La devaluación complica el lanzamiento del Plan Gas 4
La disparada del dólar abre aún más la brecha entre las tarifas que abonan los usuarios y el precio que desde el gobierno se buscaba garantizar a las empresas para que vuelvan a perforar. Desde Nación se trabaja contrarreloj para evitar más importaciones el invierno entrante.
Si en el segmento del gas se aplica hace tiempo la teoría de la sábana corta entre las necesidades de los productores y la limitación de los usuarios, la devaluación del peso que se impuso en los últimos días con la aplicación de un nuevo impuesto al dólar, complica aún más el lanzamiento del nuevo plan de estímulos a la producción, conocido como el Plan Gas 4.
Como si el escenario del gas no fuera ya complicado, desde las distribuidoras, con Metrogas a la cabeza, se anunció que no estarían en condiciones de poder hacer frente al costo del gas que adquieren, una medida que ahora se verá agudizada porque las tarifas están en pesos y el producto en dólares.
Este descalce es el que además complica los cálculos que se venían haciendo para tratar de lanzar a contrarreloj el plan gas 4, dado que ahora el Estado deberá contar con más pesos para cubrir la diferencia entre el valor que abonan los usuarios y el techo que proponía el nuevo plan como incentivo para que las operadoras vuelvan a perforar pozos que limiten las importaciones.
Una de las alternativas que se barajan es que se autorice una suba en la tarifa del gas, algo que permitiría además sortear la crisis abierta entre las distribuidoras y las productoras.
Pero se trata de un planteo que representa el choque entre los sectores del gobierno nacional, dado que las tarifas están en manos del interventor del Enargas, Federico Bernal, quien como representante del ala cristinista del gobierno, es difícil que apoye una suba tarifaria.
Mientras el segmento del gas cruje y amenaza con quebrarse, desde el mismo gobierno nacional se reflotó el proyecto para realizar un costoso gasoducto que una Vaca Muerta con el sur de Brasil.
Se trata de un plan que no sólo es desaconsejado por los consultores que contrató para su evaluación YPF, sino que además en el actual cuadro de crisis del segmento, con casi un año sin realizar nuevos pozos y una caída en la producción que promete agudizarse si no se toman medidas, plantear un gasoducto a Brasil es casi como debatir el tipo de tejas que llevará un edificio cuando aún no se comenzaron a construir sus cimientos.
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