Ludopatía online: la ruleta que no para en cuarentena

Con los casinos cerrados, el juego online mostró un crecimiento “exorbitante”, sin horarios, y en la franja más joven, según los especialistas.

El cierre de las salas de juego debido a la pandemia significó un alivio para muchos que lograron cortar con el juego compulsivo. Otros, sin embargo, descubrieron los juegos online. Mucho más al alcance de la mano y sin necesidad de salir. Basta con tener una computadora, un celular y una tarjeta de crédito. O un Pago Fácil cerca.
“Todo lo que es juego virtual se extendió a lo ancho y largo del país creciendo en forma exorbitante. Además, captó más público joven al que quizás, no le interesaba o no conocía”, admitió Gabriel G., de Jugadores Anónimos Bariloche que concentra en este momento 14 personas.
Desde hace siete meses, las casas de juegos están cerradas y el encierro lleva a buscar nuevas alternativas ante la imposibilidad de acceder a las máquinas tragamonedas y a la ruleta. Pero lo que empieza como un entretenimiento puede volverse un problema y una adicción compulsiva al juego.

“Al principio, cuando las quinielas estaban cerradas, la gente pensó que estaba salvada. Los primeros meses, la pasaron bien, sin jugar. Muchos habían llegado a ahorrar plata. Cuando reabrieron, volvieron a jugar. Lo mismo va a pasar cuando abran las sala de juego”

Gabriel G., Jugadores Anónimos de Bariloche


“A través de internet, se puede jugar incluso desde la cama. Cuando uno está aburrido de leer o de mirar Netflix, ahí caés. Con el juego online, se pierde la noción de días y horarios. Pasás horas frente a la pantalla”, alertó Gabriel.
Aseguró que tiene “compañeros que se han bajado de aplicaciones de juego de poker online. Antes se juntaban a jugar al poker y con la pandemia y sin la posibilidad de hacer reuniones, buscaron canalizar esto a través de internet”.


La psicoanalista Luz Mariela Coletti, directora del Centro de Investigación y Tratamiento de la Adicción al Juego “Entrelazar”, coincidió que, al cerrarse las salas presenciales, hubo gran cantidad de gente que se volcó al juego en forma virtual pero advirtió que “es un problema creciente desde antes de la cuarentena. Y a esto se suma la reciente autorización de las empresas de apuestas on line en Buenos Aires. Antes eran empresas radicadas quién sabe dónde”.


Explicó que muchos prefieren “estar en el lugar, en contacto con las máquinas y las fichas. Van a buscar el juego. Es algo muy solitario”. Pero con la cuarentena, agregó, “mucha gente empezó a tener demasiado tiempo ocioso, sin saber qué hacer, sin pasarla bien en la casa encerrada y las causas que quizás la empujaban a ir a jugar, se multiplicaron”.
Consideró que el problema es que “a la gente, el juego le parece inocuo. No es lo mismo que consumir alcohol o sustancias. No les parece mal perder el tiempo estando pegado a una maquinita”.
Un estudio de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (Fejar) revela que la cuarta parte de quienes juegan online pueden desarrollar un uso patológico y alerta también sobre la incidencia de estos juegos entre los más jóvenes.
Las opciones para jugar online son de lo más diversas y cada vez más accesibles. Hay oferta para todos los gustos y edades. Desde bingos por internet, juegos de máquinas que se suman al poker on line, e incluso apuestas deportivas. Y los avisos invaden cada vez más las redes sociales.


