Neuquén y su deuda: del vértigo a otra nueva reestructuración
El gobernador, Omar Gutiérrez, consiguió esta semana renegociar las condiciones de sus propios bonos, colocados hace no más de tres años. Su gestión fue la que más engordó el stock de endeudamiento en dólares.
“Venimos de nueve años, las dos gestiones del gobernador Jorge Sapag y lo que va de la gobernación de Omar Gutiérrez, con un endeudamiento permanente que, en este último año, se ha hecho -yo diría- vertiginoso”. El planteo fue del entonces diputado del Frente Grande, Raúl Podestá, cuando la Legislatura de Neuquén debatió la autorización de los bonos Tideneu. Festival de créditos, endeudamiento permanente, hipoteca para las futuras generaciones fueron algunos de los argumentos de la oposición que se escucharon en la sesión del 21 de marzo del 2017 cuando se votó la colocación de títulos por más de 360 millones de dólares que, tres años después, tuvieron que reestructurarse.
La provincia de Neuquén tiene una larga tradición de colocaciones en el mercado internacional, pero fue en la gestión de Omar Gutiérrez donde el stock de deuda en dólares creció más que en cualquier otra. El acuerdo “histórico” con los acreedores que anunció el martes no hará más que reestructurar su propio endeudamiento, tomado a través de los bonos Tideneu y Ticade hace no más de tres años.
Ambos tuvieron como objetivo obtener “stock de caja” o canjear deuda previa de otras administraciones. Es que, antes que él, Jorge Sapag se había endeudado con los Ticafo, los Ticap y los Tiprodeu, estos últimos para pagar la deuda que había tomado Jorge Sobisch con los Tidepro. Esos bonos tenían como fin hacer obras como el Centro Administrativo Ministerial, el acueducto Mari Menuco y el autódromo de Centenario. La primera colocación fue la de Pedro Salvatori, en 1990, con los Ticad.
En los cinco años que lleva al frente del gobierno, Gutiérrez ya emitió más de 814 millones de dólares en deuda bajo ley extranjera a través de títulos públicos y préstamos. Si bien la ley de los Tideneu fue la primera de su gestión en habilitar un endeudamiento, no fue su primera colocación. Sapag le había dejado otra herramienta, la de los bonos Ticade, que utilizó el mandatario en los primeros meses del 2016.
¿Era un final cantado la reestructuración que se alcanzó esta semana? El gobernador justificó la necesidad de renegociar las condiciones de la deuda en la “hecatombe” que se generó este año por la pandemia del coronavirus y la caída de la actividad hidrocarburífera, pero la exponencialidad del endeudamiento era algo que venían advirtiendo sectores de la oposición desde hace años.
De hecho, todas las leyes que autorizaron los empréstitos se consiguieron con ajustadas mayorías. La ley 2952 de los Ticade, en los últimos meses de gestión de Jorge Sapag, se sancionó en una Legislatura convulsionada por una protesta de empleados legislativos vinculada a la zona desfavorable. Casi todo el arco opositor se había retirado ese día porque no estaba de acuerdo con continuar la sesión frente a la protesta de ANEL que había dejado al recinto sin taquígrafos ni audio. Los Ticade se aprobaron con 22 votos a favor aportados por el MPN, sus aliados, la UCR, NCN y un PJ dividido.
La autorización fue por 350 millones de dólares y la utilizó Gutiérrez en mayo del año siguiente. Obtuvo 348 millones de dólares garantizados con regalías petroleras, a una tasa de interés del 8,625% y un plazo de amortización de 12 años.
Al año siguiente, fue el propio mandatario quien pidió un nuevo endeudamiento ante los diputados. La ley 3054 que habilitó los Tideneu se aprobó con una mayoría aún más ajustada de 18 votos. El miembro informante del oficialismo, Mario Pilatti, había explicado que tendrían por uso “cerrar el déficit financiero del 2017, básicamente a cubrir amortización de deudas previas: o sea, a pagar vencimientos de deudas anteriores”. El MPN consiguió el apoyo de dos opositores (un radical y un peronista) para aprobar la ley, luego de que la bancada macrista, que había adelantado su respaldo, retirara su voto exigiendo incorporar un mecanismo de control legislativo y el listado de obras a ejecutar con los bonos.
“Bien utilizado, puede ser una extraordinaria herramienta. Si, como históricamente viene ocurriendo, se terminan atendiendo los reclamos diarios, creemos que vamos a incrementar la dependencia y el modelo de endeudamiento al que nos está invitando el gobierno provincial”, planteó el entonces diputado de Cambiemos, Oscar Smoljan.
Con los Tideneu se obtuvieron 366 millones de dólares, sin garantía, y a una tasa del 7,5%: “la más baja de la historia”.
La última ley que autorizó a Omar Gutiérrez a tomar deuda fue la 3103 que habilitó los Tideneu II, en diciembre de 2017. “Estamos ante una concentración importante de vencimientos de deuda que se originó, en buena medida, en el año 2015”, explicó también Pilatti durante la sesión legislativa que aprobó la deuda.
