De la agricultura familiar salen la mayoría de los alimentos que comemos

En el cultivo de vegetales son 1.496 personas. Cuando se revisa la producción de carne, el sector representa a 9 de cada 10 trabajadores.

La mitad de la verdura que llega a los hogares en Río Negro y Neuquén tiene origen en la cultura del trabajo de la agricultura familiar. Son 1.496 personas, de un total de 2.952, las que están registradas bajo esta calificación. Si el foco se pone en la producción animal, las familias representan un 91% del mercado. Así lo relevó un informe elaborado por profesionales del Centro Regional Patagonia Norte del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar Región Patagonia del INTA.

Se identificó a partir del Registro Nacional Sanitario de Productores Agropecuarios (Renspa) del Senasa y de la Agencia Federal de Ingresos Públicos (AFIP).

El médico veterinario Leandro Celestre, referente de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena del Senasa en Patagonia Norte, definió que esta práctica se caracteriza por aspectos que son socioeconómicos, no solo productivos: “La mano de obra esta dada principalmente por la familia, puede llegar a incorporar mano de obra temporaria, vive donde produce o está en la cercanía, y generalmente de lo que produce parte lo consume y otra parte lo destina a la venta”, indicó.

También que por lo general es una producción diversificada, sustentable, y cuya actividad es donde deriva la mayoría de los ingresos para la familia.

El profesional mencionó que entre las ventajas de la agricultura familiar está el generar arraigo porque las personas viven en ese lugar o cerca. Asimismo garantiza seguridad y soberanía alimentaria y territorial.

“Hace que esas familias tengan sus requerimientos alimentarios cubiertos. Además es generadora de trabajo y de desarrollo local. Son con cadenas cortas de comercialización, y el consumidor sabe quién lo produce y cómo lo hace”, apuntó.

En relación con el informe estadístico Celestre ponderó que permitió visualizar la importancia de estos productores en la Patagonia Norte.

Dijo que desde 2016 se viene haciendo el informe “y los datos vienen muy parejos”. Su relevante participación se ve también en toda la Argentina. “A nivel país la agricultura familiar representa el 70% y producen el 63 % de lo que consumimos”, contextualizó Celestre.

Casi 10 mil hectáreas

Según el informe, en producción vegetal en Río Negro hay 1194 productores de agricultura familiar y 311 de Neuquén, que cubren una superficie de 9.602 hectáreas.

Esta población registrada produce el 92% de las aromáticas, 91% de cultivos industriales, 74% de hortalizas, 73% de oleaginosas, 55% de forrajes, 46% producciones forestales, 43% producciones frutícolas, 42% de plantas ornamentales y el 17% cereales.

En lo que es producción ganadera el 91% de las personas que producen en la región norpatagónica pertenecen a la agricultura familiar, es decir, 11.739 personas de un total de 12.879 que están registradas. Hay 7066 productores en Río Negro y 4699 en Neuquén de agricultura familiar. Generalmente son productores de más de una especie.

Granja en marcha

Raúl se dedica a la producción de pollos desde años. Todo el proceso lo realiza con su familia en Plottier. Foto: Florencia Salto.

Raúl Paredes es uno de los productores con este perfil. Tiene un emprendimiento de pollos parrilleros desde hace casi 20 años. Las tareas las hace con su señora Beatriz Grana y su hijo Leandro Paredes. Su producción está en China Muerta y cuenta con el acompañamiento del Centro Pyme ADENEU.

“Es mi actividad principal y única. Aposté a la granja. Tengo algunos cerezos y lechones, pero lo que me mantiene en el año son los pollos. El resto es un complemento”, contó.

Hoy su canal de comercialización es exclusivamente con venta a domicilio. “En WhatsApp recibimos los pedidos y dos veces por semana llevamos pollo a Neuquén capital”, expresó.

La faena la hace en el matadero de China Muerta. “Unos 120 pollos por semana”, comentó.

Reflejó que, el manejo de la producción, es todo familiar. “Cuando se necesita alguien más se llama. Hay una persona que desde hace un tiempo está fijo”, amplió.

Paredes explicó que su señora se encarga de todo lo que es la comunicación con los clientes. Después su hijo de 21 años tiene a cargo el delivery del reparto de los pollos.

“Todo a base de pollo. Como nos pide el cliente se lleva. Pidan milanesa, deshuesado, pata muslo, trozado, para la parilla, lo que sea. Hay una variedad de gustos”, describió.

Hortalizas, un refugio

Una de las actividades con gran proporción de agricultura familiar es la horticultura. Es el caso de Margarita Néndez y Alfredo Condori de Plottier que desde hace ocho años apostaron por trabajar la tierra. Néndez contó que junto a su suegros tienen en producción tres hectáreas de hortalizas. “Somos cinco adultos en total que las trabajamos”, apuntó.

Contó que sus tres hijos colaboran con algunas labores durante la cosecha.

También reveló por qué optaron por producir hortalizas: “Nunca había trabajado la tierra hasta que conocí a mi pareja. Él trabajaba en la construcción, salía el día entero y llegaba a la noche y no compartíamos mucho. Como mis suegros estaban en las chacras decidimos trabajar ahí. Nos servía para nuestro consumo y para trabajar”, expuso.

En la chacra donde están ya llevan tres temporadas. Es alquilada. El riego es por surcos y tienen almácigos. Lo que producen es para su autoconsumo y venden en las ferias de Plottier. También hacen reparto a domicilio los fines de semana.

En su tierra hay tomates, berenjenas, morrones, ajíes, repollos, maíz, remolacha, rúcula, lechuga, cebollita de verdeo, puerro, ajo, lechuga, por mencionar algunas.

La mitad de los trabajadores de los cultivos en Río Negro y Neuquén pertenecen a la agricultura familiar. Foto: Florencia Salto.

Cuatro décadas criando chivas en Río Colorado

Hilda de la Cruz es conocida por todos los vecinos de Río Colorado. Desde hace 40 años está en la localidad como productora caprina.

“Llegué con mis hijos hace muchos años acá. No quiero bajar todavía los brazos”, dijo con fuerza Hilda que marca esa actividad como parte de su vida.

“Mis abuelos, tatarabuelos vivían de los animales. Vengo de hacer queso, de ordeñar la vaca. Parte de mi familia están en la cordillera de Neuquén”, contó la productora.

El desafío de la actividad Hilda no duda en señalar que es el alimento de los animales.

“El forraje está muy caro ahora. A veces te atrasas en engordar a algún animal porque no se consigue. Tuve que vender las vaquillonas para comprar forrajes porque me veía complicada para poder alimentar a todos”, apuntó.

Tendrá un alivio en las próximas semanas. “Ahora tengo cuatro hectáreas de alfalfa sembrada y para fin de mes ya puedo empezar a cortar”, expresó. La siembra la hizo uno se sus hijos.

Dijo que en este momento tiene 140 cabras “madres grandes que están en este momento en parición. Trato que no les falte comida”, expresó.

Relató que llegó a tener hasta 1600 hembras. Incluso tenía huerta y otros animales cómo pavos, lechones y conejos.


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