Pandemia y crisis de consenso en el MPN
La mayoría de los intendentes de las siete localidades incluidas en la fase de ASPO le dieron la espalda al paquete de medidas anunciado por el gobierno provincial.
El gobierno de Neuquén no consigue hacer pie. Omar Gutiérrez y su círculo íntimo se enfrentan a una situación delicada en medio de las complicaciones provocadas por la pandemia: un estado de anomia, ejercido por una hastiada sociedad que se niega a cumplir medidas de prevención, y que expone el modelo personalista del gobernador a una fuerte crisis de autoridad y consensos, que alimentan la interna del MPN.
La mayoría de los intendentes, de las siete localidades incluidas en la fase de Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), le dieron la espalda al paquete de medidas anunciado por el área de Prensa del gobierno provincial y muy poco explicado por el jefe de Gabinete, Sebastián González, que no consigue afianzarse como vocero del Ejecutivo.
El jefe comunal de Neuquén capital, Mariano Gaido, junto a Javier Bertoldi de Centenario, fue uno de los que adhirió a una resolución que pareció extender, en forma inconsulta, una medida propiciada por él mismo el pasado fin de semana largo. La austeridad oratoria con la que se plegó a la decisión provincial quedó casi en sintonía con la negativa de los otros municipios y dejó al descubierto la falta de consulta con la que Gutiérrez trabajó en la norma.
Los intendentes pueden excusarse diciendo que no fueron convocados a conversar las nuevas restricciones y que son ellos los que están cara a cara con los vecinos. Pero no está dentro de sus facultades como funcionarios públicos desobedecer, primero, un de decreto nacional y, segundo, una medida provincial. El colapsado sistema de salud, en el que se justificaron las decisiones, no está a su cargo y no tienen injerencia ni responsabilidad en él, por lo tanto el rechazo termina por agravar la crisis a la vista de todos.
Otra discusión distinta pasa por analizar si las medidas, con eje en lo sanitario, son excluyentes. Pero ese debate no anula sus responsabilidades como funcionarios públicos. La neurocirujana Miriam Vicente, casada con el vicegobernador Marcos Koopmann, hizo pública su opinión sobre las medidas de restricción social y generó otro fuerte malestar político por segundas interpretaciones, pese a sus pergaminos profesionales. El punto, que ventiló esa situación, tiene que ver con cuáles son las alternativas y las decisiones más efectivas en este momento, si es que las restricciones no lo son.
Parece existir un atascamiento de ideas que no permiten salir de la dicotomía entre salud y economía, tan cómoda para la grieta política. En la Legislatura promovieron que se amplíen y se exploren nuevos tratamientos para el covid, pero el tema no consiguió continuidad. También resta entender cómo interpelar el hartazgo social y la falta de empatía. Para todo parece necesario recurrir a ideas nuevas o, por lo menos, de consenso.
Parece existir un atascamiento de nuevas ideas que no permiten salir de la dicotomía entre salud y economía, tan cómoda para la grieta política.
El gobernador consiguió algo de respiro con la visita del presidente Alberto Fernández a Loma Campana para lanzar el nuevo plan de subsidios para la producción de gas: Plan Gas 4. Sin embargo, la foto también fue bastante parecida a la realidad política que enfrenta: a diferencia de otros anuncios en Vaca Muerta, el MPN quedó en segundo plano. Pese a que el coronavirus entibió la mística peronista, Darío Martínez le sacó brillo a la primera visita presidencial, como secretario de Energía y también como anfitrión en tierras neuquinas.
La llegada de Fernández no tuvo un gran relieve, pero dejó datos interesantes. El primero fue el guiño a la industria petrolera, vía el plan, para consolidar un acercamiento a uno de los sectores económicos clave. El segundo fue para la operadora nacional: “YPF sufrió, como sufrió el país”, dijo para diferenciarse del expresidente Mauricio Macri y dejar en claro el rol que espera de la empresa.
Una YPF activa y empoderada por Nación no es el plato que más les gusta a los gobiernos neuquinos. Sin embargo, seguramente pensarán los dirigentes locales, cuando hay crisis lo importante es comer.
Un nuevo frente para la gestión de Gutiérrez, en medio de una crisis de consenso, puede tener dos salidas: que sea el disparador para la reconstrucción de la unidad o que, definitivamente, sea la búsqueda de apuntalamiento externo.
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