Entre la vida y la muerte: las visitas a pacientes covid en terapia ayudan a seguir

Hace cuatro meses rige el protocolo de visitas a pacientes críticos y ya hubo 200 a 90 pacientes en la UTI del hospital de Roca. Para muchos, ese contacto con el ser querido es el último adiós, para otros, una esperanza. Las claves y la importancia de ese momento.

El padre contempla a su hija, internada en terapia intensiva con covid-19. Él le habla, ella responde como puede. Le sostiene la mano y no puede tocar su piel entre tantos equipos de protección, pero tiene la certeza de que allí está. Cuando llega el momento de irse, el hombre sale por los pasillos del hospital con la profunda tristeza de no saber si la volverá a ver. Pero algo cambió. A través del teléfono, el parte médico sonaba mucho peor que lo que su vista y su oído percibieron en esos quince minutos. Haberla visto después de tanto tiempo con sus propios ojos, le generó un alivio que hasta ahora no tenía.

Durante casi medio año, en Roca y en casi todo el país, los familiares de los pacientes internados en terapia intensiva por covid-19 no podían verlos, siquiera despedirse en el caso de fallecimiento. Sólo recibían un cuerpo para cremar. Luego del decreto nacional 714/20 y la resolución provincial, que habilitó las visitas en terapia, comenzó a aplicarse el “Protocolo de acompañamiento en el final de la vida para pacientes con diagnóstico positivo de Covid-19”.

En el hospital López Lima comenzó a implementarse el 22 de septiembre pasado. En cuatro meses exactos, pasaron 90 pacientes por la UTI, se realizaron en promedio tres visitas diarias y un total de 200 en todo el período, con acompañamiento psicológico para las familias.

Sergio Bagliotto es el psicólogo encargado de acompañar a las familias en las visitas. Trabaja en el servicio de Cuidados Paliativos del hospital y y desde el principio de la pandemia, colaboraba con la contención de pacientes leves y moderados de coronavirus. Luego, pasó a ser uno de los pilares para llevar adelante esta tarea que cumplen desde cuidados críticos.

“(Para los familiares) poder estar en contacto con el paciente, es lo primordial para empezar a elaborar un duelo. Lo que venía sucediendo es que no estaban en contacto. Ahora si lo están pudiendo hacer. Y en todo ese contacto tratamos de brindar una contención y una dirección”, comentó Bagliotto sobre su trabajo.

Foto: Juan Thomes

En todo este tiempo, hubo familias que sufrieron el alejamiento de sus seres queridos enfermos y en muchos casos, estos fallecieron y nunca más pudieron verlos en internación, ni tras su deceso. Otros, lograron salir adelante.

Se brinda contención para que puedan rearmarse, volver a sus casas y llevarse, que al menos, pase lo que pase, pudieron estar con su ser querido»

Sergio Bagliotto, psicólogo hospital

Los médicos son quienes brindan los informes a las familias y los enfermeros, los encargados de poner y retirar el equipo de protección personal en las visitas. El psicólogo tiene una charla previa con el familiar que llega, donde lo prepara para el ingreso a terapia y luego de la visita, tienen un espacio acondicionado para conversar donde muchos se «quiebran».

“Hay gente que se angustia muchísimo, otros que no, es todo un mundo, uno nunca sabe cómo van a reaccionar”, señaló. “Hacemos contención emocional para que puedan volver a armarse para salir a la vida otra vez, porque el hospital es un microclima”, agregó.

“La posibilidad de reiniciar las visitas de los familiares a los pacientes de nuestra UTI con la incorporación del licenciado en Psicología fue muy valiosa no solo para las familias sino también para nosotros, los médicos”, resaltó Cristina Orlandi, jefa del servicio.

“Durante muchos meses de la pandemia tuvimos el costo emocional de dar los informes y anunciar las muertes por teléfono, no poder acompañar ni contener a las familias como estábamos acostumbrados”, expresó. Fue así que ese modelo de atención basado en el paciente y la familia como foco de atención, se fue rompiendo por las distancias impuestas por la emergencia sanitaria. “La presencia de la familia es fundamental en el proceso de atención del paciente crítico”, explicó la médica.

Durante muchos meses, tuvimos el costo emocional de anunciar las muertes por teléfono, no poder acompañar ni contener a las familias como estábamos acostumbrados»

Cristina Orlandi, jefa UTI hospital

Ahora, con las visitas, no volvieron a esa normalidad, pero las familias pueden acceder. Orlandi dijo que el “plus” es que cuentan con el acompañamiento de un profesional de la psicología, con todas las herramientas para comunicar, acompañar y sostener.

