del Estado nacional. Facciones del poder político incrustadas en ministerios y secretarías claves habrían habilitado esta maniobra.
La relación que Lázaro Báez tenía con su amigo, el expresidente Néstor Kirchner, fue determinante para el armado de ciertas empresas y posible triangulación de dineros públicos. Eso es lo que hoy está investigando la Justicia.
Las esquirlas de todo este entramado llegan a lo más alto del poder que manejó el país en los doce años del kirchnerismo. Hay muchas pruebas incorporadas en los distintos expedientes en marcha que muestran un límite muy difuso entre los negocios de las empresas del matrimonio Kirchner y los de la familia Báez. Desde el entorno de la vicepresidenta de la Nación son conscientes de ello.
La Justicia sospecha que el dinero del lavado llegó, al menos una parte, de los presuntos negocios efectivizados durante el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner. Esta sentencia del Tribunal Oral Federal 4 es muy importante para el país, ya que marcaría un punto de inflexión en la continuidad investigativa de toda una maniobra millonaria de corrupción que dejó a muchos argentinos sin salud, educación y seguridad.
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