Comportamiento canino: las diferencias entre educar, adiestrar y entrenar
El educador Néstor Gutiérrez nos despeja las dudas sobre las diferencias qué debemos tener en cuenta para comprender algunas conductas de estos seres sintientes y nobles.
Más de una vez, nuestros amigos perrunos suelen sorprender con algún tipo de conducta o hábito que llama nuestra atención. La importancia de acudir a algún profesional cuando el comportamiento de éstos parece estar desbordándose es fundamental, ya que los problemas a largo plazo por la falta de tratamiento de estas conductas pueden desencadenar afecciones en la salud como problemas gástricos, estrés crónico y fobias entre otras patologías.
Néstor Gutiérrez, un educador canino roquense, destaca la importancia en diferenciar las conductas y comportamientos del animal para saber tratarlos. Para ello es importante saber diferenciar educación, adiestramiento y entrenamiento, términos que suelen confundirse en que todo trabajo realizado con el perro es adiestramiento. “Algunos profesionales distinguen dos conceptos, adiestramiento y educación. Yo diría que existen tres: educación, adiestramiento y entrenamiento”, aclara Gutiérrez.
• Educación: enseñar a nuestro perro a gestionar de manera adecuada sus conductas ante estímulos positivos y negativos. “Trabajar el equilibrio emocional”, explica Gutiérrez.
• Adiestramiento: en esta categoría entra lo que se denomina obediencia básica y se gestiona a través de órdenes o comandos. Gutiérrez recalca que estos comportamientos son conductas adquiridas, como por ejemplo: “No le enseño al perro a sentarse, a echarse o a ladrar, sino le pongo una estructura a estas conductas a través de las órdenes o comandos, lo hago diestro”, explica el experto.
• Entrenamiento: aquí incluye la disciplina y el trabajo para cuestiones más especificas: deporte, detección, trabajos de guardia, rescate. Los trabajos que realiza el profesional en la actualidad está delineado al entendimiento, abordaje y resolución de problemas de conducta –desde una perspectiva emocional–. “Es importante entender qué le pasa y qué siente ese individuo. Descubrir las razones de esas conductas no deseadas”, explica el experto, e indica: “En resumen lo primero es trabajar el equilibrio emocional, físico y mental” y también realizar trabajos de nariz y ejercicios de calma”, especifica el profesional, que hace hincapié en la responsabilidad y compromiso que deben asumir las personas al integrar un animal a la familia, tomando conciencia de los años que compartirán con este.
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