Con un riesgo país en alza y condiciones de mercado desfavorables para emitir títulos, el gobierno la utilizó recién en 2018 para pedir un préstamo con el Credit Suisse que amplió en 100 millones de dólares el cupo que había tomado Sapag al final de su mandato.
Esa ley sí tuvo el acompañamiento de Cambiemos que, pese a que proponía un despacho en minoría, acompañó la votación en general. “Estamos, creo, honrosamente, salvando la situación de que, por un lado, hagamos las observaciones que entendemos válidas y no obstruyendo al Ejecutivo a que recurra a este mecanismo que aparece como ineludible, inevitable y forzoso”, dijo el entonces diputado Damián Canuto.
El 11 octubre del 2018, el gobernador Omar Gutiérrez depositó la última cuota de amortización de los Títulos de Cancelación de Deuda y Financiamiento de Obras (Ticafo) y terminó de pagar la deuda que había dejado su antecesor, Jorge Sapag, para refinanciar pagos y ejecutar un plan de 209 obras por 198,5 millones de dólares.
Ese endeudamiento fue el último que tomó Neuquén para destinar a infraestructura, siguiendo el camino de los Tidepro de Jorge Sobisch. Las colocaciones siguientes tuvieron como objetivo principal cancelar deuda previa.
Los Ticafo estuvieron atravesados por un reñido debate legislativo donde cada diputado sugirió, negoció y, en algunos casos, consiguió, la inclusión de obras para ampliar o retocar el listado original enviado por el Poder Ejecutivo.
Los resultados, cinco años después de su sanción y superado el plazo de ejecución, dejaron a unos 42 proyectos sin iniciar y con asignaciones insuficientes para hacerlos realidad.
La ley 2820 que estableció el megaplan indicaba que las obras debían ejecutarse durante el período 2013/2016. Si bien tuvo como mecanismo de control un informe cuatrimestral que enviaba el gobierno a la Legislatura, no fue fácil seguir el cumplimiento de las inversiones porque, en general, llegaban tarde, y porque la facultad del gobernador para readecuar el listado los hizo desviar de los planes originales.
En Neuquén capital había 21 obras a financiar con los bonos, pero la mayoría se reemplazó por la ampliación de los módulos 8-9-10-11-12 de la planta de tratamiento de líquidos cloacales Tronador que absorbió la mayoría del presupuesto. Otro ejemplo emblemático fue el nuevo hospital de San Martín de los Andes: los 50 millones de pesos que se le asignaron solo cubrieron el gasto en movimiento de suelo y, ocho años después, aún no está terminado. Tampoco el de Aluminé, para el cual se habían asignado, en su momento, 6 millones de pesos.
El ministro de Economía de Neuquén, Guillermo Pons, fue taxativo cuando Río Negro consultó si habría una corrección del presupuesto 2021 para adecuar el cronograma de servicios de la deuda a la nueva reestructuración. “El proyecto estaba preparado para absorber esta reestructura y tenemos la expectativa de que podamos afrontar, con el formato de presupuesto que presentamos, un 2021 mejor”, planteó.
Según el acuerdo que informaron esta semana, los cambios en los vencimientos y la rebaja de intereses permitirá un “alivio” para diciembre y un recupero de lo detraído en noviembre, además de permitir dos años más de gracia en las amortizaciones.
Esto implicará que las previsiones de pago de deuda plasmadas en el presupuesto 2021 serán diferentes, aunque el Ejecutivo no parece tener intenciones de hacer modificaciones a su proyecto. La diputada Leticia Esteves (Juntos por el Cambio) fue una de las que anticipó su intención contraria: “la renegociación de la deuda obliga a revisar el presupuesto provincial antes del tratamiento en la Legislatura”. “La injerencia del corrimiento de vencimientos debería explicitarse para que sepamos de cuánto serán y a qué áreas irán esos desembolsos en 2021”, advirtió.
Hubo un endeudamiento frustrado en la historia reciente de Neuquén y fue el que intentó en 1997 el exgobernador Felipe Sapag con una ley que autorizaba la venta anticipada de regalías, pagaderas en especies, para obtener crédito por hasta 300 millones de dólares.
“Planteamos la objeción porque había una triangulación de la operación a través del banco Crédit Agricole y Glencore. Analizamos las experiencias en otras provincias y llegamos a la conclusión de que iba a ser perjudicial para los intereses de Neuquén”, recordó Raúl Radonich, por entonces diputado del Frepaso y autor, junto a Alicia Gillone, de la medida cautelar que frenó el endeudamiento en el Tribunal Superior de Justicia.
Los legisladores habían encontrado “un requisito que faltaba y era el llamado a licitación”, argumento que fue avalado por los jueces.
“La mejor oferta obtenida en la compulsa efectuada después por el Banco de Provincia del Neuquén implica un encarecimiento de cincuenta millones de dólares con respecto a la preadjudicación realizada con la venta anticipada de petróleo. Lo que fue celebrado como un triunfo por ese grupo opositor, fue una derrota para Neuquén”, dijo don Felipe frente a la Legislatura al año siguiente.
“Seguramente los accionantes en la medida cautelar hoy deben estar mejor posicionados electoralmente. No así Neuquén y su gente”, cuestionó.
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