Toma de tierras y aporofobia
Roberto Samar*
Cuál es la diferencia entre un terreno ocupado por un barrio privado, un multimillonario que usurpa el acceso a un lago o un terreno tomado por vecinos en situación de pobreza?
Que los últimos tienen vulnerado su derecho a la vivienda. Un derecho esencial para vivir establecido en nuestra Constitución nacional.
Según Amnistía Internacional, “en Argentina, uno de cada tres hogares tiene problemas de vivienda. De esos cuatro millones de hogares, se necesitan construir 1,5 millones de viviendas y el resto son casas ya construidas pero que tienen problemas de calidad, falta de servicios básicos o hacinamiento”.
Sin embargo, nuestra mirada está atravesada por una mirada clasista.
El discurso de la meritocracia cala hondo, mientras se reproduce y fortalece en los medios masivos de comunicación concentrados y en la industria del entretenimiento.
En buena parte del sentido común, la justificación y complacencia será para los poderosos. Las miradas punitivistas y violentas las padecerán los grupos históricamente vulnerados.
El trasfondo de la forma dominante de ver la realidad podría interpretarse desde la relación de las categorías de verdad y poder. Las acciones de los sectores privilegiados y poderosos se legitiman socialmente, se naturalizan, se imponen como verdaderas.
En ese marco, otra característica presente y naturalizada es la aporofobia. La filósofa española Adela Cortina definió al término “aporofobia” como el miedo y rechazo hacia las personas en situación de pobreza. Para Cortina, la aporofobia es un atentado contra la dignidad humana. Pero también como un atentado contra la democracia, porque una gran clave de la democracia es la igualdad.
A modo de ejemplo: a buena parte de la población no les molesta que personal de seguridad privada del multimillonario Joseph Lewis impida ingresar a Lago Escondido pero paralelamente se indigna y llena de odio si un trabajador subocupado oriundo de un país limítrofe desarrolla una vivienda precaria en un terreno sin escritura.
Para cuantificar y pensar localmente la aporofobia. Según el Mapa Nacional de la discriminación del INADI: 85 de cada 100 personas percibe que en la Argentina se discrimina mucho o bastante a las personas pobres. Asimismo, el mismo informe señala que la pobreza es la principal discriminación presenciada y sufrida.
Sin embargo, este tipo de discriminación es una de las situaciones menos denunciadas, probablemente, por la naturalización de esas violencias.
Según el programa de Naciones Unidas para el desarrollo, a nivel mundial “la desigualdad de ingresos está en aumento -el 10 por ciento más rico de la población se queda hasta con el 40 por ciento del ingreso mundial total, mientras que el 10 por ciento más pobre obtiene solo entre el 2 y el 7 por ciento del ingreso total”.
Una democracia más plena necesita de miradas inclusivas. Que cuestionen las injusticias e inequidades, y los discursos de odio que las legitiman.
* Licenciado en Comunicación social UNLZ, profesor de la UNRN
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