“Recibimos muchas consultas por apuestas deportivas. De acuerdo a lo que dicen, se les va el cálculo del dinero apostado. Si juega Real Madrid contra el Barcelona, apostás en el momento cuántos goles habrá, cuántos corners, quién mete el gol, si habrá penal. Hay millones de opciones. No es como el Prode. Es mucho más sofisticado”, describió la psicoanalista que trabaja la problemática desde hace 14 años.
Este tipo de juegos capta principalmente al público joven, a partir de los 15 o 16 años, que tienen un perfecto manejo de las tecnologías. “A los pibes les gusta y creen que pueden adivinar los partidos. Entonces, se vuelve algo mecánico. Si bien no podés apostar siendo menor, en internet es muy fácil sortear esto. Hace poco, sacaron una ley de ludopatía para regular la práctica del juego on line respecto a las identidades y la reducción de las publicidades”.
No necesariamente se requiere usar tarjeta de crédito. También se puede usar dinero virtual como bitcoins o criptomoneda.
“Lo tenés ahí nomás: en tu teléfono, en tu casa. Podés jugar a cualquier cosa en cualquier momento. Lo que hace es facilitar el apego a una determinada práctica. Todo lo que es virtual se nos acerca. No es que lo vamos a buscar. La tecnología va más rápido que nosotros”, manifestó Coletti.

Una adicción patológica


“Llevo 8 años, 3 meses y 26 días sin jugar”, se enorgullece Gabriel que tiene 35 años y que tentró por primera vez a una sala de juegos a los 15.
Gabriel contó que el problema surgió en la adolescencia, cuando vivía con sus padres: “Estudiaba, entre comillas, iba al psicólogo, entre comillas. Es una adicción. Te da adrenalina. Me daba cuenta que estaba mal pero no podía parar. Es como cualquier enfermedad. Con ayuda, se puede salir”.
Desde hace 11 años, Gabriel vive en Bariloche, donde impulsó el grupo Jugadores Anónimos en 2018. En este momento, unas 14 personas participan del grupo de autoayuda.

El joven consideró que la primera señal de alarma para identificar que existe un problema es cuando la persona miente para jugar. “Eso significa que algo no está andando bien. Y muchas veces, el justificativo es ‘fueron solo unos pesos´. Pero en las apuestas, no importan los montos”, señaló.
Las consultas, plantean los profesionales, llegan a los consultorios demasiado tarde. Por lo general, cuando la gente ya registra serios inconvenientes con el dinero o acumula deudas.


“Pasan muchos años hasta que piden ayuda. A veces, no consultan nunca. Llegan cuando la familia está harta y no quieren ayudar más y quedan muy solos. Es difícil tratarse en esas condiciones”, reconoció Coletti.
Por lo general, el ludópata piensa que lo pueden resolver solos y resiste un tratamiento que, según los especialistas, debe ser intensivo y debe abordar no solo al paciente sino también a su familia.
“Generalmente, el jugador viene por la preocupación de la familia porque él no tiene registro de la gravedad. En un año, año y medio, la situación cambia radicalmente porque empieza a hablar de la historia familiar, los problemas, se conectan cosas”, detalló Coletti.


Cómo hacerle frente a la apuesta online

En Jugadores Anónimos Bariloche, el planteo del grupo de autoayuda es “solo por hoy”. Gabriel contó que hay gente con 20 años de tratamiento: “Lo principal es que uno sienta que no tiene más ganas de jugar. Si no estás convencido de que el juego te hace mal, seguís y seguís”.  

Para quienes no logran dejar de apostar online, recomendó: “Al estar encerrado, lo ideal es dar de baja las tarjetas de crédito o dárselas a tu pareja. Nuestra droga es el dinero así como para el alcohólico es la bebida y para el narcótico, la droga. Sin dinero, uno no puede jugar”. 


La asistencia de Entrelazar

La vinculación de Coletti con los jugadores compulsivos fue, de alguna forma, casual. La psicoanalista trabajaba en una fundación en forma gratuita y recibía gran cantidad de personas con problemas de juego.

“En el 2006 escribí un libro sobre todo lo que vi ahí (“La adicción al juego, ¿No va más?”) y armé una institución que se dedica exclusivamente a eso. Recibimos consultas, hacemos seminarios, investigación”, contó la fundadora de Entrelazar, un centro de investigación y asistencia de la adicción al juego de orientación psicoanalítica.

El teléfono de Jugadores Anónimos Bariloche es (0294) 154 24-4041.

La página web de Entrelazar es https://www.entrelazar.com.ar/.


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