Senillosa: cómo será la primera ecoaldea que se construirá en la región
De qué se trata este proyecto productivo. Quiénes la diseñaron. Cómo es esta innovación urbanística al inicio de la nueva normalidad en la región.
¿Quién captura el valor del futuro? No hay dudas de que este es el gran desafío que se presenta en el inicio de la nueva normalidad. Genera expectativas el cómo podrá hacerse el cambio que la humanidad necesitaba desde hacía muchísimo tiempo y que la pandemia exige plasmarlo cuanto antes.
El diseño social, como agente político y de cambio, es hoy por hoy una herramienta de transformación para crear esos mundos y futuros vitales que soñamos y precisamos. Este instrumento, centrado en la vida fundamentalmente, se visualiza con total claridad en un proyecto que en días más comenzará a erigirse en Senillosa, tras casi tres años de investigación y estudio por parte de sus protagonistas y colaboradores.
Se trata del “Proyecto productivo agroecológico EcoAldea”, que se basa en una nueva forma de vivenciar el trabajo en la tierra; es una nueva mirada sobre cómo producir alimentos de calidad, en armonía con la naturaleza, con tecnologías sanas y trabajando de manera cooperativa entre familias auto organizadas. Un proyecto que será sustentable en todas sus áreas.
La agroecología, recuerdan los protagonitas de esta movida, es “la manera más sensata de trabajar la tierra y es un sistema utilizado ampliamente en todo el mundo, con resultados altamente productivos. La agroecología puede ser entendida como una ciencia, una práctica, una forma de entender y actuar la vida, basada en los cuidados del ambiente, de los bienes naturales, de la diversidad de especies, de las relaciones entre los seres vivos y de los vínculos entre las personas. Está relacionada íntimamente con la permacultura y el diseño regenerativo, que van de la mano y son ciencias complementarias”.
La ecoaldea se desarrollará en la zona comprendida entre Senillosa y Arroyito, a 50 kms de Neuquén capital, en una parcela de tierra de 50 hectáreas. Esta parcela fue gestionada a través del Centro PYME\ADENEU y de su visión para desarrollar emprendimientos productivos familiares en colaboración con el COPADE. Junto al Centro PYME trabajaron en forma conjunta durante casi tres años, diseñando y ajustando el proyecto, incluidos los cálculos de materiales, cálculos productivos y valorativos del proyecto.
“Hoy podemos decir orgullosos que hemos terminado todo y estamos listos para llevar este innovador proyecto al campo para su realización”, afirma Adrián Marino, el apoderado de este proyecto.
Se contempla plantar unos 10.000 árboles productivos como manzanos, perales, ciruelos, damascos, duraznos, membrillos, cerezos, vides, higos, entre otros. También árboles de frutos secos como nogales, almendros, castaños y árboles de olivos.
“Esto no es un negocio de un desarrollo inmobiliario”, aclara Marino. “El camino es constituirnos en una cooperativa en lo inmediato. La propiedad no es individual sino colectiva”, acota. “Somos 30 familias autoorganizadas residentes en Neuquén, que luego de más de 3 años de trabajo constante, estudio de las diversas disciplinas involucradas, gestiones y trabajos en cooperación con distintos organismos estatales y ong´s, nos encontramos en la etapa de traspaso legal de las tierras al proyecto. Entre nosotros hay docentes del ámbito público, maestros de Escuelas Waldorf, maestros carpinteros, maestros de huerta, maestros ceramistas, instaladores e instructores de energías renovables, bioconstructores, permacultores, constructores de domos geodésicos, arquitectas, maestros paisajistas, mestros en fitoterapia, instructores de idiomas y música, psicólogas, profesoras de yoga, maestros en serigrafía, maestros en pintura, constructores de estufas de masa térmica, maestras en alimentación natural y ayurvédica, entre otros saberes. Nos estamos preparando para antes de este fin de año comenzar con los primeros trabajos en las tierras”, comenta Marino a “Río Negro”.
Saben que los primeros tiempos serán de transición hacia cierta idea de pueblo-urbano y que no lograrán la autosustentabilidad de un día para otro. Y que dependarán de la ciudad de muchos servicios, como salud y educación, por nombrar dos prioridades. Tampoco la idea es cortar lazos con lo urbano.
Quienes están en este proyecto sostienen que pretenden alcanzar una comunidad con nuevas reglas y vivir de un modo más saludable y de mucho contacto con la naturaleza. La belleza de producir los alimentos que se consumen es una meta. Es lo que en el nuevo urbanismo refieren a la “regeneración urbana”.
Esta eco aldea tiene el apoyo y el acompañamiento de Centro PYME\ADENEU, COPADE, la municipalidad de Senillosa, INTA/IPAF Patagonia, Proda Neuquén, Facultad de ciencias Agrarias de la Universidad Nacional del Comahue, la FAO, Fundación Otras Voces Neuquén, la Asociación GAIA, de la Universidad Internacional de Permacultura, Navarro, Buenos Aires y la Asociación de Agricultura Biodinámica Argentina.
Este proyecto, en las voces de sus hacedores, es “una invitación a ver, sentir y participar de una experiencia distinta, que nos regala una visión más amigable sobre el trabajo en el campo, donde la cooperación entre las familias logran que las acciones sean más productivas y de mejor calidad. Logrando un proyecto productivo que sea un ejemplo para las presentes y futuras generaciones. Mostrando un sistema productivo alimentario innovador para nuestra región”.
El nuevo diseño social irrumpe así en este presente-futuro post Covid-19. “Nuestro proyecto se enmarca además en los objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y su agenda 2030 y captará financiamientos no reembolsables para su desarrollo, tales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otras entidades que propician hoy día proyectos para fomentar la transición mundial, la descarbonización de la matriz energética y productiva, la reducción de la huella ecológica, la regeneración y preservación ambiental, la seguridad alimentaria y la producción y consumo responsables”, aseguran finalmente los hacedores de este proyecto de EcoAldea.
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