El 2020 dejó una generación térmica más sucia

Durante el año de la pandemia se disparó en el país el uso de carbón, fuel oil y gasoil. La menor disponibilidad de gas natural fue la clave del cambio que se espera persista este año.

La pandemia de coronavirus disparó la atención en buena parte de la población en torno a la necesidad de apostar a energías más amigables con el medio ambiente. Pero en el segmento de la generación térmica de Argentina se asistió al proceso diametralmente opuesto.

Durante el 2020 las centrales térmicas de generación eléctrica del país incrementaron notablemente el consumo de combustibles con una mayor huella de carbono como son el carbón, el gasoil y el fuel oil, en una tendencia que no fue adrede sino que respondió a la menor disponibilidad de gas natural para la generación.

De acuerdo a los valores dados a conocer por el último informe de Tendencias Energéticas que elabora el Instituto Argentino de la Energía, General Mosconi, durante el año pasado se consumió un total de 475.000 toneladas de carbón para la generación eléctricas, un 114,1% más que las 221.800 toneladas que se habían consumido en 2019.

El combustible que tuvo la mayor disparada fue el fuel oil, cuyo consumo en las centrales creció un 212,9% al pasar de un uso de 185.600 toneladas en 2019 a las 580.600 toneladas que se usaron el año pasado.

Pero el gasoil también cerró el año de la pandemia con un fuerte incremento en su consumo para generación, del 110,8%, dado que pasó de un nivel de consumo de 403.900 toneladas en 2019 a 851.400 toneladas durante el año pasado.

El gran causante de este cambio hacia una matriz de consumo “más sucia” en la generación térmica -es decir con una mayor generación de emisiones de carbono- fue la menor disponibilidad de gas natural para el funcionamiento de las centrales.

A lo largo del año, el consumo de gas natural cayó un 5,4% en el segmento, representando un menor aporte de 2,5 millones de metros cúbicos por día.

En total, esa variación implica que se consumieron 16.282 millones de metros cúbicos de gas en el año, casi 1000 millones de metros cúbicos menos que los 17.208 millones que se habían utilizado en 2019.

Esta contracción en la disponibilidad del gas por la menor oferta desde sus productores, se vio con especial fuerza durante el invierno cuando, como es habitual, se dispara el consumo del gas para la calefacción de los hogares.

Las centrales térmicas tuvieron que utilizar combustibles líquidos mucho más caros y contaminantes que el gas.

En el último informe especial de Energy Consilium, la consultora destacó que la menor disponibilidad de gas para las centrales térmicas se evidenció en julio, cuando el fluido solo cubrió el 57% de los combustibles utilizados.

Y se advirtió que esa menor oferta de gas natural para debió ser “reemplazada por combustibles alternativos con el consiguiente incremento de los costos de generación”.

El análisis de los combustibles utilizados para la generación térmica cobra especial relevancia si se tiene en cuenta que representa el primer tipo de generación eléctrica del país.

Posiblemente por esta escalada en el uso de combustibles más contaminantes que el gas es que durante el año pasado la porción que corresponde a la generación térmica se mantuvo estable, en un 61,4% a pesar del mayor consumo de energía eléctrica que experimentó el país por los efectos del aislamiento social.

Esta mayor demanda de energía eléctrica terminó siendo cubierta en buena medida por un incremento en los aportes de las energías renovables y de la generación nuclear, dado que el otro gran motor de la electricidad como son las centrales hidroeléctricas se vio afectado por la sequía imperante en las principales cuencas hídricas del país.

Un complejo escenario de cara a la demanda del invierno

A poco más de dos meses del lanzamiento del Plan Gas.Ar, el programa de estímulo a la producción con el que el gobierno apunta a frenar el declino en la producción nacional de gas, todavía no está despejado de nubarrones el horizonte del invierno por venir, dado que aún si el nivel de demanda nacional permanece estable, el país necesitará incrementar de sus importaciones para poder satisfacerlo.

En ese escenario de estrechez de oferta, la generación térmica tiene nuevamente las chances de perder en el reparto del gas.

Desde el sector se da por descontado que en este 2021 muy difícilmente descenderá el uso de combustibles líquidos y carbón para la generación, en una tendencia que además del no favorecer el impacto ambiental volverá a presionar sobre las tarifas congeladas al encarecer los costos de generación.

Durante el 2020 la generación bruta de gas fue de 123,54 millones de metros cúbicos por día, perdiendo 11,42 millones de metros cúbicos por día en comparación con el 2019. Con el plan gas el gobierno busca frenar esa tendencia declinante pero con la mala noticia adicional de que Bolivia recortará cerca de un 30% los envíos a Argentina por su propia caída de la producción.


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