“Ayudamos a caminar el futuro duelo, dando algunos consejos de como hablar con los más chicos, que son dudas que suelen aparecer siempre. Básicamente se trata de eso, si pasa algo a nivel emocional, que haya alguien que los pueda contener”, comentó el profesional de la salud.

La muerte sin haber podido ver al ser querido puede generar “duelos patológicos” o “complicados”, con dificultades para poder funcionar dentro de la familia y en la sociedad, según explicó el profesional. En todo este periodo, cada familia fue un mundo. Aparecieron muchas angustias, temores, casos desconfianza hacia los médicos y teléfonos descompuestos entre los familiares de un paciente con relación a los partes médicos.

Foto: Juan Thomes

También hay familias que deciden no visitar a sus seres queridos; pero son muy pocos. La mayoría utiliza este régimen y muchos agradecen la atención, el trato y el cuidado. Lo que por el momento no hay, es un área que garantice un seguimiento psicológico posterior para estas familias.


Mejorar la calidad de vida y aliviar emociones


Cuando el paciente está sedado con respirador, que son la mayoría de los casos en terapia, no se sabe con certeza cuánto pueden llegar a percibir del contacto con sus familiares; pero no está de más que sus seres queridos les hablen, los acaricien, todo contacto físico.

“En lo que se piensa -explicó el psicólogo- es en la calidad de vida del paciente y también en la calidad de vida de los familiares, que no va de la mano con cual va a ser el desenlace de la enfermedad”.

RIO NEGRO consultó si las visitas generan algún tipo de evolución favorable en la salud del paciente (tanto consciente como sedado) a lo que Bagliotto respondió que no, en lo querepercute es en la calidad de vida sobre todo del familiar. “No cambia la situación de los pacientes, pero si cambia muchísimo como va a ser el duelo de los familiares, no solo el que lo visita sino el resto que esta en la casa”, apuntó.

“Hay un gran mito en la sociedad que es que el estado positivo emocional hace que a uno le vaya mejor en la enfermedad y se pueda curar. Si uno esta triste o asustado, a uno le va peor (…) Lo que si afecta a las emociones es la calidad de vida, lo que uno vive en el día a día, que al final de cuentas es todo lo que las personas tenemos. Ni el pasado, ni el futuro. Nadie sabe lo que le depara el futuro. pero el presente si lo tenemos. si se puede aliviar el presente, de eso se trata la calidad de vida. Aliviar no solo la parte emocional sino también la parte sintomática en el cuerpo”, dijo el profesional.


Duelos complicados


Ayudar a preparar un posible (futuro) duelo, es en gran medida la misión del acompañamiento en las visitas. En el caso de los cuidados paliativos, con muertes por enfermedades oncológicas o crónicas, el trabajo puede hacerse con tiempo y progresivamente; pero en el caso del coronavirus, que es tan repentino, a veces, vuelve la experiencia un poco más traumática y lleva a que se susciten, en algunos casos, duelos patológicos o complicados, según expresó Bagliotto.

“El duelo no es un estado estático sino que es dinámico. Según distintos autores, hay varias etapas (…) En el caso de los fallecimientos, se espera que como mínimo un duelo dure dos años, va pasando por etapas y nadie las atraviesa linealmente», dijo y agregó que hay momentos mejores, peores.. es una herida que se reabre. Un duelo complicado puede ser que alguien se “quede estancado en alguna fase, por ejemplo una fase de enojo o por ejemplo la más larga, que es la de la profunda tristeza y eso puede llevar a la depresión”, dijo consultado el profesional.

En las muertes por covid-19, en muchos casos, “no hubo tiempo de prepararse mental y emocionalmente para lo que va a venir, y casi no hubo tiempo para despedidas. La despedida se hace ahí, por eso se vuelve tan importante esa visita”, argumentó.

“La gran diferencia que noto (entre muertes por enfermedad covid y otras no covid) es que cuando una enfermedad que es progresiva (..) siempre hay un tiempo de recorrido de la mente, que hace que las emociones se puedan ir acomodando a lo que va sucediendo”, dijo Bagliotto. “En el caso de los pacientes con covid, lo que sucede es que de un día para el otro, las cosas empeoran mucho y a veces en diez días o dos semanas alguien que estaba haciendo su vida normal, cambió por completo”, expresó.

Pacientes

115
pacientes fallecidos oriundos de Roca hubo desde el inicio de la pandemia. Muchos otros del Alto Valle murieron en la ciudad.
90
pacientes pasaron por la terapia intensiva del hospital en cuatro meses, no solo de Roca sino de ciudades aledañas.

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