Jardín: un lugar de paz y armonía entre flores y mucho color
Josefina y Néstor dejaron todo en Buenos Aires y se vinieron a Bariloche donde abrieron un vivero que hoy es su pasión y su vida. Desde ese bello marco natural, nos dan sabios consejos.
Las flores y plantas, rememoran sensaciones de alegría, ilusión y melancolía que demuestran el encanto de la naturaleza. – inclusive la de nuestro jardín.
Sin dudas, el vivero “Los Maitenes”, de Bariloche es uno de esos lugares, donde la naturaleza ofrece todos esos sentimientos . “Río Negro” comparte con sus lectores, los consejos y parte de la historia de Josefina Aguilar y Néstor Uman, entre tupidas flores de cerezos y narcisos que embellecen esta nota.
“Muchos vienen de visita porque el lugar les brinda paz y tranquilidad”, cuenta Josefina quien dedicó gran parte de su vida a las plantas : ”La gente viene a dar un paseo recreativo muy relajante y liberador. Eso es muy reconfortante para nosotros”.
“La jardinería es una materia viva; siempre hay algo para aprender”, comenta Josefina, que es paisajista, profesora y una generosa maestra, cuando del cuidado de una planta se trata.
Ama la naturaleza y lo orgánico, por eso el vivero ofrece talleres sobre cultivos de bulbos, huertas, y sobre cómo realizar el propio compost, porque el vivero no vende pesticidas, ni insecticidas químicos.
Para Josefina, la primavera invita a conectarnos con nuestro jardín y realizar las tareas necesarias, para que las plantas puedan desarrollarse, sanas y vigorosas. La limpieza de yuyos, malezas, control de las condiciones del césped o hacer alguna poda, si la situación lo amerita.
Consejos de experta
Josefina aconseja sobre plantas que también nacen y se desarrollan muy bien en la zona del Alto Valle, como el árbol de cerezos llorón, o en flor. Muy decorativo por sus tupidas flores en ramos, adornan todo espacio verde. También sugiere camelias, narcisos, junquillos y muscaris.
El prunus serrulata shidare zakura – conocido como “cerezo llorón, tiene flores rosadas y ramas colgantes, con hojas puntiagudas y corteza llamativa. “Las flores se abren agrupadas en vistosos racimos y ocupa un lugar destacado en el jardín, para plantarlo al sol, con suelo profundo y buena materia orgánica”, explica Josefina.
La camelia japónica “es un arbusto de follaje perenne, muy brillante y conviene plantarlas al abrigo de otros arbustos o árboles”, aclara la experta. Le gusta la media sombra y sus flores son grandes, atractivas y elegantes, de color blanca, rosa, marfil y jaspeadas. No le beneficia un suelo calcáreo, se necesita agregar turba al suelo. Necesita un riego constante durante el verano. Es una flor que en la antigüedad, marcaba categoría adornando el cabello de las damas y las solapas en los caballeros.
Los narcisos de la familia amarylliadaceae (Amariláceas) y muscari muscaris armeniacum, en zona del Alto Valle se cultivan a media sombra. Los muscari vulgarmente conocidos como nazarenos, de la familia de las liliáceas, crecen entre 15 y 25 cm. Sus flores son azules y también hay variedades blancas.
Los narcisos son bulbos, de floración primaveral y fáciles de cultivar. Hay más de 30 variedades y existe una, llamada, “junquillos”, que es un bulbo que se reproduce solos. “Se plantan en otoño y apenas asoma la primavera aparecen muy brillantes, de distintos colores”. Generalmente todos los junquillos son muy perfumados.
Sus flores pueden ser blancas, amarillas, o incluso tener dos colores. De riego constante pero nunca excesivo y se puede plantar en todo el país. Se aconseja no cortar el follaje hasta que tengan color beige y seco. En otoño levantarlos cada 3 años, para dividir los hijuelos y volver a plantar, porque cuando la mata madre se hace muy grande, se reproducen y al hacerlo, las flores se empequeñecen hasta su deterioro. “Les encanta el sol y vale la pena tenerlos en el jardín, y también en macetas, porque es una planta muy noble y decorativa, y mientras tengan luz y agua, se los puede tener adentro del hogar “, concluye Josefina.
Una historia de amor por la naturaleza…
Esta es la historia de una familia que decidió hacer un cambio rotundo, tras advertir que la vida en la gran ciudad era fuente de estrés. Durante unas vacaciones por el sur, a la altura de lago Mascardi, Josefina murmuró su deseo de vivir en un lugar así. Y lo cumplió:con sus hijos pequeños, Néstor y Josefina decidieron arriesgar todo, vencer los miedos y trasladarse a Bariloche en busca de paz y armonía.
Llegaron un 26 de enero del ´88 y el 4 de septiembre de ese mismo año abrieron el vivero. En el 89 se mudaron al Melipal en Copahue 3723, donde hoy, Josefina y Néstor esperan las visitas de clientes y amigos. Y ahora también venden a todo el país por su tienda online. viverolosmaitenes.com.ar/
Comentarios