Médica de Neuquén pide al hospital de Allen que le dé a una chance a su abuela
La especialista asegura que a su abuela "la están dejando morir" en el centro de salud de esa localidad.
Fernanda Saracco es pediatra del Hospital Castro Rendón de Neuquén, por una situación familiar vivió en primera persona el colapso del sistema de salud de la provincia de Río Negro.
Su abuela de 83 años, tiene covid-19 y desde hace 10 días está internada en el hospital de Allen. Hasta el viernes utilizaba una bigotera con oxígeno, pero su situación se complicó durante el transcurso del fin de semana. Una médica clínica de ese centro de salud le comunicó que necesitaba un respirador, le pidió a su colega de Neuquén -nieta de la paciente- que le ayudara a conseguir una cama y un respirador artificial porque ya no había lugar disponible para su atención.
Fernanda se comunicó con todas las personas que tuvo a disposición para obtener el desesperado pedido, que llegó a manos de los principales funcionarios de la cartera de Salud de ambas provincias. También comentó que su madre intentó comunicarse con la intendenta de la localidad.
Saracco agregó que no hubo respuestas al pedido y que es muy difícil poder comunicarse con el hospital. “No la intubaron todavía. Están dejando que se muera básicamente”, dijo.
La pediatra contó que ayer la médica clínica que la vio a la mañana “me pidió por favor que yo la ayudara a conseguir una cama”. A la tarde, habló con otra médica que entró más tarde y le dio a entender que no iba a hacer mucho para que a su abuela le encontraran un lugar. “Ella consideraba que los respiradores son para otras personas y que no consideraba que mi abuela pueda tener la posibilidad de un respirador”, explicó Fernanda.
“Si se muere, yo quiero que esto se sepa”, subrayó la médica neuquina. Agregó que se trata de un sistema de salud «que está deteriorado hace muchos años porque no tienen respuestas para un montón de cosas”. Por ejemplo, señaló que en Neuquén aceptan atender a los niños con cáncer de Río Negro para evitar que sean derivados al Garraham de Buenos Aires.
“No me entra en la cabeza -más allá de que es mi abuela- cómo dejar a una persona con oxígeno, que se ahogue y que se muera. Y más sabiendo que en algunos lugares hay camas y no darle la chance”, concluyó.
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