«El tango electrónico tiene una deuda con Piazzolla»

BUENOS AIRES, (Télam).- El sexteto de tango electrónico Tanghetto presentará los temas de su álbum «Emigrante» hoy a las 21 en el teatro ND Ateneo (Paraguay 918) de la Capital Federal.

Liderado por Max Masri en sintetizadores y programación y Diego Velázquez en sintetizadores y guitarras, «Emigrante» se gestó como un proyecto experimental de estudio, que luego se corporizó en un sexteto que incluye piano, batería, violoncello, bandoneón y violín chino.

«Esto no es el nuevo tango ni viene a reemplazar al tango tradicional sino que es un fenómeno de artistas, generalmente jóvenes, que incorporan nuevas referencias musicales a los sonidos de Buenos Aires», señaló Velázquez para ensayar una explicación sobre el tango electrónico.

En la visión del guitarrista «el tango electrónico es un fenómeno que se gesta simultáneamente en distintos lugares del mundo y por gente que quizás no tenía relación entre sí». «Hay una primera camada donde está el Gotan Proyect, que nace en Francia, y después el Bajo Fondo Social Club que aportó el estilo para América latina, y aparece una segunda camada donde estamos nosotros y Narcotango, que empezamos a hacer las cosas desde la ciudad de Buenos Aires», remarcó Velázquez trazando una línea histórica en el reciente surgimiento de este sonido.

Para el líder de Tanghetto, que con su primer álbum vendió la nada despreciable cifra de 20.000 discos y fue nominado para los premios Grammy Latinos en la categoría Mejor disco instrumental, «todo el tango electrónico tiene una deuda conceptual con Astor Piazzolla, en el sentido de que él fue el primero en introducir la batería y la guitarra eléctrica y expandir los límites del tango. De algún modo Piazzolla es el inspirador de todos los movimientos alternativos del tango que surgen a partir de los 70».

Mirado desde Buenos Aires, el tango electrónico parece más un sonido particular y nuevo dentro del universo de la música electrónica que una nueva forma de tango, y en este sentido Velázquez aseguró «que en el exterior hay menos prejuicio». Entre los argentinos hay una postura más conservadora o prejuiciosa sobre lo que hacemos, mientras que la gente de otros países está más desprendida de ciertos valores tradicionales y entonces tributan una aceptación más inmediata a la propuesta».

«También hay que pensarlo en términos generacionales y tener en cuenta que acaso el tango electrónico pueda ser una puerta de entrada, un punto de inicio para que la gente joven, que ya tiene incorporado el sonido electrónico, pueda acercarse al tango y a partir de allí recorrer el camino inverso llegando a los estilos más tradicionales».